Berlanga y una caja por abrir
Berlanga y una caja por abrir
SALA DE MÁQUINAS

Berlanga y una caja por abrir

En 1921, un 12 de junio, nacía en Valencia Luis García-Berlanga Mar­tí. Para mí, es el director es­pa­ñol más brillante. Hijo de un po­lítico del partido Unión Republi­ca­na, integrado en el Frente Popular, Berlanga se alistó en la División Azul. A su vuelta, ingresa en el curso fundacional del Instituto de Investigaciones y Experiencias Ci­nematográficas, más conocido co­mo Escuela Oficial de Cinematogra­fía, en 1947. Estrena Esa pareja feliz, su primer largometraje codirigido con Juan Antonio Bardem en 1951. Le siguen quince películas más: Bienvenido, Míster Mar­shall (1953), Novio a la vista (1954), Ca­labuch (1956), Los jueves, milagro (1957), Plácido (1961), El verdugo (1963), Las pirañas (1967), ¡Vi­van los novios! (1970), Tamaño na­tural (1973), La escopeta nacional (1978), Patrimonio nacional (1981), Pa­trimonio Nacional III (1982), La va­quilla (1985), Moros y cristianos (1987), Todos a la cárcel (1993) y Pa­rís-Tombuctú (1999).

En 2008, dos años antes de morir y ya enfermo, depositó en la Caja 1.034 del Instituto Cervantes de la ma­drileña calle de Alcalá un sobre que pidió fuera abierto al cumplirse su centenario.

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En 1953 ganó el premio a mejor co­media en Cannes con Bienvenido, Mís­ter Marshall. Su cine atravesado por una mirada humorística muy par­ticular afronta las esencias de la vi­da española con un talento muy lla­mativo, especialmente hasta la muer­te de Franco, como él mismo ma­nifestó. Berlanga dirige muy bien a sus actores y tiene un don pa­ra las situaciones dialogadas. La po­tencia de películas como El verdugo es extraordinaria.

FilaSiete comienza su año 22 de tra­vesía. Estamos muy agradecidos por la ayuda que nos ha concedido la Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico de la Junta de Andalucía. También por el apoyo de la Fundación Caja Ru­ral del Sur y de la Fundación de Cul­tu­ra Andaluza. Como es lógico que­re­mos sumar muchos suscripto­res que lleguen de la mano de nuestros que­ridos lectores en este año que afron­tamos con optimismo y ga­nas de vivir. Que el pesimismo no lleva a ninguna parte y es bastan­te aburrido. Nos apuntamos al espíritu de ese alcalde inolvidable de Bienvenido, Míster Marshall.

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