Grandes clásicos de la historia del cine
Hay películas que se quedan en la retina del espectador para toda la vida. Y muchas de ellas han servido de inspiración (si no de imitación) para directores, guionistas y actores. Destacamos en este artículo algunos de esos clásicos que forman parte del Olimpo de la historia del cine.
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Luces de la ciudad (Charles Chaplin, 1931)
Primera cinta sonora de Chaplin, definida en los propios títulos de crédito como una comedia romántica en forma de pantomima. Después de una divertida presentación de Charlot, en este caso vagabundo, asistimos al encuentro lleno de equívocos con la chica ciega, una de las secuencias mejor planificadas del cine… Lee aquí la crítica de la película
Lo que el viento se llevó (Victor Fleming, George Cukor, Sam Wood, 1939)
Un drama de época, con 238 minutos de duración, que narra la vida de la bella y egoísta Scarlett O’Hara (Vivien Leigh) en plena Guerra de Secesión (1861-1865) estadounidense. Scarlett, enamorada del prometido de su prima, conoce a Rhett Butler (Clark Gable), un vividor que no tiene intención alguna de participar en la contienda y que solo desea hacerse rico… Lee aquí el making of de la película


Casablanca (Michael Curtiz, 1942)
Hay una alta concentración de talento en esta cinta del maestro Curtiz producida por Hal Wallis. Siempre que vuelvo a verla me quedo sin aire, como el pobre Rick–Humphrey Bogart, cuando entra en el Rick’s Cafe Americain una mujer llamada Ilsa–Ingrid Bergman, iluminando todo a su paso, como si llevase una bombilla dentro… Lee aquí la crítica de la película
Ser o no ser (Ernst Lubitsch, 1942)
Imagínese que está en 1942 en plena Guerra Mundial, y se estrena una película que se toma a broma a Hitler y a sus esbirros. Y ahora, para llevar las cosas más al extremo, imagine que la película la ha dirigido un judío nacido en Berlín y nacionalizado estadounidense que hace chistes sobre campos de concentración, y que en la primera escena aparece Adolf Hitler paseándose tranquilamente por las calles de Varsovia… Lee aquí la crítica de la película
¡Qué bello es vivir! (Frank Capra, 1946)
En plenas fechas navideñas, George Bailey, un honrado y modesto ciudadano que siempre ha ayudado a sus vecinos, intenta suicidarse para evitar el escándalo que se va a producir debido a la desaparición de una importante suma de dinero… Lee aquí la crítica de la película


Ladrón de bicicletas (Vittorio De Sica, 1948)
Con actores no profesionales (aunque el casting fue muy cuidadoso), De Sica logra un retrato de la Italia de la posguerra pintado por un niño que ve partirse en mil pedazos el pedestal donde tenía subido a su padre, un pobre hombre que tiene que robar para poder seguir viviendo… Lee aquí la crítica de la película
Eva al desnudo (Joseph L. Mankiewicz, 1950)
Mankiewicz empieza de manera magistral un relato retrospectivo sobre la codicia y la ambición, a la vez que retrata el mundillo teatral de forma inolvidable con sus egos, sus máscaras, sus grandezas y miserias. La película fue la gran triunfadora de la 23º edición de los Oscar con seis galardones (película, director, guion, actor secundario –George Sanders-, sonido y vestuario -la gran Edith Head, ganadora de ocho Oscar-)… Lee aquí la crítica de la película
Los siete samuráis (Akira Kurosawa, 1954)
La historia se sitúa en el Japón del siglo XVI y toma como de partida una aldea de campesinos que es repetidamente atacada y saqueada por una banda de forajidos. Este conflicto fuerza a que una representación de los campesinos decida viajar a la ciudad para contratar a varios samuráis que les protejan. A pesar de que el único salario es comida y techo, varios se van incorporando hasta formar un grupo de siete que finalmente se dirige a la aldea para protegerla… Lee aquí la crítica de la película


Testigo de cargo (Billy Wilder, 1957)
Seis nominaciones al Oscar sumó esta película (incluyendo película y dirección, increíble que no se llevara ninguno) en la que un joven es acusado del asesinato de una rica anciana con quien mantenía una relación de amistad. El presunto móvil del crimen era la posibilidad de heredar los bienes de la difunta. A pesar de todas las pruebas en su contra, un prestigioso abogado criminalista se hace cargo de su defensa.
El verdugo (Luis García Berlanga, 1963)
Esta sátira grotesca, mezcla de humor y tragedia, es una de las mejores películas de Berlanga. Más que alegato contra la pena de muerte, es una crítica al aburguesamiento de una sociedad acomodaticia que sería capaz de abdicar de sus principios y asumir el papel de asesino legal con tal de no perder sus privilegios… Lee aquí la crítica de la película
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