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Vida oculta: el sacrificio y la conciencia en plena II Guerra Mundial

Vida oculta (Terrence Malick, 2019)

El próximo 7 de febrero llega a los cines españoles Vida oculta (A Hidden Life), la nueva película de Terrence Malick. El tres veces nominado al Oscar dirige al alemán August Dielh (Malditos bastardos) y la austríaca Valerie Pachner (All my loving) en esta cinta nominada a mejor película en los Independent Spirit Awards, y que fue muy bien recibida por crítica y público en el pasado Festival de Cannes.

Vida oculta (A Hidden Life) se basa en la historia real de Franz Jägerstätter, un agricultor austríaco (Diehl) que se negó a prestar juramento a Hitler durante la Segunda Guerra Mundial, sacrificándolo todo, incluida su vida, en lugar de luchar con los nazis.

Jägerstätter nace y crece en el pequeño pueblo de St. Radegund y cuando estalla la guerra está cultivando sus tierras. Casado con Fani (Pachner), la pareja es un miembro importante de una comunidad rural muy unida. Viven una vida sencilla en los fértiles valles y montañas de la Alta Austria y el paso de los años se ve marcado con la llegada de tres hijas.


Franz recibe una llamada para que realice un entrenamiento militar básico, que le lleva a vivir lejos de su amada esposa y sus hijas durante meses. Al final, cuando Francia se rinde y parece que la guerra podría terminar pronto, vuelven a llamarle al entrenamiento. Su madre y su cuñada Resie se vienen a vivir con ellos y durante un tiempo las cosas recobran la normalidad.

En lugar de retroceder, la guerra se intensifica, y Franz y el resto de los hombres de la aldea son llamados a filas. El primer requisito de un nuevo soldado es jurar lealtad a Adolf Hitler y al Tercer Reich. A pesar de las súplicas de sus vecinos, sus compañeros soldados y los oficiales al mando, Franz se niega a realizar el juramento, oponiéndose a Hitler y al régimen nazi. Con su silencioso acto de resistencia, formula la siguiente pregunta: «si los líderes son malvados, ¿qué puede hacer uno?». Franz se niega por un sentido de responsabilidad personal y por no poder hacer algo que él cree que está mal. Acaba en la cárcel.

La película de Malick se basa en las cartas reales que intercambiaron Franz y Fani mientras Jägerstätter estaba en prisión. Erna Pultz editó la colección y Orbis Books la publicó en inglés. Se han añadido algunas líneas a las cartas y, a veces, las cartas están parafraseadas.

La historia era poco conocida fuera de St. Radegund, y podría haber permanecido oculta si no la hubiera descubierto el estadounidense Gordon Zahn durante su investigación y que llevó a visitar el pueblo en la década de 1970.

Un reparto autóctono

En los primeros días del proyecto, Terrence Malick decidió contar solo con actores austriacos y alemanes para preservar la autenticidad de la historia. El productor ejecutivo Marcus Loges presentó a Malick a la directora de casting Anja Dihrberg (El capitán), para que encontrara la línea correcta de los personajes.

Vida oculta (Terrence Malick, 2019)

Para elegir a los actores que interpretan a Franz y Fani, era evidente que debía producirse una relación natural entre ambos papeles. Valerie Pachner surgió primero y consiguió el papel de Fani. «Cuando entra en una habitación, Valerie la ilumina. Es muy fuerte porque ha crecido en esa zona. Sabía exactamente cómo tenía que ser ese personaje», comenta el productor Grant Hill.

Al referirse al proceso de casting de Vida oculta, August Diehl subraya que «la primera vez que leí el guion tuve muchas conversaciones con Terrence. Él sentía curiosidad por mi persona y con quién iba a trabajar. Recuerdo que hablamos de la vida y de cómo veíamos las cosas. Crecí en Francia en una granja sin electricidad. Sentía curiosidad por todo esto, cómo vivía y cuáles fueron mis experiencias».

Pachner mantuvo las primeras conversaciones con Malick por teléfono. «Cuando me llamó por primera vez hablamos bastante rato. Nos pusimos a hablar enseguida sobre el mundo y la vida y en ese momento comprendí que quería hacer esa película». Pachner, que creció en Austria, se sentía muy identificada con la historia. «Las personas confiaban las unas en las otras, y eso también significaba que no se podía romper con las tradiciones y ser diferente. Tenías que seguir la línea. Por eso esta historia es tan diferente».

Malick le envió un libro sobre mujeres que trabajaron en las granjas durante la Primera Guerra Mundial cuando los hombres estaban luchando. Ella también recibió un regalo de un amigo: un libro sobre cómo se siega con una guadaña.

