La crónica del 57 BFI London Film Festival

El Premio a la Mejor Película recayó sobre la hermosa co-producción polaco-alemana Ida de Pawel Pawlikowski

Ida, de Pawel Pawlikowski
Ida, de Pawel Pawlikowski

La crónica del 57 BFI London Film Festival

57 BFI London Film Festival. Premio a la Mejor Película para Ida de Pawlikowski. FilaSiete estuvo en el festival londinense. Así lo vió Laura Montero.

Este año se ha celebrado la edición número 57 del BFI London Film Festival. Con una andadura de más de medio siglo a sus espaldas, el certamen supone una cita obligada tanto para los cinéfilos ávidos de estar al corriente de las nuevas tendencias y de las novedades cinematográficas, como para la industria. Sin llegar a tener el renombre del Festival de Cannes o del de Berlín, su programación aglutina un panorama fílmico ecléctico.

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La enorme oferta que se ofrece al espectador es tal –más de 250 títulos- que supone casi una tarea titánica seguir una ruta de visionado coherente, proponiendo como alternativa un trazado en el que uno debe saltar de una categoría a otra en busca de cineastas concretos, temáticas específicas u obras premiadas en otros certámenes.

Sorprende poderosamente la apabullante presencia del cine en lengua inglesa. Si bien es cierto que la muestra cuenta con films procedentes de 63 nacionalidades diferentes, de las más de 250 propuestas, 174 cuentan con la participación del Reino Unido y/o Estados Unidos. Esto tiene como resultado que la mitad de la sección oficial tenga acento anglosajón o que de las 18 galas que han inaugurado las diferentes secciones, 14 cuenten con financiación de alguno de estos dos países. Teniendo en cuenta que el BFI London Film Festival –como su propio nombre indica- parte de la filmoteca londinense, podemos entender que se aspire a un proteccionismo del producto propio. Sin embargo, en un festival de esta categoría uno espera tener acceso a lo más novedoso, a los circuitos alternativos, al arte y ensayo; algo que efectivamente se ha podido ver, eso sí, rodeado de un alarmante número de blockbusters.

Tres categorias dentro de la Sección Oficial

El certamen está estructurado a partir de una sección oficial, subdividida en tres grandes categorías -Ficción, Ópera Prima y Documental-, complementada por diez grandes contenedores temáticos. Con etiquetas como Love, Dare, Family, Sonic o Experimenta, las apuestas paralelas ofrecen una amalgama de títulos por las cuales es difícil encontrar una intencionalidad clara. Por ejemplo, en Love pudimos ver historias de amor como La vida de Adele pero también otras desconcertantes como A Time in Quchi, film taiwanés sobre la familia, cuya pertenencia a este segmento podría calificarse de -al menos- extraña. Éste es el gran problema que se deriva de programar secciones tan grandes con temáticas tan vagas, por mucho que permita una mayor flexibilidad de contenidos.

Nosotros nos decantamos por rastrear la categoría de ficción dentro de la Sección Oficial, de la que vimos todo excepto Under the Skin de Jonathan Glazer, dado que no se ofreció un pase a la prensa acreditada. A pesar de la clara apuesta por la producción doméstica, el Premio a la Mejor Película recayó sobre la hermosa co-producción polaco-alemana Ida de Pawel Pawlikowski. Con una portentosa fotografía en blanco y negro y un cuidado estético exquisito, el film ganador explora las heridas abiertas en la Polonia de los sesenta por la Segunda Guerra Mundial. Por su parte, el inglés Jonathan Asser ha recibido el Premio al Mejor Inglés Revelación por su guion para Starred Up, un interesante y realista drama carcelario que reflexiona sobre las posibilidades de reinserción social para un joven quebrado desde su infancia.

The Selfish Giant

De manos vacías se ha ido la durísima y sobrecogedora The Selfish Giant de Clio Barnard –adaptación contemporánea de la obra homónima de Oscar Wilde-, un drama social made in England con un elenco portentoso en el que destaca el trabajo del adolescente Conner Chapman.

Igual suerte han sufrido Rags & Tatters del cineasta egipcio Ahmad Abdalla, un pausado, silencioso y difícil retrato de la Primavera Árabe egipcia, y Like Father, Like Son de Hirokazu Koreeda, una película notable aunque, en nuestra opinión, carece de la severa y necesaria mirada crítica sobre la sociedad japonesa que el autor ha mostrado tan inquisitivamente en sus obras precedentes.

The Missing Picture

Fuera de esta sección a concurso, cabe destacar la presencia de la hermosa y sobrecogedora The Missing Picture del documentalista camboyano Rithy Panh. Su trabajo más reciente hace un ejercicio de memoria individual y colectiva sobre los Jemeres Rojos, donde se exponen los hechos no sólo a través de la recopilación de imágenes oficiales sino también a partir de la reconstrucción de los recuerdos de Panh utilizando figuras de arcilla -un imaginativo ejercicio que le valió el Premio Un Certain Regard en el Festival de Cannes.

Judi Dench protagoniza Philomena

También merece una mención Inside Llewyn Davis de los hermanos Coen por su factura impecable y su excelente banda sonora, así como  Philomena del veterano Stephen Frears, con una Judi Dench que quita el aliento.

Bérénice Bejo protagoniza The Past

En BFI London Film Festival también han tenido cabida grandes decepciones como la pretenciosa y vacía Only Lovers Left Alive de Jim Jarmusch; una historia atractiva que muere a medio camino sin una dirección concreta. Otro tanto ha sucedido con The Past de Asghar Farhadi, donde el esfuerzo del cineasta por aclarar los motivos de todos sus personajes acaba lastrando su relato haciendo que el espectador pierda todo el interés inicial.

Como último refugio del cinéfilo empedernido, el festival ofrece una sección de clásicos restaurados donde es casi imposible sucumbir a la desencanto. En Treasures se han podido ver imprescindibles como La dama de Shanghai, La Belle et la Bête o Model Shop, a los que se han sumado rarezas tales como Glückskinder, un musical alemán al estilo de la screwball comedy concebido como divertimento escapista durante el gobierno nazi.

Emma Thompson y Tom Hanks en el 57 BFI London

De todos los exotismos que hemos visto en la edición de 2013 del BFI London Film Festival, uno de los más llamativos ha sido Saving Mr. Banks de John Lee Hancock, una de las apuestas de la compañía Disney para la cartelera navideña. La sorpresa no se debe a que nos encontremos ante una mala película –Saving Mr. Banks es una ingeniosa y divertida aproximación a Mary Poppins– sino al hecho de que haya sido la elegida para clausurar el certamen. Que, en un festival de categoría A, un título del emporio estadounidense -protagonizado por Tom Hanks y Emma Thompson– sea el responsable de cerrar la programación,  permite hacer una radiografía bastante clarividente de los tiempos que corren: las películas valientes, pequeñas, independientes, arriesgadas, han pasado a un segundo plano y el mainstream –tal y como sucede en las pantallas comerciales- ha venido a acaparar todos los focos. ¿Estamos en un periodo de crisis? ¿Se trata de una moda pasajera? Sólo con el tiempo podremos comprobarlo.

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