En la rueda de prensa madrileña de Encontrarás dragones le preguntamos a Roland Joffé si creía en la resurrección, porque lo suyo, con esta película, había sido algo parecido. Entre bromas, siempre con un tono muy inglés, mesurado y distendido, dijo que sí, que ahora cree en la resurrección. No es para menos, porque ha recuperado la potencia de sus mejores películas.
1986. Un director inglés de 40 años, Roland Joffé, ganaba la Palma de Oro en Cannes con La misión. En los Oscar, La misión ganó el premio a la fotografía (Chris Menges) y optó a seis premios más incluyendo película y director. Fue el año de Oliver Stone, que triunfó con Platoon.
Nacido en Londres en 1945, Joffé pertenece a una familia judía. Se educó primero en el Liceo Francés Charles de Gaulle de Londres y luego en Carmel College, el único internado judío en Europa. Sus estudios universitarios los hace en Manchester. Empieza a trabajar en televisión en una popular serie de la BBC, Coronation Street, a principios de los años 70. En 1977 logra un buen éxito al dirigir la adaptación para la televisión de la obra teatral The Spongers, dentro de la serie Play for Today. Con simpatías por las posiciones políticas de izquierda radical y agnóstico, Joffé muestra interés por la religión y temas de justicia social.
Hasta 1984 sigue trabajando en TV. Es el momento en que entra en su vida uno de los productores europeos más importantes, David Puttnam. Trabajarán juntos en una película titulada Los gritos del silencio (The Killing Fields), que cuenta la historia real de un periodista de The New York Times y su intérprete en los terribles días del genocidio a manos del Khmer Rojo en Camboya. La historia, basada en el reportaje La muerte y la vida de Dith Pran: una historia de Camboya, publicado por Sydney Schanberg en The New York Times, pone de manifiesto la grandeza de la amistad, que es capaz de superar el odio y la violencia sanguinaria y demencial. Aspirante a siete Oscar, gana tres (actor secundario, fotografía y montaje). Y 8 BAFTA, incluyendo mejor película.
Tras el nuevo éxito de La misión, también producida por Puttnam, Joffé dirige Creadores de sombras (1989). La historia, que el propio director escribe junto al guionista de Los gritos del silencio, tiene fuerza e interés y aborda un asunto muy delicado: el proyecto Manhattan y los vericuetos de su desarrollo en el desierto de Los Álamos. Otra película en la que se plantean dilemas de conciencia, que obligan a los personajes a elegir entre el camino áspero y la senda más llevadera, enfrentándose a sus demonios interiores. La película, con un Paul Newman excelente, no es bien recibida en Estados Unidos, quizás porque Joffé pone el dedo en la llaga, en una herida abierta, y porque que a los americanos no les gusta que nadie de fuera venga a darles lecciones de democracia.
La adaptación al cine en 1992 de un best seller de Dominique LaPierre, La ciudad de la alegría, supone un segundo fracaso de crítica y público. No es una mala película, pero ciertamente es dispersa y le falta brillo. Un Joffé, quizás frustrado, pierde fuerza, iniciándose un claro declive, con títulos alejados de los intereses temáticos y conflictuales del director inglés. Super Mario Bros, La letra escarlata, Goodbye Lover, Cautivos parecen simplemente encargos que Joffé asume para no quedarse en su casa. Vatel (2000) podría haber sido un cambio de ciclo, pero queda lejos del primer y mejor cine de Joffé.
Y en 2011 llega Encontrarás dragones, una película que conecta con el ciclo que forman las tres primeras películas de Roland Joffé (Los gritos del silencio, La misión, Creadores de sombra).
Desde el punto de vista temático y estilístico se puede decir que Encontrarás dragones es la película en la que confluyen de manera más clara sus señas de identidad como realizador, algo lógico si tenemos en cuenta que es la primera vez que escribe un guión original en solitario y también que llevaba 20 años haciendo películas que estaban muy por debajo del nivel que había tenido en sus comienzos como director de cine. Si buscamos claves formales en el cine de Roland Joffé hay algunas muy claras y todas están presentes en Encontrarás dragones.
Es un director cuidadoso que concede mucha importancia a la puesta en escena, al diseño de producción. El vestuario, los decorados, el maquillaje, la ambientación contribuyen a que las mejores historias de Joffé funcionen, es decir, que propician que el espectador entre en ellas con facilidad y conserve un recuerdo vivo de los momentos más emotivos.
Joffé cuida el casting, para que la calidad de los actores protagonistas se vea realzada por un reparto consistente, donde los actores aunque tengan pequeños papeles desbordan convicción. La dirección de actores es sobria pero eficaz: los actores se ponen al servicio del relato y no al revés.
