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El buen nombre, una historia bengalí de amor en Nueva York

Estrenada el pasado 25 de mayo, El buen nombre de Mira Nair está basada en la novela de Jhumpa Lahiri, una escritora india afincada en los EE.UU., que narra la historia de una joven pareja bengalí que después de una boda pactada se instala en Nueva York. El matrimonio tendrá dos hijos que, cuando crecen, se encontrarán en la disyuntiva de integrarse en la que ya es su cultura o conservar las tradiciones de sus padres.

Abarcando dos generaciones, englobando dos culturas en conflicto y dos formas de vida muy diferentes que entran en colisión sólo para, posteriormente, entretejerse amorosamente, El buen nombre trata sobre una pregunta cuya pertinencia es inminente: ¿Qué significa ser una familia norteamericana?

Mira Nair (La feria de las vanidades, La boda del Monzón) lleva a la pantalla una versión de la novela de Jhumpa Lahiri, un drama familiar que se ocupa de un tipo de familia norteamericana extremadamente diferente: los Ganguli, que llegaron a los EE.UU. procedentes de la India con el fin de experimentar un mundo de oportunidades ilimitadas -sólo para hacer frente a los peligros y la confusión que acarrea tratar de crear una vida que tenga significado dentro de una nueva sociedad desconcertante.


Apenas celebrado su matrimonio pactado, Ashoke (Irrfan Khan) y Ashima (Tabu) toman un avión que les lleva desde la achicharrante Calcuta a la gélida Nueva York, donde dan comienzo a su nueva vida juntos. Virtualmente desconocidos el uno para el otro, su relación da rápidamente un giro cuando Ashima da a luz un hijo. Presionado para que le dé pronto un nombre, Ashoke se decide por Gogol, como el famoso literato ruso -un nombre que sirve de enlace con un pasado secreto y, así lo espera Ashoke, un mejor futuro.

Pero la vida no resulta tan fácil para Gogol como sus inmigrantes progenitores pudieran desear. Como adolescente americano de primera generación, Gogol (Kal Penn) debe aprender a caminar por la delgadísima línea que separa sus raíces bengalíes y los derechos que le otorga haber nacido en América en busca de su propia identidad. Mientras Gogol trata de ser artífice de su propio destino -rechazando el nombre recibido, saliendo con una muchacha americana rica (Jacinda Barrett), dirigiendo sus pasos a estudiar arquitectura en Yale- sus padres se aferran a sus tradiciones bengalíes. Pero sus caminos siguen cruzándose con consecuencias que son, a la vez, cómicas y dolorosamente reveladoras… hasta que Gogol comienza a ver los vínculos existentes entre el mundo que sus padres dejaron atrás y el nuevo mundo que se abre delante de él.

Para Mira Nair, la historia del amor de Ashoke y Ashima es parte central de los temas de El buen nombre: «Su historia de amor es profunda aunque nada convencional», asegura la directora. «Cuando se casan, son unos completos desconocidos y luego les vemos enamorarse lentamente con el paso de los años. Su amor no consiste en decir ‘te amo’ docenas de veces al día ni en enviarse tarjetas, sino que se capta en la forma como se miran mutuamente. Es un amor que puede estar envuelto en corrección pero que en el fondo es ardiente, apasionado, lleno de humor y vertiginoso como cualquier idilio entre jóvenes de hoy en día».

Para interpretar a Ashima, Nair eligió a Tabu: «Es, en mi opinión, una de las más grandes actrices de la India además de una intérprete constantemente valiente”, dice Nair. «Es una de las pocas actrices a las que creo capaces de transformarse en una encantadora, vivaz y revoltosa muchacha de 23 años, y acto seguido trasladar todo ello a la gravedad y dignidad de una mujer de 48 años que ha experimentado el nacimiento, la muerte y todo lo que hay en medio».

Para Tabu, la atracción inicial de El buen nombre consistía simplemente en la oportunidad de trabajar junto a Mira Nair por primera vez. «Siempre había querido hacer algo con ella», asegura la actriz, «por lo que me alegró una enormidad que se dirigiera a mí para interpretar el papel de Ashima. Yo ya había leído el libro y sabía que la experiencia resultaría maravillosa porque el personaje es tan importante para la historia y pasa por un abanico tan amplio de emociones y experiencias». Aunque Ashima acaba abandonando la India y viviendo como una americana de urbanización -un camino diferente al suyo- Tabu pudo fácilmente establecer una relación con ella. «Es tan verdaderamente india de corazón que no me costó nada identificarme con ella», explica. «Yo no soy una emigrante pero siempre me he preguntado cómo logra la gente realizar esas increíbles transiciones y partidas, trasladándose a un nuevo país donde todo es tan distinto, donde la familia, el matrimonio, todas las instituciones se rigen por normas diferentes. Uno tiene que crear para uno mismo una realidad completamente diferente, algo que resulta muy difícil de hacer y francamente interesante de imaginar. Ashima es una mujer muy india pero debe hallar una forma de crear una familia en los Estados Unidos sin perderse a sí misma».

Para el papel del devoto esposo de Ashima, Ashoke, Nair eligió a la celebrada estrella india Khan. Su papel exigía una sutileza emocional inusitada que Khan parecía haber dominado. «Es un grandísimo actor; y lo que es más, entre él y Tabu hubo una extraordinaria química. Creo que uno de los rasgos más notables de sus respectivas actuaciones es que realmente se percibe en cada escena cómo su amor se va haciendo más profundo y que ellos captan de una manera hermosísima las emociones tan íntimas y contenidas de los personajes», observa Nair.

Dotar de una fuerza tranquila a un hombre tan introspectivo y taciturno era una empresa intrigante para Khan. «Ashoke es alguien que no habla de sus sentimientos», observa Khan. «Se guarda todo para sí y su aspecto exterior siempre es muy calmado aunque es mucho lo que se cuece en su interior. Luego ése era el gran reto: dejar que los espectadores vieran lo que pasa dentro de Ashoke sólo con su mera presencia. Siempre he creído que éste es el tipo de personaje que crece dentro de uno en el transcurso de la película».

De especial inspiración sirvió a Khan trabajar con Kal Penn, que interpretaba a su hijo. «Kal es un actor fabuloso que trabaja con sus instintos y eso es lo que me gustaba de él; es muy espontáneo por lo que trabajar junto a él era una sorpresa constante», asegura. A medida que la producción avanzaba, hasta llegó a emocionarse con la mayoría de edad de su hijo en la pantalla. «Kal guía a su personaje a través de una evolución riquísima, adentrándose en la inmensa ira que domina a Gogol y, por medio de ella, en su reconciliación con Ashoke«, comenta. «Para mí su evolución fue muy conmovedora».

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