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Todos los villanos de Disney

Hace pocos meses se estrenó en cines Cruella, basada en el clásico 101 dálmatas, sobre una "mala malísima" con papel protagonista en el universo Disney

Cruella (2021)

Todos los villanos de Disney

Dentro de cualquier realidad vivida y etérea, encontramos la dicotomía del bien y el mal. Teniendo en cuen­ta que no son buenas las posturas maniqueas, en ocasiones se entrecruzan las emociones y, lo que a prio­ri es rechazado por nuestro lado cons­ciente, puede ser aceptado en par­te por nuestro inconsciente.

Algo de esto vivimos en cada una de las creaciones Disney: cuando comenzamos a disfrutar de una pro­yección de la factoría, es normal que empaticemos con el protagonista, pero, aunque nos resistamos, el sub­consciente se siente de alguna ma­nera atraído por el villano o personaje maligno. Dicho antagonis­ta cobra importancia en ocasiones, has­ta el punto de convertirse en el cen­tro de la historia y apartar a un la­do las bondades del héroe o heroí­na en virtud de una focalización com­pleta dentro del relato.

Este es el caso de Cruella, que lle­ga a nuestros cines y a la plataforma Dis­ney+ en formato de acción real, y pro­mete llenar las pan­tallas de malas intenciones para con esos tiernos perritos que se le re­presentan co­mo majestuosos abrigos.


No es la primera vez que la factoría se centra en el lado más oscuro de sus cuentos para llevar al cine, en imagen real, la historia de un per­sonaje; incluso, en 2015, todos tu­vie­ron cabida junto a sus hijos en la exi­tosa trilogía del canal Disney, Los des­cendientes.

Ya vimos, hace unos años, la fantástica acogida que tuvo Maléfica (2014), con una intrigante Angeli­na Jolie, e incluso se atrevieron con una segunda parte, Maléfica: Maes­tra del mal (2019), desde el 22 de mayo en Disney+. Aquí se deja pa­tente la razón por la que el hada pa­só a ser una criatura vengativa. Di­cho personaje está extraído del lar­gometraje de animación La bella dur­miente (1959).

Desde su primera película, tuvieron claro que en todas las culturas hay que equilibrar las dos caras de la moneda y, por ello, aparecieron per­so­najes como la madrastra de Blancanieves (1937), que consigue crear auténtico pavor cuando se convierte en la vieja bruja de la manzana, o Strómboli, que utiliza a Pinocho (1940) para su propio beneficio, encerrándolo en una jaula y mostrándolo como atracción de feria.

En esa línea, inolvidable la apari­ción de Chernabog, bajo la música de Mu­ssorgsky, en Fantasía (1940). Per­so­nalmente, tras verlo por primera vez en el cine, este hecho me mantuvo bajo el efecto de las pesadillas por varias noches y, por ende, a mis pa­dres, debido a mi corta edad.

Lady Tremaine, junto a sus desagradables hijas, arrebata a Cenicienta (1950) todo lo que le dejó en herencia su padre y se encarga de que ca­da día resulte desesperanzador.

¿Qué sería de Alicia (1951) sin la Rei­na de Corazones gritando «¡Que le corten la cabeza!», mientras ella co­rre despavorida entre cartas-soldado? Peter Pan (1953) no encontra­ría un rival digno para luchar sin la fi­gura del Capitán Garfio, obsesio­na­do por el tic-tac del reloj que se tra­gó el cocodrilo que le comió la ma­no.

Todos los villanos de Disney: El libro de la selva (1967)

Del tintero de Rudyard Kipling na­ce un misterioso personaje en forma de serpiente llamado Kaa, en su obra Los relatos de Mowgli. Disney le da forma en El libro de la selva (1967), ansiosa de tener en sus redes al niño salvaje.

Y, tras el envidioso mayordomo (Ed­gar Balthazar) de Los aristogatos (1970), otra vez la serpiente es la ele­gida para poner el toque malicioso en Robin Hood (1973), aportando inadecuados consejos al Rey Juan.

En 1989, con La Sirenita, surge del fondo del mar una de las villanas con menos escrúpulos de la produc­to­ra, Úrsula, que desafía a Tritón uti­lizando su más preciada joya, su hi­ja Ariel, y las flaquezas de amor de ella por un príncipe humano.

Es curioso que en La Bella y la Bes­tia (1991) el antagonista no es la Bestia, sino el joven apuesto y presumido del lugar, que pretende con­seguir la mano de la protagonista.

