Inicio Noticias Clásicos El diablo sobre ruedas

El diablo sobre ruedas

Debut en largometrajes de un jovenzuelo Steven Spielberg de veinticuatro años, con una película reveladora de algunas de sus fuentes y referentes

El diablo sobre ruedas (1971)
El diablo sobre ruedas (1971)

El diablo sobre ruedas: Crisol audiovisual

Los orígenes del Nuevo Hollywood, surgido durante el oca­so de los grandes estudios, son un complejo cajón de sas­tre. La comercialidad menos autoexigente o la artesanía más rudimentaria -véase el cine ‘serie Z’ de Ed Wood (1924-1978)- coexisten con el talento conformador de aspiraciones ar­tísticas mayores y aun con una progresiva asunción del clasicismo, tan rechazado en los inicios.

El diablo sobre ruedas -es decir, Duel (1971)- es el primer lar­gometraje de Steven Spielberg (1946). En primera instancia, fue un proyecto televisivo emitido en Estados Unidos y Canadá en otoño de 1971. Sin embargo, después fue re­convertido en producto de exhibición comercial en salas, con una extensión ex profeso y a posteriori de su metraje.

El de Cincinnati ya sumaba por entonces más de diez acreditaciones, entre cortometrajes tales como Amblin’ (1968) y epi­sodios en series como Colombo, entre otras. Ambicioso, reclutó así a Richard Matheson (1926-2013) para que éste re­creara en guion su propio original literario de El diablo sobre ruedas.

Escritor bregado en las lóbregas grutas del suspense, la cien­cia ficción, el romanticismo gótico o el terror de matriz poeiana, Matheson ya acumulaba una dilatada trayectoria co­mo autor de libretos para cine y televisión. Su obra era, de hecho, parte de ese conglomerado nutricio del Nuevo Ho­lly­wood en ciernes, del que el propio Spielberg era integrante.

Así lo confirman (por citar títulos previos a El diablo sobre ruedas) El increíble hombre menguante (1957), de Jack Arnold; películas de Roger Corman como La caída de la casa Usher (1960), El péndulo de la muerte (1961), Historias de terror (1962) o El cuervo (1963); El último hombre sobre la tierra (1964), de Ubaldo Ragona y Sidney Salkow, sendos episodios de las series La hora de Alfred Hitchcock (1963) o Star Trek (1966), etc.

El relato sobre un hombre corriente (Dennis Weaver) con­frontado a la súbita metamorfosis de una circunstancia or­dinaria (un viaje profesional) en experiencia límite, se sitúa así en esta línea ficcional de lo extraordinario suscitado por lo patológico, de lo inexplicable e inexplicado.

¿Acaso no hay afinidades entre dicho planteamiento y el de, por ejemplo, Con la muerte en los talones (1959), de Al­fred Hitchcock…? Con los debidos matices, ¿no se trata en ambos casos de películas viajeras? ¿No ofrecen sendos esquemas argumentales invertidos, según los cuales lo excepcional deviene asunto principal y la normalidad, anécdota? ¿No es la psicopatía del camionero, un modélico McGuffin y el otro motor de la acción, junto a la defensiva supervivencia del conductor acosado? ¿Cómo no reconocer un influjo hitchcockiano en la secuencia inicial rodada en trávelin frontal, sin personajes ni más sonido narrativo que el ambiental y el ra­diofónico del coche en que viaja el protagonista…?

El diablo sobre ruedas es, además, un crisol audiovisual donde, con más o menos acierto, coexisten reglas propias del western, aderezadas con ingredientes de la coetánea moda spaghetti. Por un la­do, soledad, desplazamiento por paisajes desolados, duelo en­tre rivales… Por otro, aislamiento, sinsentido, violencia cie­ga y arbitraria, personajes despersonalizados y reducidos a piezas de un engranaje narrativo autosuficiente…

De ahí, por ejemplo, que el protagonista solo importe en fun­ción de la peripecia que es el relato. Clave en la andanza es a su vez el montaje de Frank Morriss, gran baza formal de la película, por cuanto la narración queda supeditada a y es coartada por la construcción ilusionista del lance. Con to­do, a pesar de su cierta artificiosidad, efectismos, defectos de rácord… Duel es un truco bien dosificado que se sigue con interés, pues reclama el conocimiento de su desenlace.

Ficha Técnica

  • Fotografía: Jack A. Marta
  • Montaje: Frank Morriss
  • Música: Billy Goldenberg
  • País: EE.UU. (Duel), 1971
  • Duración: 92 min.
  • Distribuidora en España: Filmin
  • Público adecuado: +12 años
Suscríbete a la revista FilaSiete
Reseña
s
Licenciado en Geografía e Historia (especialidad Historia del Arte) y Diplomado en Estudios Avanzados de Historia del Arte. Autor del libro “John Ford en Innisfree. La homérica historia de ‘El hombre tranquilo’ (1933-1952)”
el-diablo-sobre-ruedasDebut en largometrajes de un jovenzuelo Steven Spielberg de veinticuatro años, con una película reveladora de algunas de sus fuentes y referentes
Salir de la versión móvil