Fellini, Rota y el cine para escuchar

El Círculo de Bellas Artes de Madrid vuelve a ocuparse de «Il Maestro», Federico Fellini. Como hace seis años, nos recuerda que el cine del director nacido en Rímini en 1920 es un cine que se escucha, en el que con frecuencia las imágenes sirven como soporte a las melodías crea­das por el inolvidable Nino Rota. A finales de 2011, el Círculo nos obsequió con el ciclo «100 ½», paráfrasis de una de las obras maestras de Fellini, conmemorando el centenario del nacimiento de Rota, por un lado, y los cin­cuenta años del estreno de Otto e mezzo, por otro.

Entre el final de 2017 y el principio de 2018, el Círcu­lo de Bellas Artes acoge «Federico Fellini. Sueño y diseño», una exposición imprescindible para cualquier ci­né­filo que, de nuevo, pone la música de Rota en primer pla­no, con una sorpresa que los que tuvimos la suerte de presenciarlo recordaremos durante años. El Cír­culo hi­zo coin­cidir la inauguración de la exposición so­bre Fe­llini con el arranque de un ciclo de jazz. Dos ho­ras des­pués de abrirse al público la exposición, el Fellini Quar­tet em­pezó a interpretar las partituras de Nino Ro­ta con un cuidado equilibrio entre la debida fidelidad a las versiones originales y la libertad que se espera de un cuarteto de músicos de jazz. Piano (Federico Lechner), contrabajo (Pablo Martín Caminero), sa­xofón (An­dreas Prittwitz) y armónica (Antonio Serrano) fue­ron los timbres encargados de deleitar al públi­co pre­sente en el Teatro Fernando de Rojas. Los que no pu­die­ron estar pueden hacerse una idea de lo que fue en el ca­nal de Youtube del Círculo de Bellas Artes. Amarcord, Otto e me­zzo, Le notti di Cabiria e I vitelloni fueron algunas de las películas cuya música sonó para homenajear al bi­nomio FelliniRota.

Ha sido una de las poquísimas oportunidades que ha ha­bido en España de disfrutar de un concierto dedicado ex­clusivamente a Fellini. Aunque no ha sido oficialmente anunciado, no sería de extrañar que la experiencia se repitiera antes de la clausura de la exposición. No es­tá de más recordar qué ofrece la exposición, que no es poco. En primer lugar, se trata de las últimas escenas rodadas por Fellini; concretamente, tres anuncios te­le­visivos para Banca di Roma, rodados en 1992, meses an­tes del fallecimiento del director. Gran paradoja: Fe­lli­ni, el enemigo número uno de la televisión, que llegó a llevar a los tribunales a Berlusconi por el maltrato que infligía al séptimo arte, terminó su carrera rodando anun­cios televisivos. No fue nada fácil convencerle de ello, como explica el libro que acompaña a la exposición.

La muestra sirve para descubrir la «conexión españo­la» de Fellini. En los tres anuncios, que se proyectan con­tinuamente, cada uno en una sala distinta, compar­ten protagonismo Paolo Villaggio y… Fernando Rey, al­ter ego de uno de los grandes amigos de Fellini: Luis Buñuel. Y como indica el título de la exposición, las ideas de esos tres anuncios están sacados del famoso Li­bro de los sueños de Fellini, que también se exhibe en la muestra. A Gianfranco Angelucci, comisario de la exposición, le encanta hablar de esa conexión. Le encanta decir que en el Círculo de Bellas Artes, Fellini se ha­bría sentido en casa. Angelucci, desde luego, estaba co­mo pez en el agua el día de la inauguración. Su entu­sias­mo era contagioso. Por si no fuera poco disfrutar de la simple presencia del custodio del legado felliniano des­de 1993, además pudimos disfrutar de su amabilidad in­finita.

El recorrido por las salas de que consta la exposición termina recordando que faltan solo dos años para el centenario de Fellini: será una nueva oportunidad de acer­carse a la obra de, quizá, el director de cine que más pro­tagonismo ha concedido a la música.

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