Tirol del Sur

Los Jägerstätter vivían en St. Radegund, un pequeño pueblo de 500 habitantes situado en la Alta Austria, cerca de Salzburgo y de la frontera alemana, en la misma provincia en la que Hitler nació y pasó su primera juventud, no lejos de Berchtesgaden, su refugio de montaña durante sus años como jefe del estado alemán.

La producción pasó 24 días en Tirol del Sur, la provincia más septentrional de Italia y después se trasladó a Austria donde rodó unos días en St. Radegund. Para las escenas en la prisión, el equipo pasó los últimos 14 días en Alemania, en Zittau (7 días) y en Berlín (7 días).

El supervisor de dirección de arte Steve Summersgill dice que las localizaciones se seleccionaron  por su textura, autenticidad y sus posibilidades visuales. «Lo más importante que aprendimos es que los niveles de la luz natural eran una parte muy importante del proceso de toma de decisiones en el momento de elegir qué localización funcionaría mejor».

La película se rodó en iglesias y catedrales, granjas con ganado real, huertos, montañas, campos y caminos rurales. «La naturaleza y el entorno natural formaban parte del subtexto y las localizaciones nos proporcionaron un excelente punto de partida», explica Summersgill.

El diseñador de producción Sebastian Krawinkel llevó a cabo un trabajo de documentación sobre Franz Jägerstätter y los lugares importantes de su vida, consultando cartas y materiales de archivo. «Exploramos algunos lugares juntos un año antes para verlos en la estación adecuada. Durante casi un año mantuve una conversación semanal con Malick sobre los sets que necesitaría y qué localizaciones y referencias le gustaban».

El equipo de la película se preparó en primavera y rodó en verano. Se filmaron dos estaciones con una pequeña unidad que regresó más tarde a esos mismos lugares, a las órdenes del director de fotografía Joerg Widmer.

Como suele ocurrir en este tipo de películas, el trasfondo histórico de Vida oculta exigía que se evitara filmar edificios modernos y signos de la vida contemporánea. «Tuvimos la suerte de poder rodar dentro de un molino en funcionamiento, una herrería en funcionamiento y varias cárceles de verdad», señala Krawinkel. Una de las cárceles utilizadas fue Hoheneck, la famosa prisión de la Stasi cerca de Dresde, conocida por sus condiciones infrahumanas.

Se rodaron algunas escenas en localizaciones de St. Radegund donde tuvieron lugar los acontecimientos que se cuentan, incluidos ciertos interiores de la casa de los Jägerstätter, que a lo largo de los años se ha convertido en un lugar de peregrinación, así como junto al río Salzach cerca de St. Radegund y en el bosque que hay a los pies de la casa.

El reloj que se ve en la pared de la sala de estar de los Jägerstätter es el que estaba escuchando Fani cuando, a las 4 de la tarde del 9 de agosto de 1943, justo a la hora de la ejecución de Franz, recordó haber sentido la presencia de su esposo. El dormitorio es el de ellos y no ha cambiado de aspecto. Sus bordados siguen colgados en las paredes. Las tres hijas de Franz y Fani, Maria, Rosalia y Aloisa, viven en St. Radegund o en sus alrededores. Fani falleció en 2013, a los 100 años.

La batuta de Newton Howard

El compositor de la película James Newton Howard encontró el estilo que quería darle a Vida oculta de forma menos tradicional. Grant Hill lo recuerda: «Dudábamos entre contar con un compositor o aprovechar la música existente. Malick ya había experimentado con alguna música de James en otras películas y se puso en contacto con él. Todo ocurrió muy deprisa».

Howard considera que todo consistió en un agradable proceso de colaboración. «Una de las primeras ideas que me dio Terry fue incorporar los sonidos que había grabado durante el rodaje, como las campanas de las iglesias de las aldeas, los cencerros de las vacas y las ovejas, el aserradero, los sonidos de la prisión y las guadañas en los campos», dice Howard. «Tomé muchos de esos sonidos y los procesé convirtiéndolos en elementos musicales que están entretejidos a lo largo de la banda sonora».

Howard empezó a trabajar después de que Malick le enviara una serie de clips de la película sin ningún sonido o música. «Escribí con total libertad, pero logramos establecer el material temático clave y la identidad sonora de la música de la película. A medida que avanzábamos, elegimos trabajar escena a escena. Yo componía algo y él opinaba y después solía adaptar el montaje a lo que yo había hecho», explica el compositor.

Aunque Vida oculta se desarrolla en un contexto histórico de enorme importancia, la película es en esencia una historia humana. «Elegí centrarme en los viajes emocionales y en las crisis de conciencia de los personajes, es decir escribir música que reflejara sus historias», explica Howard, quien además insiste en que «me di cuenta de que una orquesta era lo mejor para reflejar las vistas de St. Radegund. El solo de violín que suena en toda la película representa la conexión entre nuestros dos protagonistas, y está interpretado por el violinista James Ehnes».

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