Series: Gente normal que quiere ser persona exclusiva
¿Es necesario tener muchas experiencias amorosas antes de optar por una relación estable y de largo recorrido? Aumenta el número de personas que en la consulta piden ayuda porque desean una relación en exclusiva, alguien con quien compartir de verdad su intimidad, en quien poder abandonarse con confianza.
Parece que el péndulo social empieza a volver y este inicio del movimiento está presente en algunas series y películas. En la serie Normal People (2020) queda patente la vulnerabilidad de los seres humanos, puede entenderse como un «normalizar» ese tremendo vacío de la ausencia de intimidad o puede tomarse como una sugerencia hacia el cambio, escarmentar en cabeza ajena y tomar decisiones libres antes de que el sexo, como única vía de comunicación, arruine tu vida emocional.
Algo parecido ocurre en Newness (Drake Doremus, 2017), con guion de Ben York Jones, que se estrenó en Sundance sin pena ni gloria. Netflix se encargó de su distribución. Es reseñada en distintos medios como una película con alto contenido sexual. Lo tiene, pero lo valioso de esta cinta es que retrata de forma magnífica el desgarrador problema al que se enfrenta la generación Z: la dificultad para la intimidad y el compromiso.
Es algo perfectamente sintetizado en una conversación que tienen Gaby (Laia Costa) y Larry (Danny Huston):
GABY
¿por qué no me tomas en serio?
LARRY
¿Tomarte en serio?
GABY
Sí
LARRY
Esta relación se basa en que yo no te tome en serio. Así es como te presentaste. Así eres por tus actos. Es lo que me has demostrado. Y me parece bien. ¿Quieres saber cómo son las relaciones de los adultos? ¿Quieres que sea transparente?
GABY
Sí
LARRY
Esto es una transacción.
GABY
No
LARRY
Yo te doy un collar, miramos el océano juntos. Yo te doy un lugar donde estar, juegas a las palmas con mi hija y duermes en mi casa. Vamos a Europa, visitas a tus amigos y a tu familia, y vivimos como reyes. Y me ahorras todas esas chorradas pervertidas que tienes que hacer para sentirte plena de alguna manera. ¡¿Quieres transparencia?! ¡Pues ya tienes transparencia!
Así se comportan también los protagonistas de la serie Normal People (Lenny Abrahamson, 2020), disponible en Starzplay. Abrahansom es el director de La habitación (Room, 2014). Dos jóvenes, Connell (Paul Mescal) y Marianne (Daisy Edgar-Jones) mantienen una complicada relación afectiva y sexual. Escribo les ocurre porque no es que sean malos, es que son ignorantes, analfabetos emocionales. No tienen referencia paterna ni materna sana que les permita avanzar con equilibrio. Tienen un grave problema de comunicación de la intimidad y un enorme miedo a comprometerse, aunque se quieren como nunca nadie les ha querido, que tampoco era mucho.
Son capaces de hablar del sadomasoquismo que tienen con otra pareja, pero no de su sufrimiento interior ni de sus deseos, alegrías, ilusiones, gustos, necesidades de ayuda y de apoyo. Sí, tienen muchas relaciones sexuales con mucho consentimiento de por medio, delicadas sí, sin elipsis ni sobreentendidos en el manejo de las escenas, mucha intimidad genital y casi nula intimidad emocional. Son personajes a los que quieres, pero te da mucha pena su falta de definición de la identidad, la represión constante de sus emociones, sus conflictos intrafamiliares y relacionales que no se atreven a resolver y huyen de ellos como modo de avanzar, se han alienado con lo socialmente reconocido y han quedado atrapados en el personaje creado. Son pueriles en sus planteamientos, al igual que los personajes de Trigonometry (HBO), con los que comparten la ausencia de referencias familiares y las dinámicas infantiles. Principalmente, están incomunicados y promocionan una inmadurez emocional que les sepulta en un sufrimiento interior dramático que refleja este diálogo:
CONNELL
¿Así es como me describes a tus amigos? El tipo alto que me follaba.
MARIANNE
Más bien nos follábamos el uno al otro.
Pero, ¿es esto un problema de la generación Z? Corría el año 1980 y Antonio Vega cantaba con Nacha Pop a la Chica de ayer:
Me asomo a la ventana eres la chica de ayer / Jugando con las flores, en mi jardín / Demasiado tarde para comprender / Chica vete a tu casa no podremos jugar.
Una cosa es que mi cabeza dé mil vueltas y te desee como loco, pero mira, no podemos jugar, esto no es un juego, porque está en juego mi felicidad.
