La quimera del oro: Ingeniosa, divertida e inteligente

Charles Spencer Chaplin nació en Londres en 1899 y en 1913 fue fichado por Mack Sennett para sus estudios Keystone, donde trabajó en 35 películas, la mayoría de un rollo. Hasta entonces, había probado suerte en Inglaterra actuando en teatros, circos, cafés y espectáculos; en 1913 ya había recorrido parte de los Estados Unidos actuando y también había representado en Canadá. Entre 1915 y 1918, trabajó para los Essanay Studios (15 películas), para la Mutual Film Corporation (12 películas) y para la First National (9 películas), hasta que en 1919 fundó junto a Douglas Fairbanks, Mary Pickford y David Wark Griffith la United Artists, con las que produciría todas las películas que haría hasta su muerte en 1977 menos Un rey en Nueva York (1957) y La condesa de Hong Kong (1967). En el período de 1923 y 1952, con la United Artists, Chaplin hizo la gran mayoría de sus obras maestras: Una mujer de París (1923), La quimera del oro (1925), El circo (1928), Luces de la ciudad (1931), Tiempos modernos (1936), El gran dictador (1940), Monsieur Verdoux (1947) y Candilejas (1952). En pleno 2017, y ya desde hace tiempo, ya nadie o casi nadie duda de que Charles Chaplin es uno de los mejores directores de la historia del cine. Quizás haya una serie de películas que en su momento no tuvieron buenas críticas y que es necesario reivindicar como obras maestras, como su último trabajo, La condesa de Hong Kong, pero casi todos sus demás largometrajes tienen el reconocimiento que merecen.

La quimera del oro, de 1925, fue su tercer largometraje después de El chico (1921) y Una mujer de París, y en ella Chaplin nos narra la historia de «The Lone Prospector», Charlot, que va a Klondike, donde se ha desatado la fiebre del oro, para encontrar fortuna. Perdido en la nieve, entrará a buscar refugio en una casa donde conocerá a Black Larson y a Big Jim McKay. A partir de aquí la historia avanzará mediante los gags de Chaplin, tan ingeniosos como inteligentes y divertidos, que son tan geniales que nos sacan una sonrisa detrás de otra. Se rodó en exteriores naturales y en estudio con un presupuesto de dos millones de dólares durante dieciséis meses, cifras que estaban al alcance de casi nadie más que de Chaplin. Dado su famoso perfeccionismo, repetía las tomas una y otra vez para alcanzar la perfección que tienen todas sus escenas cómicas, en las que es perfecto el engranaje de movimientos de los actores durante las mismas. También es remarcable la concisión con la que este cineasta rodaba, apenas se abren tramas secundarias hasta que nos encontramos con Georgia, el personaje femenino.

Durante el visionado, el humor de Charlot nos hará olvidar el hambre y el frío que tienen los personajes, y nos dejará la idea de que la felicidad radica en el amor, no en el dinero, por eso Chaplin quiere dejar atrás sus ropas nuevas y elegantes y volver a sus andrajos y reencontrarse con su amada.

Andreu Arribas

Ficha Técnica

  • País: EE.UU. (The Gold Rush), 1925
  • Fotografía: Rollie Totheroh, Jack Wilson
  • Montaje: Charles Chaplin
  • Música: Carli Elinor, Max Terr, James L. Fields
  • Distribuidora DVD: Warner
  • Duración: 95 min.
  • Público adecuado: +12 años
Suscríbete a la revista FilaSiete