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J.K. Rowling: el andén 9 y 3/4 junto a otros elementos fantásticos

Un andén donde todo cambia, lo conocido se vuelve extraordinario y lo que tomábamos como algo común se transforma en una realidad nueva

J.K. Rowling: el andén 9 y 3/4 junto a otros elementos fantásticos

· J.K. Rowling: el andén 9 y 3/4. Newt Scamander es el autor fic­ticio de lo que no pretende ser pre­cuela ni secuela de Harry Potter, si­no solo el desarrollo de una historia que toma la anterior co­mo telón de fondo.

En el andén 9 y 3/4 reside la clave del éxito de J.K. Rowling. Es en ese momento que todo cambia, lo conocido se vuelve extraordinario y lo que tomábamos como algo común se transforma en una realidad nueva, llena de elementos fantásticos que envuelven al espectador en una particular visión del mundo.

Quizás resida ahí el éxito de esta autora que en poco tiempo se ha metido al público en el bolsillo, demostrando que los niños también tienen su sitio en el mundo editorial y consiguiendo que, aquellos que aborrecían la literatura, hayan convertido la lectura en un momento de placer frente al suplicio que les suponía la apertura de un libro (doy fe de ello, como profesora de literatura de adolescentes y madre de un seguidor acérrimo de su obra).

Todo comienza en ese andén 9 y 3/4 donde se toma el expreso de Howarts, que lleva a los estudiantes hacia la estación de Hogsmeade y desde ahí, si son estudiantes de primer año, son guiados por Hagrid a través del Lago Negro, y si son estudiantes de segundo a séptimo año, son llevados en los carros tirados por Thestrals hasta el castillo.

J.K. Rowling: el andén 9 y 3/4

Pero quizás he sido un poco atrevida en mis divagaciones, no presentando este andén dentro del contexto oportuno, ya que es en Harry Potter donde cobra vida dicho elemento que introduce mi artículo y es el seno de estas novelas y posteriores películas fieles al texto, donde nace otro libro llamado Animales fantásticos y dónde encontrarlos.

En junio de 1997, se publicó La piedra filosofal con mil copias impresas, su secuela, Harry Potter y la cámara secreta, en julio de 1998. En diciembre de 1999 aparece la tercera novela, Harry Potter y el prisionero de Azkabán. Hubo una espera de tres años entre el lanzamiento de El cáliz de fuego y la quinta novela de la saga, Harry Potter y la Orden del Fénix. El sexto libro, Harry Potter y el misterio del príncipe, fue lanzado a la venta el 16 de julio de 2005. El título del séptimo libro fue revelado el 21 de diciembre de 2006: Harry Potter y las reliquias de la muerte. Y, por último, en 2016, Harrry Potter y el legado maldito, guion de la obra de teatro que se estrenó en Londres el 31 de julio, aprovechando el cumpleaños ficticio de su protagonista.

Todas estas novelas fueron llevadas al cine siendo en su mayoría fieles a la obra y con un éxito inusitado, partiendo de la base de que aquí no se cumpliría el famoso dicho de «segundas partes nunca fueron buenas», o quizás, concretemos que la fa­ma no ha abandonado a ninguno de los filmes.

Estreno de Animales fantásticos

A finales del pasado año se retomó la «Pottermanía» con el estreno de una película cuyo guion fue escrito por la propia Rowling, a partir de uno de los tres libritos que publicó hace años con finalidades benéficas.

Este libro nace del fenómeno de­nominado «metaliteratura», o más bien su homónimo anglosajón «me­taficción», cuyo significado se re­su­me en «la ficción dentro de la ficción» (una especie de mise en aby­me literaria). Es decir, el libro donde suele aparecer un escritor, lector o crítico que está inmiscuido en la lectura o escritura de otro relato interior.

En multitud de obras archicono­ci­das se utiliza esta técnica que J.K. Rowling pone de manifiesto en esta ocasión. Así, encontramos escritores que han utilizado este recurso que se ha convertido en una constante en nuestra literatura, que arranca entre los siglos XV y XVI y llega hasta nuestros días.

