A propósito de la serie Un caballero en Moscú
A propósito de la serie Un caballero en Moscú, basada en la novela de Amor Twoles.
La segunda novela del estadounidense Amor Twoles, Un caballero en Moscú, se convertirá en una serie que dirigirá Tom Harper, que ya se ocupó de hacer lo propio con La Novela. La Novela, claro, es Guerra y Paz, adaptada por el veterano Andrew Davies en una miniserie formidable de 6 episodios estrenados en 2016 por BBC, que protagonizaron Lily James, Paul Dano y James Norton.
En la novela de Twoles, publicada en 2016 y que ha tenido una gran acogida, primero en Estados Unidos y luego en todo el mundo, el conde Aleksandr Ilich Rostov vuelve a San Petersburgo desde París cuando estalla la Revolución en 1917.
Rostov tiene 27 años, mide 1’90, es soltero y apuesto. Es un caballero: un patriota que no se siente culpable por ser noble o mejor dicho por comportarse noblemente en el sentido cabal del término.
Cuando lleva cuatro años viviendo en una suite del afamado Hotel Metropol, junto al Bolshoi y la Plaza Roja, la Checa -policía política soviética- le lleva en junio de 1922 ante un tribunal, que en un juicio sumarísimo le conmina a no salir del Metropol si quiere conservar la vida. El día en que ponga un pie fuera del recinto, lo fusilarán.
Con semejante premisa, el relato se presenta apasionante porque Rostov, que conoce el gran hotel a la perfección, irá trabando relaciones con un amplio muestrario de integrantes de la sociedad rusa de la época que trabajan o se alojan en el Metropol. Como hombre de mundo, universitario, lector infatigable, amante de la música, el arte y la buena mesa, Rostov tendrá que adaptarse a unas circunstancias en las que su afabilidad, encanto y discreción se pondrán a prueba en un país convulso, en el que las purgas se llevan por delante a millones de personas.
La novela alberga todo ese ritual bien conocido por los amantes de la gran literatura rusa del personaje lleno de dignidad que sabe que no puede perder las formas porque, perdidas las formas y las maneras, sobreviene la barbarie y desaparece la esperanza de un futuro mejor.
La relación de Rostov con Nina, la pequeña hija de un alto dirigente bolchevique alojado en el hotel, es un delicioso retablo costumbrista que nos va mostrando el universo del Metropol, la jaula de cristal de Rostov.
Ni puedo ni debo contar más. Hacerlo sería destrozar una novela amenísima, con giros sorprendentes que respetan los acontecimientos precedentes y llevan al lector en volandas. Los capítulos se suceden manejando con maestría el transcurso del tiempo dentro y fuera del hotel Metropol.
De la novela a la serie
La productora eOne, con sede en Canadá, se ha hecho con los derechos de la novela y su presidente Mark Gordon ha contratado a Tom Harper (Peaky Blinders, Guerra y Paz) para que dirija la serie, con Kenneth Branagh como protagonista. Gordon y Branagh se conocen por haber trabajado juntos en Asesinato en el Orient Express (2017), un largo con reparto cuajado de estrellas y un presupuesto de 55 millones de dólares, que a mí me pareció sencillamente improcedente, por ser benévolo.
Comprendo la elección de Branagh, pero no termino de verlo, especialmente cuando su personaje es joven. Branagh tiene 58 años y mide 1’77. Hubiera sido estimulante ver a Benedict Cumberbatch encarnando a Aleksandr Ilich Rostov, no solo por su edad (43) sino por sus 1’83 m. y por su gran expresividad y capacidad de generar humor. Ya puestos, sería un estupendo Rostov el español Alex Brendemühl, un actor magnífico que se maneja bien en inglés y es uno de los actores nacionales que mejor habla en un escenario o en la pantalla: su discurso es él.
Espero que la experiencia «hotelera» de las series de gran presupuesto se note para bien. El vestuario y el diseño de producción serán vitales porque en gran medida lo que se dice proporciona la libertad que los personajes no tienen.
La novela es larga y habrá que renunciar a texto y a algunos personajes. La habilidad de la adaptación residirá en la manera de tramar los conflictos y su recurrencia, una recurrencia que es uno de los mejores recursos de la novela de un graduado en Harvard y Yale, un bostoniano de 55 años residente en Manhattan que trabajó en el mundo de la finanzas entre 1991 y 2012. Twoles publicó su primera novela, Normas de cortesía, en 2011. Es una historia ambientada en los años de la Depresión.
Las características de la novela se prestan a una miniserie en la que la puesta en escena será muy importante para transmitir la curiosa sensación de libertad que mantiene Rostov encerrado en el hotel. De vital importancia será la escritura de diálogo y la capacidad del guionista de hacer secuencias largas. Hay que tener en cuenta que la novela no tiene tramas secundarias. Twoles nos va contando cosas del pasado de Rostov gracias a los encuentros que tiene con diversos personajes.
El esfuerzo para ambientar la historia que ocupa un arco de treinta años tendrá que ser notable. Quizás lo más preocupante sea que los productores presten más atención de la debida al maquillaje y a la caracterización. La clave será la interpretación. Porque 30 años no es nada…
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