Psicosis

Psicosis: El engaño de Hitch

1960. Alfred Hitchcock había firmado recientemente dos de sus grandes películas: Vértigo (1958) y Con la muerte en los talones (1959). Llevaba también varias temporadas de su serie televisiva, Alfred Hitchcok presenta, a sus espaldas. Entonces se lanza a un proyecto personal y arriesgado: una película de bajo presupuesto y gran calidad. La productora Paramount no cree que vaya a tener éxito: el material en el que se basa -la novela de Robert Bloch más o menos semejante a un crimen real- parecía desagradable, poco respetable para un director como Hitchcock, una historia para un filme de clase B. Sin embargo, el maestro del suspense logró elevar este relato de horror a su nivel, convirtiéndola en una de las más memorables películas de la historia del cine. Y todo gracias a un engaño.

Igual que en sus otras películas, el director británico logra involucrar al espectador en la narración engañándole, dirigiendo su mirada, su empatía y su atención. Para lograr el efecto buscado, Hitchcock insistió, en primer lugar, en la puntualidad en las sala de cine, su engaño narrativo tan solo funciona siguiendo la historia desde el inicio. Joseph Stefano modifica el enfoque de la novela y presenta un guion donde prima el suspense, el misterio y el engaño. Así, Hitch podía dedicarse a lo que se le daba tan bien, sorteando el peligro del exceso y del morbo. Sí, Norman Bates es el elemento clave de esta historia, pero Psicosis no explota sus peculiaridades hasta el extremo (pecado en el que sí caen esas secuelas y series que ahondan en el personaje), sino que envuelve a este gran villano en la historia de un robo.

Comienza el engaño de Hitch en esa habitación donde conocemos a Marion Crane y sus secretos. Continuamos hasta la oficina donde se presenta la gran tentación. Y ya hemos sido engañados logrando que empaticemos con quien quiere el mal. Poco a poco, la cámara, la música y los intérpretes nos meten en una espiral que nos involucra y nos hace cómplices de forma contundente, pero delicada.

Todos sabemos que Psicosis no sería lo que es sin la música de Bernard Herrmann. Sus violines chirriantes se han convertido en el sinónimo del terror…

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