Desde el punto de vista fotográfico, el cine de Joffé tiene mucha personalidad: la iluminación es expresiva y hay cuidado en la planificación, en las formas de paso, en los movimientos de cámara. El montaje, preciso y sereno, ayuda a masticar argumentos donde el conflicto moral está en primer plano.
Y la música. En Encontrarás dragones es de Warbeck (Shakespeare in love, Billy Elliot). La música es muy importante en el cine de Roland Joffé y está casi siempre presente, como una apelación emocional al diálogo entre la grandeza de la épica aventurera y el intimismo lírico de lo que se lleva en el corazón, siempre jugando entre lo sinfónico y lo camerístico, con algunos solos instrumentales con gran personalidad. Es una de esas opciones estilísticas que gusta o disgusta, pero que no deja indiferente. A mi juicio, todas las películas mayores de Joffé padecen cierta sobredosis musical, que es especialmente perceptible en La misión, una cinta con muchos momentos memorables de gran belleza, pero que, para mi gusto, es un tanto enfática: está demasiado subrayada, tanto en audio y como en vídeo.
En lo que se refiere a temas y tratamientos, las obras mayores de Joffé ponen el foco en asuntos enjundiosos, los conflictos no son los habituales del cine más comercial, aunque hay un decidido empeño por llegar a un público amplio y por dotar a las películas de varios niveles de lectura, según sea el grado de conocimiento que el espectador tenga sobre el asunto que se está contando. En las cuatro películas mayores de Joffé, los hechos narrados tienen una base histórica sólida. Hay personajes históricos que interactúan con personajes de ficción para conformar un cuadro representativo de una historia de amistad que se ve sometida a circunstancias violentas de gran agitación.
Encontrarás dragones, de Roland Joffé, está producida por los españoles Ignacio Gómez Sancha e Ignacio Núñez, dos neófitos en el negocio del cine procedentes del mundo de las finanzas, que han sabido reunir a un centenar de inversores para llegar a los 40 millones de dólares de presupuesto que ha requerido una película sorprendente, de bella factura, una historia pasional sobre amor y odio, perdón y rencor en la Guerra Civil española, que protagoniza Josemaría Escrivá, un sacerdote de 34 años rodeado de un pequeño grupo de jóvenes que le siguen en su deseo de sembrar paz y alegría en un país envenenado de odio, que tiene en Manuel Torres, un contrapunto, una víctima que se convierte en verdugo.
Una rueda de prensa internacional (Encontrarás dragones, Roland Joffé)
Joffé acudió al Hotel Villamagna acompañado por los productores, el diseñador de producción Eugenio Zanetti y los actores Wes Wentley, Dugray Scott, Olga Kurylenko, Alfonso Bassave, Unax Ugalde y Ana Torrent. El actor Charlie Cox no pudo llegar hasta el día siguiente, en el que estuvo presente en la premiere en el Capitol madrileño.
La rueda de prensa fue larga y enjundiosa y sirvió para comprobar lo que ya se intuía: Joffé es un tipo bastante listo, con ideas propias, que sabe bien lo que quiere, por eso lo transmite a los actores con fuerza y eficacia. Todos alabaron el trabajo con un director al que admiran.
Resultó interesante escuchar a Torrent, Bassave y Ugalde explicar por qué sus personajes (Dolores, la madre de Escrivá y dos de los universitarios que le acompañan en los primeros momentos del Opus Dei, Juan Jiménez Vargas y Pedro Casciaro) les resultaban atractivos y por qué se implicaron en este proyecto que cuenta una historia ambientada en la Guerra Civil que luego se prolonga en el tiempo, hasta los años 80.
Cuando un colega les preguntó si era cierto que algún actor español había renunciado a participar en la película y si se habían sentido presionados por haber participado en ella, la respuesta de los tres, empezando por Unax Ugalde, fue parecida. Que les sonaba que sí, que alguno había, pero que sin entrar a juzgar, suponían que no habría leído el guión. Que lo de la presión o sentirse estigmatizado les suena ridículo.
Ugalde recordó que no es su primera película sobre la Guerra Civil y que después de leer el guión no tuvo ninguna duda, entre otras cosas porque trabajar con Joffé es un sueño para cualquier actor. Añadió que en su caso tuvo la suerte de que su personaje, Pedro Casciaro, escribió una autobiografía apasionante (Soñad y os quedaréis cortos) en la que cuenta cómo él, hijo de un republicano, una autoridad civil del Frente Popular y con una familia anticlerical, conoce a Josemaría Escrivá y se convierte en uno de sus primeros seguidores.
