This is Us, personajes y personas extraordinarios
“Tomaste el limón más amargo que la vida te ofrecía
y se convirtió en algo parecido a una limonada”
Doctor N. Katowsky
(Obstetra en This is Us)
Vidas normales, escenarios cotidianos, sin distopías, postverdades ni transhumanismos. Personas de carne y hueso que construyen una familia, no tradicional desde luego, y sí familia en todos los sentidos, a la par que hacen crecer su identidad personal. Así somos (This is Us).
Conectas con ellos desde el primer minuto, tanto por la ternura de la historia como por la calidad del guion, la frescura de los diálogos, la puesta en escena, el sentido del humor constante, el montaje de alta calidad, los giros narrativos que te mantienen en sana expectativa, los flashbacks tan interesantes como la historia contemporánea y la tensión dramática.
This is Us, personajes extraordinarios. Si esto no fuera suficiente, puedes saborear las grandes interpretaciones tanto de los principales –Sterling K. Brown, Globo de Oro 2017 al mejor actor; Mandy Moore, excelente, y Chrissy Metz, inmensa en todos los sentidos, también nominadas; Susan K. Watson, con una gama de gestos faciales tremendamente expresivos- como de los secundarios. Mejor verla en versión original y también disfrutar de su música indie y sus versiones.
Leí en una crítica que es una comedia dramática de una «familia almibarada». Dramática sí, almibarada no lo creo. Los personajes están sometidos al amor y al desamor, a la ausencia de padre, a la adopción, al alcohol, a la bulimia, a la ansiedad, a la desorientación sexual, a los secretos de familia, a las lealtades ocultas intrafamiliares, a las infidelidades de pareja, a los ataques de pánico, a las peleas entre hermanos, a los fallos, a los errores.
Hacen limonada con todos esos limones. Viven, aman, perdonan, comprenden, aprenden, reaprenden el camino, recomienzan, luchan, caen, se levantan, buscan sus raíces y sus motivos, esperan, confían, ayudan, unen, respetan. Se tiran los platos, ponen la mesa, son felices, comen perdices, y después lavan los platos. La construcción de los personajes permite que te resulten cercanos y que quieras ir a ayudarles o a cenar con ellos, son terrenales y salen adelante, no se convierten en psicópatas.
Diría que es una serie que ayuda a vivir bien sin quitarle un gramo de sufrimiento a la vida; que estimula la esperanza sin generarte falsas expectativas; que te hace pensar sobre lo que importa en la vida, sin darte lecciones de moral; que te sugiere reflexionar sobre la paternidad, la maternidad y la fraternidad, sin limitarte por una estructura predeterminada; que te muestra las crisis normativas de las personas y cómo intentar salir adelante sin ahogarse en el drama.
Confesaré que la recomiendo a muchas personas que me piden ayuda en la consulta, para que vean cómo se puede pasar de víctima a protagonista, cómo se puede ser uno mismo, capaz, único y válido, a la vez que uno es con los demás, se deja ayudar y se enriquece en las relaciones. Y sí, con el limón también se puede hacer almíbar, quizá se referían a eso.