Todos los villanos de Disney: La Bella y la Bestia

Jafar buscará la lámpara mara­vi­llo­sa destruyendo todo lo que en­cuen­tra a su alrededor, sin desbancar al ladronzuelo de gran corazón Ala­ddin (1992).

En 1994 encontramos un paralelismo claro entre el rey Claudio de Ham­let y Scar (El rey león), querién­do­se proclamar como rey tras la muer­te de su hermano; y, dos años más tarde, disfrutamos de la maravi­llo­sa catedral de Notre Dam bajo la ruin mirada de Claude Frollo (El jorobado de Notre Dame -1996-).

La mitología también mostró su la­do más monstruoso en la figura de Hades, dios del inframundo (Hércules -1997-), para topar de bruces con Shan Yu, el despiadado líder de los hunos, intentando demostrar un poder imparable (Mulan -1998-).

Y, por último, es interesante dete­ner­se en dos personajes cargados de fuer­za negativa, cuya finalidad es ha­cer la vida lo más desagradable po­sible a las almas bondadosas con quien comparten reparto. El primero es el Doctor Facilier, empeñado en uti­lizar el ocultismo para ser cada vez más poderoso en Tiana y el sapo (2009); el segundo, Madre Gothel, que usa el chantaje emocional para ab­sorber toda la energía que encierra el cabello mágico de la princesa Ra­punzel en Enredados (2010).

Todos los villanos de Disney: Enredados (2010)

Soy consciente de que se quedan en el tintero otros tantos como Madam Mim e incluso el emblemático lo­bo de los tres cerditos, pero la lis­ta se hace interminable y podría re­sul­tar tediosa.

Desde los años noventa, la productora del ratón Mickey ha simpati­za­do con las realizaciones en live ac­tion como Alicia en el país de las ma­ravillas, La Bella y la Bestia y otras tantas, y promete el estreno de algunos títulos más que reconoci­dos, cuyos proyectos ya están en mar­cha. Mientras tanto, volvemos a disfrutar en pantalla grande de la fi­gura enrevesada, maliciosa y sin es­crúpulos de Cruella.

Orígenes de Cruella

El personaje brota de la pluma de Dodie Smith, novelista y drama­tur­ga inglesa, que se hizo mundialmente conocida por su libro 101 dál­matas. La historia está basada en la propia experiencia de la escritora, ya que tenía un perro llamado Pongo y, después de ayudar al nacimiento de los cachorros de éste, junto a su ma­rido, se sintió inspirada para darle forma a este relato.

Pero lo que nunca hubiese pensa­do es que su personaje malvado y sin es­crúpulos tomase la magnitud que con el tiempo alcanzó la versión ci­nematográfica de Disney, en 1961. Marc Davis fue el encargado de dar­le vida a Cruella, utilizando por pri­mera vez la técnica de xerografía pa­ra hacer la animación.

Autor de otras creaciones como Ce­nicienta o Alicia, su intención des­de el principio fue dar forma a una villana moderna, que incluso bro­tó de su entorno cercano (sin que­rer revelar nunca un nombre en par­ticular -como es lógico-) y mezcló imágenes con las ilustraciones de la novela original, realizadas por las gemelas e ilustradoras Janet y Anne Grahame Johnstone.

Todos los villanos de Disney: Cruella (2021)

Tras el éxito de la versión de animación, en 1996 llegó un esperado live action con nombre propio: esta vez era Glenn Close la que encarna­ba al maléfico personaje (ya vimos un atisbo de lo que era capaz de ha­cer, en su lado más oscuro, en Atrac­ción fatal -1987-). Su trabajo le va­lió la nominación a los Globos de Oro como mejor actriz de comedia, y consiguió que el American Film Ins­ti­tute incluyera el personaje en la lis­ta de los cincuenta peores villa­nos en la historia del cine. Ahora nos llega de la mano de Emma Sto­ne (La La Land, 2016), junto a Emma Thompson, dirigida por Craig Gillespie y con Glenn Close como directora ejecutiva.

El telón de fondo en el que se desarrolla la historia es el Londres de los Sex Pistols, en el que la moda y el contexto punk van de la mano pa­ra el complot que pone en juego la vi­da de unos tiernos cachorros.

El filme es un reclamo para los amantes de la moda, que podrán apre­ciar la majestuosa transformación del personaje, realizada por la os­carizada Jenny Beavan.

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