El Corredor del Laberinto
El Corredor del Laberinto

Diseño de producción El Corredor del Laberinto

Diseño de producción El Corredor del Laberinto | Un recorrido sobre el trabajo de Marc Fisichella en esta película.

Desde los muros del Laberinto, cubiertos de frondosa vegetación, hasta la artesanal configuración del campamento de los Gladers, el equipo de diseño de producción de la película insufló vida a la película. El Claro y el Laberinto se recrearon en localizaciones muy funcionales que posteriormente se realzaron con efectos visuales.

Tal y como los concibieron el director Wess Ball y el diseñador de producción Marc Fisichella, los gigantescos muros del Laberinto resultan modernos y antiguos a la vez. Las plantas trepadoras de la elevada estructura y sus aparentemente vacías galerías esconden una amenaza que aterroriza incluso a los Gladers más curtidos y veteranos. Las furtivas criaturas a las que los chicos llaman Grievers, aunque en realidad ninguno ha visto una, acosan a los que permanecen demasiado tiempo en el Laberinto. Eso implica que los chicos deben salir del Laberinto antes de que sus muros se cierren porque nadie puede sobrevivir allí durante toda una noche.

- Anuncio -

Fisichella habla sobre el diseño y la construcción del funcional set del Laberinto. “En la película aparecen muchas partes del Laberinto y, por supuesto, estábamos muy limitados respecto a todo lo que podíamos crear realmente. Ideé un concepto modular. Reestructuramos el set y creamos diferentes galerías e intersecciones que cumplían en buena medida con la función de bloqueo que plantea la historia. Mediante diferentes capas de vegetación, plantas trepadoras y otros elementos, pudimos cambiar su aspecto lo suficiente como para poder vender la idea de que eran diferentes partes del Laberinto”.

“Los muros del Laberinto que construimos tenían unos 5 metros de altura porque estábamos limitados en cuanto a la envergadura de lo que podíamos montar en la plataforma, y además nos permitía el espacio suficiente para la iluminación en la parte superior. Los efectos visuales aumentaron la altura de los muros hasta unos 30 metros”señala el diseñador.

Uno de los principales trabajos de ingeniería del Departamento de Arte consistió en crear un set funcional para las puertas del Laberinto. “Cada una de las puertas medía 6 metros de profundidad y 6 de altura, con un grado de apertura de también 6 metros. Eran mecánicas, con lo cual se abrían y cerraban de verdad en el momento justo, permitiendo que los actores las traspasaran de verdad, lo cual proporciona más dinamismo a la película que si eso lo rodáramos sobre un croma azul”. Con un peso de más de 3 toneladas cada una, las puertas eran trasladadas por el equipo de efectos visuales del set. “Su instalación fue, cuando menos, un desafío, ya que lo hicimos en una zona bastante alejada de nuestro campamento base”.

Fisichella tuvo una innovadora manera de hacer que los lugares donde se cobijan los Gladers parecieran auténticos y únicos para cada uno de los personajes. “Lo último que yo quería era que todos los refugios parecieran haber sido diseñados y concebidos por una sola persona. Quería que cada uno de ellos tuviera un toque personal, así que diferentes equipos se dedicaron a la construcción de los diferentes tipos de refugio”.

Su equipo también hizo un excelente uso de los abundantes materiales de construcción que estaban a su disposición. “Más o menos, extrajimos todo lo que necesitábamos recrear del propio terreno. Era como tener nuestra propia tienda especializada en el Claro justo en el jardín de casa, lo cual nos ahorró mucho tiempo. Cada vez que necesitábamos algún elemento, simplemente nos metíamos en el bosque y lo cogíamos”.