Torrent quiso añadir que la película le parecía maravillosa y que para ella no suponía ningún problema trabajar en una historia así. «No soy creyente pero tengo amigos y familiares que los son, y no solo los respeto, sino que los quiero y los admiro. Me documenté sobre el personaje de Dolores y me pareció una mujer fuerte y profundamente religiosa, que ha sufrido mucho y tiene una gran fe en Dios y en su hijo, en quien confía y al que apoya, con mucho amor».
Una periodista de la Cadena Ser dijo a Joffé que Josemaría Escriva era un personaje polémico y que el Opus Dei había generado controversia y que había sectores que no lo consideran un santo. Quería saber si Joffé había investigado la sombra del personaje porque le sorprendía que la película solo tuviera un enfoque positivo del personaje.
Joffé respondió que el hecho de que Josemaría sea controvertido es una de las cosas que más le intereso de él. «No creo que un santo poco polémico sea una buena idea, no estoy muy seguro de cómo se puede ser santo y poco polémico, al mismo tiempo». Divertido, contó alguna conversación con amigos que al enterarse del tema de la película le intentaban disuadir diciéndole que el Opus Dei era una organización fascista que había asesinado a millones de personas. Cuando Joffé mostró su escepticismo, el amigo le dijo que «bueno, que en realidad son los que controlan la Iglesia porque tienen decenas de cardenales y millares de obispos…». Cuando Joffé le hizo ver que eso no era cierto, el amigo insistía en que sí pero que lo llevaban en secreto…
Para Joffé, después de estudiar la vida de Escrivá y del Opus Dei y de haber conocido a gente que pertenece a esa institución católica, le parece que en el Opus Dei «hay gente muy diversa y que no se les impone un punto de vista ni se les dice lo que tienen que pensar. Es gente libre de tomar sus decisiones. Lo que comparten es una manera de tratar a Dios y de tener una vida espiritual».
Señaló que no era su intención hacer una película sobre el Opus Dei, ni reivindicar a San Josemaría Escrivá, sino contar una historia, una película que trata de gente que toma decisiones porque es libre. «Dejo al espectador que decida si le parecen bien o mal esas decisiones».
Joffé terminó diciendo que en esta historia le interesan la valentía y el heroísmo de un sacerdote que en un ambiente brutal enseña que hay que perdonar, que hay que reconciliarse, que hay que comprender, que el amor es lo que cuenta y lo que queda. Y también, la manera de agarrarse al odio de otros personajes.
Kurylenko, Wentley y Scott coincidieron con sus colegas españoles en que la historia es poderosa y habla de temas universales. La película les ha hecho pensar y conocer mejor el drama de una guerra civil y la fuerza de reconciliación y el perdón. Scott tuvo un momento divertido cuando un periodista se dirigió a él para saber la opinión de un actor extranjero (la película está rodada en inglés y Scott es escocés…), dijo que le hacía mucha ilusión ese tratamiento.
Kurylenko demostró inteligencia y profundidad al glosar un momento terrible de la película, que no contamos aquí, que comparte con el actor Rodrigo Santoro y con Wes Bentley. El actor norteamericano (menuda historia la suya tras American Beauty) se mostró encantado con un personaje duro que elige el camino del odio y el rencor.
Y fue entonces cuando le dije a Joffé, que no se molestase si le contaba que algunos críticos afirmaban que nunca fue un director solvente y que, separado de la fotografía poderosa del ahora director Chris Menges, de las melodías pegadizas de compositores como Morricone y Oldfield, y de la tutela del sagaz productor David Puttnam se desvanecía o al menos se convertía en un director mediocre. Y parecía cierto… hasta ahora.
Joffé señalaba divertido que no podía creer que habían pasado 25 años, que gracias… «Me gusta -añadió- hablar de amistad, de libertad, de amor, de odio de venganza, de los que nos hace seres humanos. Siempre elijo temas difíciles y tengo la suerte de haber contado y de contar ahora con gente de muchísimo talento, la película es tan suya como mía y ellos son lo que me han resucitado».
Eugenio Zanetti, el diseñador de producción ganador de un Oscar por Restauración, quiso intervenir para señalar que no había visto el montaje final de la película hasta el día anterior a la rueda de prensa y que se había quedado encantado al ver el tono intensamente épico y a la vez poético, elegíaco, de una película muy bella, muy emotiva, con mucha personalidad.
El productor Gómez-Sancha quiso añadir que, desde un primer encuentro, se enamoró de la historia que Joffé le dijo que quería contar y que, consciente de quien lo ha conseguido una vez lo haría más veces si se le daban los medios y se le creaba un espacio de libertad creativa, permitiéndole elegir a cada miembro de su equipo, solo le puso una condición: «Roland, quiero dos horas de buen entretenimiento; se lo he repetido más de 2.000 veces. Si al entretenimiento unes el arte de Joffé, tienes una bomba atómica».
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