Scaramouche

Película muy entretenida, que no ha envejecido, con el glamour del Hollywood de los 40 y el brillo del tecnicolor

Scaramouche (1952)
Scaramouche (1952)

Scaramouche: Paradigma del género espadachín

La novela Scaramouche, de Rafael Sabatini, fue publicada en 1921 y llevada al cine por Rex Ingram dos años después, siendo una brillante superproducción protagonizada por Ramón Novarro, que poco después interpretaría a Ben-Hur.

La novela cuenta las aventuras de André-Louis Moreau, un joven abogado, en vísperas de la revolución francesa. Un prólogo muestra las maldades de la nobleza en aquella época. Moreau ve al marqués de Maynes matar a su mejor amigo «demasiado elocuente», dice el marqués, y dedica sus energías a vengarle. Pero antes debe escapar de la policía. Lo consigue ocultándose en una tropa de comediantes, encarnando al bufón enmascarado Scaramouche.

La versión que ahora nos interesa, realizada por George Sidney en 1952, es notable por diversos motivos. En primer lugar se trata de la mejor película de este director, y uno de sus éxitos no musicales: buena parte de su obra son musicales o pseudo musicales (Escuela de sirenas, Los tres mosqueteros -con Gene Kelly-, Eddy Duchin, Un beso para Birdie -con Elvis Priestley-, Magnolia, Levando anclas, Ziegfeld follies). Tiene, no podía ser de otra manera, la ligereza y ritmo de Los tres mosqueteros, sin su música. Respecto de la versión silente gana mucho al simplificar la trama y quitarle seriedad. De hecho, es congruente con el personaje que «nació con el don de la risa», según dice la primera línea de la novela.

Por otro lado, se trata de una producción tardía. Haciendo memoria situaba la película, erróneamente, en los años cuarenta. Y es que es la perfecta cinta de los estudios en la época dorada de Hollywood, cuando se rodaban filmes de capa y espada. Esta producción llegó diez años después con toda su ingenuidad: perfectamente pulida, acabada e inmaculadamente correcta. La fotografía es óptima, y el tecnicolor recuerda al de Robin Hood, todo obra de Charles Rosher, que ganó dos Oscar a la mejor fotografía en su carrera. El montador James E. Newcom realizó el mismo trabajo, una década antes, con El prisionero de Zenda, una historia del mismo tipo. El reparto con Stewart Granger, Eleanor Parker y Janet Leigh recuerda el glamour que los estudios podían reunir en aquella época. El galán además era un gran espadachín. Él no tenía que fingir ni ser sustituido por un doble cuando había que batirse. En eso recuerda a Leslie Howard (Pimpinela escarlata) o a Tyrone Power (El signo del zorro), galanes que ciñeron espada la década anterior. Finalmente, la banda sonora de Victor Young es una de sus mejores composiciones y es de otra época, briosa o romántica, en la línea de Korngold.

Una película muy entretenida, correctísima, de lo mejor del género espadachín, que no ha envejecido porque nació ya fuera de su tiempo.

Ficha Técnica

  • Fotografía: Charles Rosher
  • Montaje: James E. Newcom
  • Música: Victor Young
  • País: EE.UU., 1952
  • Duración: 115 min.
  • Distribuidora: Metro-Goldwyn-Mayer
  • Público adecuado: +12 años (V-)
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