Eva al desnudo: Perfecto retrato de la psicología femenina

Basada en un relato publicado en 1946 por la actriz Mary Orr en la revista Cosmopolitan y luego radiado con mucho éxito de audiencia en 1949, Eva al desnudo fue la gran triunfadora de la 23º edición de los Oscar en 1951, con seis galardones (película, director, guion, actor secundario –George Sanders-, sonido y vestuario -la gran Edith Head, ganadora de ocho Oscar-).

Mankiewicz (La huella, Julio César) empieza de manera magistral un relato retrospectivo sobre la codicia y la ambición, que, a la vez retrata el mundillo teatral con sus egos, sus máscaras, sus grandezas y miserias. Detrás de un actor hay un ser humano que contagiado de su profesión puede convertir su vida en algo impostado.

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De todo eso habla Eva al desnudo, cinta mayúscula de un gran escritor y dramaturgo que cuando se puso a dirigir películas llegó a lo más alto.

El retrato de las cuatro mujeres protagonistas (sumen a la gran Thelma Ritter, el Pepito Grillo de una sublime Bette Davis, que hace de sí misma) es impresionante, sarcástico pero también conmovedor. Davis, Baxter, Holm y Ritter.

Pocas veces se ha buceado en el lado oscuro de la psicología femenina (del despecho, de los celos, de la grandeza, de la ruindad, del sarcasmo, del egotismo, del talento, del chantaje emocional, del rencor, de la ambición, del miedo a envejecer en soledad, del orgullo de la carne tersa, de la sed de posesión indivisa y omnimoda, etc, etc) de de esa forma tan sutil. Pero los personajes masculinos (con sus correspodientes miserias y grandezas, con sus limitaciones) también están bordados. La película es una fiesta en la que se disfruta de algunos de los diálogos mejor escritos de la historia del cine. Y de la primera aparición de esa actriz maravillosa llamada Marilyn Monroe, una mujer muy hermosa que algunos bobos llevan décadas empeñados en tildar de sexual bomb… and nothing more. Marilynd era un bombazo de mujer, vale; pero eso es perfectamente compatible con que sea una muy buena actriz (basta asomarse a, por ejemplo, Los caballeros las prefieren rubias).

El de Celeste Holm es un recital inolvidable. Es una de esas actrices que suponen la quinta marcha de la caja de cambios de una película. Parece que no hace nada y, en realidad, es una pieza clave en la partida. Sin mesura, la desmesura no funcionaría: sin Holm, el personaje de Bette Davis sería ridículo.

En fin, para los aficionados a los datos, es la única vez que cuatro actrices aspiraron al Oscar en la misma película. Y es la película con más candidaturas, 14, junto a Titanic y La La Land.

Ficha Técnica

  • País: EE.UU. (All About Eve), 1950
  • Fotografía: Milton R. Krasner
  • Montaje: Barbara McLean
  • Música: Alfred Newman
  • Distribuidora DVD: Fox
  • Duración: 138 min.
  • Público adecuado: +16 años
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