10 grandes películas de Orson Welles
Considerado un pionero del séptimo arte, sobre todo en determinados aspectos técnicos y narrativos, Orson Welles cuenta con un buen número de películas inolvidables, tanto en su faceta de director como de guionista o actor. En este artículo nos detenemos en 10 grandes obras en su trabajo como realizador.
Ciudadano Kane (1941)
Ganadora del Oscar al mejor guion original, y presente en numerosas listas de mejor película del siglo XX, Welles y Mankiewicz narran la vida del magnate Charles Foster Kane, dueño de una importante cadena de periódicos, de una red de emisoras, de dos sindicatos y de una inimaginable colección de obras de arte… Lee aquí el making of de la película
El cuarto mandamiento (1942)
Basada en una novela de Tarkington, hay un reparto excepcional en esta película al que Welles, que siempre fue un virtuoso del teatro, dirige con gran acierto para lograr unos registros memorables de la pareja formada por un imponente Cotten (uno de sus actores predilectos) y una distinguida Dolores Costello… Lee aquí la crítica de la película
El extraño (1946)
Película alejada de la grandilocuencia de otras obras de Welles, en la que se muestra mucho más de carne y hueso que en sus grandes papeles shakesperianos. Es la única en la que no firma el guion, que fue escrito por John Huston con seudónimo, debido a que en aquel momento el autor de La reina de África se encontraba en el ejército… Lee aquí la crítica de la película
La dama de Shanghai (1947)
Noir canónico en el que Michael O’Hara, marino irlandés, conoce a una bella y enigmática mujer. O’Hara ayuda a la dama frente a unos ladronzuelos en Central Park. Como prueba de agradecimiento ella le ofrece trabajo en su yate, y acabará locamente enamorado de la mujer y asqueado de su entorno. En ese momento estaría dispuesto a hacer cualquier cosa por ella. Exactamente como había sido planeado… Lee aquí la crítica de la película
Macbeth (1948)
Tras una batalla en la que se gana el favor del monarca de Inglaterra, el caballero escocés Macbeth se encuentra a tres brujas que le profetizan que algún día llegará a reinar. Pero el Rey Duncan todavía esta vivo y, además, tiene dos hijos que pueden heredar el trono. La idea del magnicidio no deja de rondar por su mente, y su mujer, cuya ambición y voluntad de poder es más fuerte que la suya, intentará incitarlo a cometer el crimen.
Otelo (1951)
El militar veneciano Otelo, felizmente casado con Desdémona, recibe una noticia terrible de su hombre de confianza Yago: su mujer le ha sido infiel. Una de las tres geniales incursiones de Welles en el universo de Shakespeare. Aunque tardó años en terminar el rodaje, obtuvo una de sus mejores películas, Gran Premio del Jurado en Cannes, con elaborados movimientos de cámara y ángulos sorprendentes.
Mister Arkadin (1955)
Siguiendo en cierta medida la línea de Ciudadano Kane, en esta cinta un marinero encuentra a un hombre moribundo que antes de expirar dice un nombre: «Mister Arkadin». Tras una serie de pesquisas, el marinero da con el personaje: un millonario, dueño de un imperio industrial y financiero, que vive encerrado con su hija en una mansión de la Costa Azul.
Sed de mal (1958)
Si en una infinidad de cintas el eje central del relato es el protagonista, en esta película es el antagonista el personaje con más relieve, con más recorrido. Quinlan, un oscuro y atormentado capitán de la policía destinado en la frontera entre Estados Unidos y México, supone la creación más brillante de la película, un hito en la amplia carrera actoral de Welles… Lee aquí la crítica de la película
El proceso (1962)
Anthony Perkins, Joseph K., es despertado en su domicilio por la policía acusado de un delito del que no sabe nada ni del que se le informa. Se convierte así de la noche a la mañana en culpable. El caos entra en la vida del protagonista sin avisar, de manera furibunda. Una película extraña y fascinante, basada en la famosa novela de Kafka, donde Welles despliega todo su poderío visual.
Campanadas a medianoche (1965)
Welles -quién si no- protagoniza a Falstaff. O más bien habría que decir que se interpreta a sí mismo, tanto en su barroquismo libertario y tierno como en su destino de traición y abandono. Todo enfatizado por su gestualidad, el claroscuro expresionista y un enfoque en plano picado. El filme, de coproducción hispanosuiza, fue posible gracias a la osadía del productor Emiliano Piedra… Lee aquí la crítica de la película
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