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Isabel y El tiempo entre costuras: Un duelo innecesario

Falta de respeto al telespectador, por su tiempo, por su libertad de elección, por su derecho a un entretenimiento inteligente

El tiempo entre costuras

Isabel y El tiempo entre costuras: Un duelo innecesario

Penosa competencia entre dos series de gran nivel. El comentario de Cristina Abad.

Pocas veces, la parrilla televisiva española nos ha dado series de tan cuidada producción como Isabel y El tiempo entre costuras. Dos productos -qué impropio suena eso de producto-, dos obras para estar orgullosos de nuestra ficción televisiva, y agradecidos en tiempos, como estos de crisis, en que el consumo televisivo es mayor.

Dos series con una cuota de pantalla de 3 y 5 millones de telespectadores, respectivamente, de emisión en prime time de franja nocturna, demasiado tardía incluso para nuestro relajado horario español. Un bocado suculento para los anunciantes.


Siete días tiene la semana, cinco de ellos laborables, para distribuir la programación, y Antena 3 tenía que elegir el mismo día y prácticamente la misma hora que TVE, para colocar su bonita serie. Y haciendo hambre. Un par de años ha pasado desde que la cadena privada mostrara las primeras escenas de la adaptación del libro de María Dueñas. Tras varios meses de efecto llamada con anuncios a bombo y platillo ha ocurrido lo que era de esperar.

El tiempo entre costuras destrona a Isabel como líder de franja horaria, al hacerse con el 26,2% de cuota de pantalla y reunir a más de cinco millones de espectadores, mientras que Isabel roza los tres millones con un share de 14,6%. Pierde Isabel, aunque no tan catastróficamente como La Voz, que ha bajado hasta el 22,4% perdiendo 2,4 puntos respecto a la semana anterior. Sira Quiroga le ha sacado una distancia de 5,3 puntos de diferencia al concurso de talentos, ambas producción de Boomerang, éste último de emisión en Telecinco.

No sé qué dirán tanto la productora como la otra cadena privada afectada pero a esto se le llama competencia desleal, porque el objeto de Antena 3 es hacerse con una bolsa de telespectadores ya dispuestos a sentarse frente al televisor o el ordenador, conociendo además el producto de los contrincantes.

Pero fundamentalmente se le llama falta de respeto por el telespectador, por su tiempo, por su libertad de elección, por su derecho a un entretenimiento inteligente. Esa desatención a quién en el fondo te da de comer se manifiesta también en la poca calidad del visionado online y, sobre todo, en la desfachatez de incluir bloques publicitarios de cinco minutos antes de final del tercer capítulo pasada la medianoche.

Qué lástima que en este país no seamos capaces de sustraernos a las guerras cainitas de la contraprogramación. En vez de ofrecer una parrilla más rica justo ahora que podíamos, nos lanzamos a degüello. Las asociaciones de telespectadores deberían protestar, porque las quejas del público están en los comentarios a las noticias en los periódicos digitales y en las redes sociales.Hasta la propia María Dueñas lo dijo recientemente a un medio de comunicación: “Siento una pena terrible (por Isabel). Es una ficción excelente y muy didáctica. Lamento que haya espectadores que se vean en la tesitura de tener que optar entre ambas”.

 

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