En la historia, la Sala de Mapas es el lugar donde los Corredores vierten toda la información sobre el Laberinto que han recopilado en sus arriesgadas expediciones diarias. “Me parecía que la Sala de Mapas debía estar algo oculta y no a la vista de todo el mundo en el Claro, así que elegimos un sitio, muy hermoso y frondoso, en la profundidad del bosque”, dice Fisichella. “Allí había cierto halo de misterio cuando se instalaba la niebla. Decidimos ser pragmáticos y, tanto el interior como el exterior, rodar [en una localización de Luisiana] de manera que pudiéramos captar todos los rayos de luz que se colaban por los resquicios de las ramas y facilitar la visión del exuberante follaje a través de las paredes”.

A veces, la inspiración artística puede incluso realzar la historia original. Fisichella explica, “La pieza central de la Sala de Mapas es la mesa del mapa, que era uno de mis elementos favoritos de la película. Los Corredores se introducen en el Laberinto y regresan con notas y mapas elaborados a mano, los cuales encajan sobre esa gran mesa, y cuando consiguen que en cierta forma conecten, empiezas a ver cómo es realmente la configuración del Laberinto. Creía que para el público sería una gran oportunidad de ver la verdadera dimensión del Laberinto en formato 3D. Pensé, ‘¿no sería genial que los Gladers hicieran una maqueta del Laberinto, sin palitos ni ramitas, y que así fuera como lo documentaran?’. Y al final terminamos con esa hermosísima mesa de más de 2 metros sobre la que se emplaza una completa recreación del Laberinto, sujeta con clavos de unos 6 centímetros, e incluso se llegó a colocar una versión en miniatura del propio Claro justo en el centro. El aspecto del plano es muy primitivo, pero es como una bella obra de arte, y cuando lo despliegas sobre la mesa, puedes ver lo inmenso que es el Laberinto en realidad”.

Diseño de producción El Corredor del Laberinto: Los Grievers

En cuanto a los Grievers, las monstruosas criaturas que custodian los interminables pasillos del Laberinto, Godfrey promete algo inolvidable y terrorífico. “Lo que a todos nos gustaba de los Grievers era que son biomecánicos. Se trata de un ser biológico al que los científicos han injertado unos peligrosos engranajes, como piernas metálicas y aguijones. Son muy, muy siniestros”.

La boscosa localización del Claro, donde comenzó la fotografía principal, se ubicó en una granja de St. Francisville, Luisiana, aproximadamente a una hora de Baton Rouge. Este exuberante y remoto territorio supuso un más que amplio porcentaje de desafíos para los realizadores y el reparto. Stollman señala los principales: “Diversos tipos de serpientes venenosas, insectos, mosquitos, tábanos, calor intenso, humedad extrema, cieno, lluvia…; era algo así como que los siete pecados capitales, todos, se dieran prácticamente en un único lugar”. (Las serpientes no eran ninguna broma. El experto en serpientes del equipo se mantuvo muy ocupado quitando del set montones de ellas –desde bocas de algodón a serpientes de cascabel y cabezas de cobre, todas potencialmente letales– durante las tres semanas que estuvimos rodando allí. Tanto los actores como el equipo esquivaron cualquier tipo de desagradable mordedura, y todas las serpientes, tras relajarse en su exclusivo hotel de reptiles, fueron cuidadosamente liberadas una vez finalizado el rodaje).

Antes de iniciar la fotografía principal, Ball sometió a su joven reparto artístico a un entrenamiento de supervivencia, y una ajetreada acampada nocturna se hizo inolvidable debido a una impresionante tormenta, que se completó con espectaculares truenos y relámpagos. Godfrey cree que esa experiencia de la naturaleza “forjó un vínculo entre los actores que reprodujo lo que los personajes experimentaban en el libro”. También pensó que el lugar proporcionaba al reparto y al equipo la ocasión de hacerse verdaderamente una idea, de experimentar “la aventura de sobrevivir sin tecnología. Los personajes tienen que hacerse la comida y construirse un refugio, y tienen que cuidar unos de otros. Yo creo que es un aspecto interesante el hecho de tener la oportunidad de alejarse de la tecnología y vivir verdaderamente en estado salvaje”.

Diseño de producción El Corredor del Laberinto: la crítica de la película

Suscríbete a la revista FilaSiete