Festival de Cine Iberoamericano de Huelva 2006: El Colón de Oro recayó en la cinta mejicana El violín
La historia de Plutarco Hidalgo es la historia de la realidad oculta de México. Abstracta, atemporal, comprometida en su tema y en sus silencios, El violín habla de la violación de los derechos humanos, de la represión armada y de la falta de democracia y de justicia social en un país castigado. A través de su protagonista, un anciano de ochenta y un años de edad al que acompañan su hijo y su nieto, Francisco Vargas Quevedo -director, guionista y productor de la película- ha conseguido aunar la experiencia vital de un hombre sensible e inteligente con la pasión por la música que tanto el personaje como el actor no profesional (Ángel Tavira) sienten por el violín.
Con una estructura clásica -que adapta lo que fue El violín como cortometraje-, un ritmo pausado acorde a cierta resignación de los pueblos indígenas, y la música popular mexicana como marca de identidad de la película, El violín muestra la dialéctica entre la música y la guerra. El violín deja de ser instrumento para convertirse en símbolo de liberación, de defensa y de moral, haciendo que el discurso de la película adquiera peso. Se alzó con el máximo galardón del Festival, que este año ha celebrado su 32 edición. El jurado concedió por unanimidad el Colón de Oro a esta película de producción mexicana veintiséis años después de que otro título mexicano, La viuda de Montiel, de Miguel Littin, consiguiese también el galardón, aunque en aquella ocasión lo tuviese que compartir con la cinta portuguesa A culpa.
Cineastas noveles
En esta edición, celebrada entre el 18 y el 25 de noviembre de 2006, se proyectaron 12 largometrajes en la Sección Oficial a Concurso. El Festival apuesta por potenciar a jóvenes promesas de la cinematografía iberoamericana. Éste es el caso de Se arrienda, primera película del escritor chileno Alberto Fuguet, que cuenta la historia de Gastón Fernández, un joven músico que busca su porvenir entre la desolación artística y vital de su no aceptación del triunfalismo del éxito fácil en el “nuevo Chile”. Con un montaje dinámico que ayuda a que el espectador tome aire ante la vida del protagonista, es una cinta con límites pero interesante.
La prueba, una coproducción Perú-Cuba, de Judith Vélez Aguirre, narra el viaje iniciático por Perú de Miranda en busca de su padre. Los paisajes y los personajes que van aparecen hasta que llega a Arequipa son una caja de resonancia de sus estados emocionales. Pero el dramatismo de la historia pesa tanto que los personajes se estancan y aburren al espectador.
La perrera, una coproducción entre Uruguay, Argentina, España y Canadá, dirigida por Manuel Nieto, es otra opera prima. Con actores no profesionales, donde destaca la interpretación del antihéroe David, Pablo Riera refleja a través de la construcción de una casa la lucha vital frente a la falta de oportunidades. La película, sin dar lecciones de moral, muestra el día a día de unos personajes sin inquietudes que ven pasar las horas, entre alcohol y marihuana, mostrando otra parte de la realidad social.
Foro Iberoamericano de Coproducción
Con el controvertido título de Chicha tu madre, Gianfranco Quattrini presentó su primera película, una coproducción Perú-Argentina que, al igual que American visa y Sólo Dios sabe, formaron parte en ediciones anteriores del Foro que acoge el Festival de Huelva. Filmada en más de 60 localizaciones de Lima, cuenta la historia de un taxista aficionado al tarot que deambula por las calles de la capital peruana. La ciudad se convierte en un protagonista más que acoge situaciones de un collage sociocultural. Gracias a la música de Krygier, a la fotografía de Gierasinchuck y a la dirección de Quattrini, la película nos permite sentir los rincones de la ciudad. Pese a un punto de partida interesante y unos personajes con conflictos reales, la cinta se pierde por esas mismas y la historia desaparece en favor de la creación de atmósferas.
American visa (Bolivia-México) es la tercera película de Juan Carlos Valdivia, una historia que esconde el sueño boliviano y aborda el tema de la emigración a Estados Unidos, así como la existencia de borders o fronteras. Con planos cerrados que denotan la angustia del protagonista, la película se alarga con diálogos explicativos que hacen que la realidad buscada pierda naturalidad y fuerza.
Algo parecido ocurre con la coproducción de México y Brasil Sólo Dios sabe, de Carlos Bolado. Dolores (Alice Braga) viaja de Estados Unidos a Tijuana y, una vez en México, pierde el pasaporte y se encuentra con Damián (Diego Luna). La historia da un salto temático hacia las creencias afroamericanas y la santería, mientras los dos protagonistas viven una relación amorosa. Bien dirigida, montada y con un trabajo de postproducción acertado, Sólo Dios sabe se queda en una película correcta.
Premio Especial del Jurado
El Premio Especial del Jurado fue para Páginas del diario de Mauricio, del cubano Manuel Pérez Paredes. La película, que arranca con el 70 cumpleaños de Mauricio y el flashback de su vida, traslada una interpretación del régimen político de Cuba que va más allá de lo que le ocurre a los personajes. La cinta se detiene en relaciones personales, pero trasciende por el punto de vista adoptado: el de un castrista convencido que se ha quedado solo en la isla, después de perder a las personas que más amaba.
Anjos do sol, de Rudi Lageman, basada en una serie de relatos de prensa, presenta el perturbador mundo de la prostitución infantil en Brasil, con María (Fernanda Carvalho) como protagonista sufridora.
Dentro de la Sección Oficial también se ha podido ver Proibido proibir (Brasil-Chile-España), de Jorge Durán, un drama con tintes criminales que cuenta la historia de dos estudiantes y que obtuvo tres galardones (Colón de Plata al mejor guión original y Carabela de Plata al mejor director novel); Cuatro mujeres descalzas (Argentina-Alemania-Francia-Holanda), de Santiago Loza, y Las manos (España-Argentina), de Alejandro Doria.