Umberto Eco comienza El nombre de la rosa (1980) con estas palabras: «El día 16 de agosto de 1968 fue a parar a mis manos un libro…».

Era muy común que a lo largo del siglo XVI, y por la alta producción de novelas de caballería, se intentara dar veracidad al texto utilizando esta técnica. Cervantes empleó esta ficción del manuscrito encontrado (un manuscrito árabe) en su famosa novela Don Quijote.

En 1832, E. A. Poe fue premiado en un concurso por su obra Manuscrito en una botella, en la que tam­bién emplea el citado recurso, y años más tarde, en 1942, Camilo Jo­sé Cela rescata la técnica cuando es­cribe La familia de Pascual Duarte, partiendo de la idea de que el per­sonaje principal encuentra un ma­nuscrito en la cárcel y comienza a novelar la historia tras este inciso.

La idea de verosimilitud, que da cre­dibilidad al contenido, plantea dudas del autor que se tiene por real aunque sea el ficticio y esto hace que el lector, ajeno a tal recurso, pueda llegar a dudar de si la obra que tiene entre sus manos se acerca en algunos momentos a la realidad. Su uso ha sido de gran utilidad a través de los tiempos, y su efecto ha acompañado merecidamente a su éxito.

En este caso, Newt Scamander, re­conocido magizoólogo, es el autor fic­ticio de lo que no pretende ser pre­cuela ni secuela de Harry Potter, si­no simplemente el desarrollo de una historia que toma la anterior co­mo telón de fondo para mostrarnos un bagaje con 75 especies mágicas recogidas alrededor del mundo.

Su autor dice que recolectó la mayoría de la información depositada en el libro, a través de observaciones hechas en años de viajes en los cinco continentes, y es considerado «como libro de texto para el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería desde que se publicó por primera vez, y tiene gran parte del mérito de las buenas calificaciones que nuestros estudiantes obtienen en la asignatura ‘Cuidado de Criaturas Mágicas’, aunque no es un libro relegado a un uso meramente académico. Ningún hogar de magos está completo sin un ejemplar de Animales fantásticos… bien manoseado por las generaciones que lo hojearon intentado dar con la mejor manera de extirpar del césped una plaga de horklumps, interpretar los gritos luctuosos del augurey o quitarle a la mascota puffskein la costumbre de beber en el inodoro», como esgrime el propio Albus Dubledore en el prólogo de la obra (y con ello volveríamos a ver reflejado el uso de la metaliteratura).

En los Cuentos de Beedle el Bardo encontramos una supuesta traducción ficticia de Hermione Grange, compañera inseparable de Potter, y es que el juego de autoría que emplea J. K. Rowling hace que el lector o en nuestro caso, espectador, ajeno a tal recurso, ponga en duda su propia percepción de la historia, disipando la verdadera autoría y creyendo por un instante que la puesta en escena del filme que visionaremos en breve, e incluso habrán visionado antes de leer estas letras, es obra de quien realiza los estudios que posteriormente servirán como libro referencial para los alumnos de Hogwarts.

El debut de J.K. Rowling como guionista con esta primera película, que abre una pentalogía con David Heyman como productor, promete como poco entretener a los afanados seguidores de este mago cuya evolución ha sido contemplada por multitud de espectadores, y que en esta ocasión podrán presenciar una historia que se desarrolla setenta años antes de nuestro conocido héroe, protagonizada por Newt Scamander y sus andanzas por el Nueva York de los años 20.

Es este hecho el que nos trae de nuevo a la autora que prometió «visitar el mundo mágico» solo en el caso de que existiese una idea que realmente la motivara en tal empeño, y porque sintió la necesidad de ser ella misma la que llevara dicho personaje al cine de su mano, pues no encontraría mejor guía para dar el salto a la gran pantalla.

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