Amanecer: Un poema visual silente
Van siendo muchos los que dicen que, si se quiere experimentar el devastador vigor lírico del Séptimo Arte, hay que ver Amanecer de Friedrich Wilhelm Murnau. Nos sumamos a esta apreciación, que intentaremos sistematizar, porque ya se sabe que el lector agradece que las sentencias vengan precedidas de fundamentos de hecho, y a poder ser de derecho.
Amanecer tiene la delicadeza de un exquisito poema visual silente. Lo del silencio no me parece una cursilería gratuita, porque en esta película el espectador acaba por agradecer el silencio sobrecogedor que envuelve el milagro. El milagro visual de una narración gestada en el montaje de portentosos planos y secuencias que se apoderan de los cinco sentidos del espectador.
El maestro alemán rodó en los Estados Unidos una historia de amor que podría haber sido un título más de la larga lista de películas románticas que produjo el mudo americano. Pero Murnau es Murnau, y su genio es capaz de convertir una historia mil veces contada en algo único, irrepetible, inolvidable.
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La crítica completa de esta película se publica en el monográfico nº 6 (Maestros del cine mudo) de FilaSiete. Esta revista en papel se puede adquirir por compra directa o por suscripción.
Ficha Técnica
- Dirección: F. W. Murnau,
- Guion: Carl Mayer,
- Intérpretes: George O'Brien, Janet Gaynor, Margaret Livingston, Bodil Rosing, J. Farrell MacDonald,
- País: Alemania (Sunrise: A Song of Two Humans), 1927
- Fotografía: Charles Rosher, Karl Struss
- Montaje: Harold D. Schuster
- Música: Hugo Riesenfeld
- Duración: 94 min.
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