Capitanes intrépidos: El viento en las velas
Volver a ver Capitanes intrépidos es como visitar a un viejo amigo. Una de esas películas en glorioso blanco y negro y sin fecha de caducidad, cuyas escenas quedan para siempre en la memoria. Se te queda grabado Spencer Tracy cantando aquello del pescadito, o las escenas de pesca en alta mar en Terranova, o cuando los marineros comen mientras discuten en aquella gran mesa en el interior del barco, u otras muchas escenas que mejor no estropear al que tenga la suerte de acercarse a ella por primera vez. Vas cumpliendo años y la vuelves a ver y descubres que la película sigue ahí, de una pieza, como conservada en sal marina. Ahí sigue Manuel, el pescador portugués noble y valiente; y el pequeño Harvey Cheyne, el pobre chico rico, que aparece en la pantalla tan malcriado e insoportable como siempre, o al menos al principio porque luego aprende unas cuantas lecciones que le marcarán para el resto de sus días. Porque Capitanes intrépidos no va de pesca, ni del mar, ni siquiera de capitanes, va de cambiar, de transformarse, de crecer y madurar, de la vida.
Supongo que hoy día estaría mal visto hacer una película sobre un niño que trabaja con dureza en un barco pesquero y encima allí encuentra la felicidad y se hace mejor persona, y en la que un cocinero negro sirve con una sonrisa la mesa a un montón de blancos, y además se pescan peces con la intención de comerlos.
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Esta crítica completa se publica en el monográfico nº 7 (Cine de Aventuras) de FilaSiete. Esta revista en papel se puede adquirir por compra directa o por suscripción.


Ficha Técnica
- Dirección: Victor Fleming,
- Guion: John Lee Mahin, Marc Connelly, Dale Van Every,
- Intérpretes: Mickey Rooney, Spencer Tracy, Melvyn Douglas, Lionel Barrymore, John Carradine, Freddie Bartholomew,
- Fotografía: Harold Rosson
- Montaje: Elmo Veron
- Música: Franz Waxman
- País: EE.UU. (Captains Courageous), 1937
- Duración: 117 min.
- Distribuidora en España: Movistar+
- Público adecuado: Todos