Scarface: Matar por matar

El neoyorquino Ben Hetch (1894-1964) es uno de los más grandes guionistas norteamericanos. Suyo es el guion imperial de esta película de Howard Hawks (El sueño eterno, Río Bravo, Tener y no tener) que adapta una novela de Armitage Trail. Asistimos a la ascensión de un criminal (inspirado en Al Capone) que va eliminando a los que le hacen sombra para llegar a la cima (Top of The World, que el guion usa de manera recurrente). La gran interpretación de Paul Muni (esos gestos de saludo con la mano al entrar, los besos al aire, los encogimientos de hombros, el gesto de desprecio a la policia con la mano bajo la barbilla) transmite la brutalidad de un personaje violento que quiere tener el mundo en sus manos.

Hawks, con 35 años y la producción del magnate e inventor Howard Hughes para United Artists, rueda con una seguridad admirable, concediendo mucha importancia a los personajes secundarios (la amante, la hermana, el brazo derecho del gánster), que tienen un carisma formidable.

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El relato tiene un ritmo perfecto en el que no hay lugar para la mitificación de la violencia criminal ni tampoco de la constancia policial para combatirla. Scarface sienta las bases de lo que más adelante será habitual en las películas que cuentan historias de criminales: la enfermiza concupiscencia por matar, el ansia por ser temido y respetado.

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FilaSiete nº 209La crítica completa de esta película se encuentra en el nº 209 de la revista FilaSiete (Especial Cine Negro), que puedes adquirir por compra directa o por suscripción.

Ficha Técnica

  • Fotografía: Lee Garmes, L. William O’Connell
  • Montaje: Edward Curtiss, Lewis Milestone
  • Música: Adolph Tandler, Gus Arnheim
  • País: EE.UU., 1932
  • Duración: 94 min.
  • Distribuidora en España: Filmin
  • Público adecuado: +16 años
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