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Películas del Rey Arturo

Rey Arturo: La leyenda de Excalibur

Películas del rey Arturo y su mundo circundante

El próximo 11 de agosto se estrena la nueva película de Guy Ritchie, El rey Arturo: La leyenda de la espada.

La épica en el mundo del celuloide es una apuesta segura en la mayoría de los casos, dado que existe un público de cualquier edad ansioso por vivir diversas aventuras de componente histórico desde la butaca del cine (como es el caso de mi madre), y es por eso que siga resurgiendo la figura de héroes insignes como el Rey Arturo.

La polémica de si existió o no dicha figura está servida en cada libro y película dedicada a tal fin y es que, hasta ahora, no hay certeza absoluta de la veracidad de los hechos narrados, aunque sí un bagaje literario importante.


Con independencia de su popularidad como leyenda, la historia del Rey Arturo juega un papel clave en la literatura europea; ya que los libros del llamado Ciclo Artúrico constituyen un conjunto de textos muy diversos, que tienen su origen en la evocación de algunos hechos verídicos, mezclados con elementos del folklore celta.

Aunque la existencia del nombre «Arturo» se refleje en el siglo VII, hasta el siglo XII no encontramos hallazgos históricos en los que los historiadores anglo-normandos lo enaltecen como Rey Bretón, y es entonces, cuando nace el mito en torno a una figura que conquista y derrota al emperador de Roma, e impone la fe cristiana en Inglaterra con virtudes propias del héroe épico (recordemos a nuestro Mío Cid), lo que atrae a un amplio número de caballeros con sed de aventura.

De todo ello queda constancia en los Lais de María de France o los Romans de Chétien de Troyes, y en ellos se tratan elementos propios del mundo artúrico.

No hay certeza de la materialización de dicho personaje literario, lo que sí podemos constatar es que nunca hubo un rey que se llamase o apodase Arturo, en cambio sí existió un «dux bellorum» o jefe militar, pero su identidad es complicada de comprobar.

Lo cierto es que la novela fantástica actual, las de caballería de antaño y las óperas wagnerianas del Santo Grial, nacieron y cobraron fuerza gracias al Ciclo Artúrico.

Debido a la extensión de espacio que necesitaría para desarrollar íntegramente este personaje y los elementos que de él derivan, me centraré, en lo que a mi modo de ver, es más representativo en cuanto a la figura matriz.

Comenzaré haciendo referencia a la espada Excálibur, cuyo nombre significa «Cortar el acero», que da a Arturo el título de rey por derecho.

Son muy curiosas las diferentes leyendas que hablan de la obtención de tal artilugio poderoso, ya que se dice que la extrajo de una roca forjada por las dichas mágicas del mago Merlín.

Merlín el Encantador (1963), de Wolfgang Reitherman

Puestos a elegir, me quedo con la menos popular, aunque más romántica, que narra cómo le fue entregada por la Dama del Lago (una bruja poderosa que podía caminar sobre las aguas y tenía un castillo en el fondo de aquel lago), a petición del mago Merlin, para su pupilo, con la propiedad mágica, en su vaina, de que el rey no perdería sangre si la llevaba consigo en las batallas.

Recordemos la versión cinematográfica de 1981, que cuenta la leyenda, basándose en la obra de Sir Thomas Malory, La muerte de Arturo, dirigida por John Booman. En ella encontramos una versión muy abstracta, llegando incluso a inundar el mundo de lo onírico y con una profundidad psicológica, que la convierte en una alternativa anacrónica que marca una diferencia con el resto, ya que sus decorados, vestuario y fotografía magnifican y enaltecen la historia, aportando un halo de misticismo.

La tabla redonda es otro elemento esencial, que simboliza al rey que no se considera superior frente al resto de sus hombres de confianza y es recurrente en las diferentes versiones.

No podemos olvidar la versión de título antitético, realizada por los Monty Python, dirigida por Terry Gilliam y Terry Jones, estrenada en 1975, con la finalidad de satirizar diferentes arquetipos de la vida moderna, utilizando como pretexto todo lo que conlleva el mundo del Medievo.

En cuanto a la relación de los personajes circundantes a nuestro rey, destacamos un triángulo amoroso en el que Lancelot establece una relación con el Rey Arturo de amistad y entrega personal, siendo de gran ayuda tanto para él como persona como para Camelot. Arturo, desde siempre, lo consideró su lugarteniente y mejor aliado. Pero el destino se empeñó en que ambos amaran a la misma mujer, Ginebra.

Richard Gere en El primer caballero (1995) de Jerry Zucker

Este hecho se materializa en la ver­sión de 1995 protagonizada por Ri­chard Gere, Sean Connery y Ju­lia Ormond, titulada El primer ca­ballero, con un buen elenco de actores y poco más… donde se relata la tarea que se encomienda a Lance­lot de acompañar a Ginebra hacia Ca­melot para su boda con el rey, y es ahí donde comienza su historia de amor.

El mago Merlín es otro de los personajes emblemáticos del tema artúrico. Parece que su origen se debe a Geoffrey de Monmouth, quien desarrolla la leyenda al asociarlo con la historia de los reyes de Gran Bretaña.

Desde mi recuerdo de la infancia, está presente la adaptación que de este personaje produjo Disney, The Sword in the Stone, que en España se llamó Merlín el encantador, película estadounidense de animación de 1963 dirigida por Wolfgang Reitherman que pone de manifiesto la mente extravagante del que encaminó a nuestro rey a la obtención de su trono, personificada en un viejo cascarrabias de pelo cano y barba larga.

Aunque la crítica no aplaude al unísono dicha cinta, lo cierto es que en ella aparece el monarca en una edad temprana y apodado Grillo, como escudero fiel de un miembro de la corte e intentando subsistir, como se nos muestra en la versión que está por estrenar, deambulando por las calles, semejante a un Oliver Twist de Dickens.

En último lugar, y no por ello menos importante, la leyenda de Arturo ha ido incorporando, en sus distintas versiones, elementos míticos de los celtas. Uno de los más relevantes habría dado lugar al grial, que forma parte de la mitología cristiana medieval, es decir que carece de referencias específicas en los textos bíblicos. Entre otros elementos que establecen la formación del mito se encuentran: leyendas monacales y precristianas, recipientes mágicos o calderos del conocimiento, entre otros.

Y en mención a todo ello, trae a mi memoria el momento en el que Indiana Jones ha de salvar a su padre (un maduro Sean Connery), superando cada una de las pruebas impuestas por los caballeros que custodian el tesoro, en el que se encuentra la llave a la vida eterna; elemento que George Lucas dispone en el corazón de la trama de Indiana Jones y la última cruzada (1989), con la finalidad de encontrar la reconciliación de un padre, constantemente absorto en su trabajo, y su hijo.

En definitiva, no sabemos si Guy Ritchie profundizará en la historia o se quedará en el lucimiento de un Charlie Hunnam que ha prometido estar más en forma que nunca para desempeñar el papel protagonista. El próximo 11 de agosto saldremos de dudas.

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