Quince años más tarde, Beautiful Girls (Ted Demme, 1996) nos ponía sobre la mesa las andanzas de un grupo de amigos varones de Knights Ridge, Massachusetts, un pequeño pueblo al noroeste de Boston.
Los hombres se plantan en la treintena y tienen que decidir sobre sus planes de futuro con sus parejas. Pero la aparición de mujeres tan dispares como Andera (Umma Thurman, explosiva física y psicológicamente) y Marty (Natalie Portman, que interpreta a una niña de 13 años que pone contra las cuerdas a Willie –Timothy Hutton– con diálogos impactantes [WILLIE: ¿qué edad tienes? MARTY: Trece, pero tengo un alma anciana], hace que tomen decisiones y salgan de la zona de confort de una adolescencia prolongada.
Tanto en Newness como en Beautiful Girls hay personajes que contrastan la inmadurez sostenida de los protagonistas, con relaciones estables y con hijos. Las presentan de modo realista, complejas y satisfactorias, duras y alegres, con intimidad y con compromiso, aburridas a veces, con falta de sueño por los llantos de los niños.
La realidad es que ahora un modo de mostrar que tienes interés en alguien es ofrecerle antes una relación sexual, y luego ya veremos. Primero la cama y luego las emociones. Intimidad en tiempos de Tinder. Hace unos años titulé un taller con universitarios: «Del amor a la amistad sin pasar por la cama».
Al empezar la sesión me dijeron: «el título está mal, debería ser de la amistad al amor, sin pasar por la cama». Me dije que el taller ya había encontrado el mood: los asistentes estaban acostumbrados a conocerse, hacer algo de amistad, acostarse y después romper la amistad. Yo les proponía que no es necesario pasar por la cama ni por el altar para amar, que primero amas a la persona y después ya decides por dónde van a ir los tiros y dónde queda esa relación: compañeros, conocidos, amigos, pareja… Lo podrás hacer si primero le amas de verdad, como sujeto personal, con confianza.
Para esto, necesitas compartir intimidad antes. Representan muy bien este planteamiento películas como Once y Begin Again (John Carney, 2007 y 2013) o Amor y letras (Josh Radnor, 2012). También algunos capítulos de la serie Modern Love (John Carney, 2019). En estos relatos audiovisuales se puede apreciar que necesitamos tener intimidad con las personas, tanto de un sexo como de otro. Por otro lado, se comprende mejor que compartir intimidad no implica tener relaciones o prácticas sexuales, aunque haya un espacio psicológico común donde está presente la dimensión sexual.
Intercambiar deseos, ilusiones, tristezas, alegrías, sufrimiento, proyectos, necesidades, heridas, victorias, y un sinfín de aspectos emocionales, intelectuales y espirituales, hace que las personas puedan amarse y unirse en reciprocidad sin necesidad de compartir la intimidad plena de los cuerpos, con los límites que necesita cada tipo de relación para mantenerla viva y dinámica, sin dependencias ni exigencias de complementariedad.
Volvemos a la película Newness, con la que habíamos empezado. Gaby se queda destrozada tras el ejercicio de transparencia de Larry. Gaby cae en la cuenta de lo que verdaderamente quiere y se lo transmite a Martin (Nicholas Hoult):
GABY
Ahora quiero algo mío. Quiero algo serio. Creía que no lo quería, pero lo quiero. No sé si lo merezco, pero quiero intentarlo. Y creo que si lo intento de verdad, quizá tenga futuro contigo. Porque cuando estamos juntos es mágico. Di algo.
MARTIN
No puede ser como antes.
GABY
Lo sé.
MARTIN
¿De verdad?
GABY
Sí. Si digo que lo sé, es que lo sé. No quiero que sea como antes.
MARTIN
¿Sabes? Cuando dije que estaba preparado, no lo estaba, no totalmente, tenía miedo, pero te quiero a ti, solo a ti.
GABY
Y yo a ti. [Ella pone cara de circunstancias]
MARTIN
¿Qué?
GABY
Creo que nos vamos a aburrir.
MARTIN
Pero está bien. Aburrirse está bien.
GABY
También nos enfadaremos.
MARTIN
Recordaremos por qué vale la pena todo esto.
GABY
Te decepcionaré.
MARTIN
Y yo te decepcionaré a ti también.
GABY
¿Me lo prometes?
MARTIN
Sí.
GABY
¿Me lo prometes?
MARTIN
Te lo prometo.