Luke Skywalker: el error de un héroe
Apagado, hosco, desafiante e incluso un poco desequilibrado es como nos encontramos a Luke Skywalker en Los últimos Jedi, una faceta de su personalidad que contrasta gravemente con la que habíamos visto hasta ahora en la saga.
El joven Luke que vemos en los episodios IV, V y VI es un Jedi impetuoso, optimista, deseoso de ayudar a sus amigos y a la galaxia, un poco ingenuo… el clásico agente del bien. Uno esperaría que con el paso de los años se convirtiera en una versión moderna del viejo maestro, como se nos presentó Obi-Wan Kenobi en la película original, que ayudara a la nueva generación de Jedi a abrirse a los caminos de la fuerza. Sin embargo, no es así. Luke está hastiado, no comparte la ilusión del maestro por enseñar, algo ha ocurrido en el orden natural de su vida que no hemos visto en los años que han pasado desde el final de la trilogía original.
Luke ha decidido que la religión Jedi no debe continuar, ha dado la espalda a todo en lo que creía.
Los Sith y los Jedi siempre se nos han presentado de una forma dicotómica. Para el lado tenebroso de la Fuerza, el poder emana de la emoción pura, sobre todo la rabia, el miedo, el odio… De esta forma, los Sith son los más temperamentales y más «libres», como le explica Yoda a Luke en la primera trilogía: «el lado oscuro no es más fuerte, es más rápido, más fácil, más seductor».
En la otra cara de la moneda, los Jedi entienden la emoción y son capaces de regularla para ser ellos los que controlan su poder.
Sin embargo, no se trata de dos extremos de un continuo: existe el descontrol (Sith), el hipercontrol (la negación de los estados emocionales), y la regulación (Jedi). Al ser Luke Skywalker «El último Jedi» ha tenido que reconstruir él solo los fundamentos de la religión, y en algún punto ha cometido un error fundamental. Ha entendido que para alejarse del lado oscuro debe irse al polo de la represión emocional, el no sentir, y no a un punto intermedio en el que sepa manejar sus emociones para encontrar el equilibrio.
El equilibrio emocional (o de la Fuerza) lo encontramos en todas las decisiones de nuestro día a día, debemos sentir cuando algo nos afecta y regular emociones que son exacerbadas cuando nos descontrolamos. Así encontramos nuestro equilibrio en la Fuerza, el mismo equilibrio que pierde Luke Skywalker al entender mal su religión y apartarse de ella.
Esta faceta amarga de un personaje tan luminoso se explica por la desazón que sentimos cuando nos apartamos de nuestros valores. Durante nuestro desarrollo intelectual, sobre todo en la adolescencia, construimos nuestros principios y valores, con los que entendemos el mundo y regimos nuestro comportamiento, como hizo Luke en la primera trilogía. Una gran parte de nuestro equilibrio y satisfacción con nosotros mismos dependerá de si actuamos acorde con nuestros valores.
Luke Skywalker se ha apartado durante casi 30 años de lo que para él era el aspecto principal de su existencia, y como consecuencia su carácter se ha ido amargando, ha decidido no navegar por la galaxia, ni en una dirección ni en otra, y aparcar su Ala X en el fondo del mar, una metáfora que veremos en la película y que nos resume el estado vital en el que se encuentra.
Un estado de incongruencia consigo mismo y de represión emocional.
«Luke: ¿Cómo voy a diferenciar el lado bueno del malo?».
«Yoda: Lo sabrás cuando estés tranquilo, en paz, equilibrado».
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