Aquí yace…

Fred Astaire y Rita Hayworth

«Aquí yace un campeón olímpico de la estupidez (1ª ac. RAE), que habiendo siendo miembro de la Academia, no concedió una docena de Oscar a Fred Astaire».

El de arriba podría ser el epitafio de varias generaciones de miembros de la Academia que fueron incapaces de conceder un Oscar a un actor maravilloso, el mejor bailarín de la historia del cine (de la otra también), un cantante excepcional, un cómico de campeonato, uno de los generadores de sueños y gozo más potentes de la historia.

Para arreglar el desaguisado, en 1950 le dieron un Oscar honorario…


Hicisteis lo mismo con Chaplin, con Keaton.

A John Wayne le llegó justo antes de sonar la campana.

A Cary Grant ni puñetero caso, que le den morcilla.

Memos, lerdos. Campeones olímpicos de la estupidez (*)

(*)

estupidez.

(De estúpido y -ez).

1. f. Torpeza notable en comprender las cosas.

2. f. Dicho o hecho propio de un estúpido.

______________

Fred Astaire, te doy 24 Oscar.

Gracias por ser tan elegante, tan caballero, tan generoso.

Como cuando, con Ginger en el 67, entregaste estatuillas a Robert Bolt y Claude Lelouch

They Can’t Take That Away From Me. Gracias, por hacer esto en 1937, en la inolvidable Shall we dance?  y subirnos a un globo cada vez que os vemos

They Can’t Take That Away From Me. Gracias por tener ese brillo en la mirada, por volar nuevamente con Ginger, del blanco y negro al color, en el 49, doce años después de invitarla e invitarnos: Shall we dance?

Por propiciar, Fred, que la mirada de Ginger sea un discurso inolvidable.

They Can’t Take That Away From Me.

Yes, you can trust, Fred: they don’t, they won’t do.

Cheek to Cheek

Suscríbete a la revista FilaSiete

Salir de la versión móvil