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La verdad siempre es bella en el Festival de Cine de Sevilla

Una tecla, un sonido, para conocer el punto de equilibrio entre lo que se quiere en la vida y la realidad. Porque la verdad siempre es bella. Una escena que queda tatuada en la retina de los espectadores, como tantas que se muestran en Obra sin autor, tercera película escrita y dirigida por Florian Henckel von Donnersmarck (La vida de los otros, The Tourist), y que se ha presentado en el Festival de Cine de Sevilla.

Von Donnersmarck, como otros cineastas alemanes, vuelve a hacer examen de conciencia colectivo con un filme donde el amor y la vida como superación del odio y la muerte, el arte como búsqueda y expresión de la verdad más íntima y el horror del nazismo subyacen bajo el hilo narrativo de tres décadas de la vida del pintor Gerhard Richter, bajo el nombre ficticio de Kurt Barnert (interpretado por el actor Tom Schilling), del que casi todo lo que se cuenta es verdad, y eso es precisamente lo más escalofriante.

El director hace una crítica al mundo artístico del neoexpresionismo y las corrientes artísticas que fueron tendencia por la década de los 70 y de alguna manera, también al actual, cuando prescinde de lo estético para buscar la novedad y la atención.

Es una pena no tener al director en el Festival de Sevilla para preguntarle tantas cosas sobre el origen del proyecto, la naturaleza ficcionada y real del fin, el significado que esconden tanto el título de la película como la obra del pintor, incluso sobre el grado de conocimiento que el protagonista tiene del siniestro pasado de su suegro.

Colección para el subconsciente

El arte nos salvará. Pero ésta puede ser una afirmación controvertida, sobre todo cuando se trata de coleccionistas, y más si son ladrones. Con un dibujo excepcional a través de la animación, Ruben Brandt Collector es un filme que retrata la pesadilla de un terapeuta, quien desconoce el origen de las crisis que sufre, asociadas a obras de arte de destacados creadores: Boticelli, Hopper, Velázquez, etc.

La animación, como recurso de narración de historias para adultos, es loable, sobre todo si se trata de dibujos no convencionales, pero la película pierde fuerza en su argumento, cuando el interés por mostrar las piezas artísticas y los museos se apodera del tiempo y lo resta a la idea inicial, quedando algunas subtramas inconclusas.

De escritura, sexo y vida

La homosexualidad y enfermedades como el SIDA tienen hueco en este festival. Christophe Honoré presenta en Vivir deprisa, amar despacio a Jacques un escritor que se niega a mantener una relación por la proximidad de la muerte. El filme cuenta con actuaciones sólidas por parte de los protagonistas y buena fotografía. También con exceso de imágenes de promiscuidad, con las que se pretende explicar el origen de las enfermedades como el VIH, que hacen que las secuencias pierdan sentido y poco a poco fuerza.

Una crónica convertida en documental

La muerte de Idrissa Diallo en la celda de un Centro de Internamiento de Extranjeros en Barcelona, que fue noticia en 2014, despertó la atención de los cineastas Xapo Ortega y Xavier Artigas, quienes pusieron su empeño y trabajo para presentar el documental Idrissa, crónica de una muerte cualquiera, todo un ejercicio de memoria y reparación que toca el corazón y la conciencia del espectador ciudadano.

Testimonios, investigación y un viaje de retorno impregnado de cantos y lágrimas, de la voz de una madre afligida. De estas tres palabras, vergüenza, indignación, tristeza, la tercera sigue es la más fuerte, ante la causa de muerte de un ser amado, en circunstancias inexplicables.

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