Benh Zeitlin, director de Bestias del Sur salvaje

"Quiero llenar mi vida y mis películas de personas aventureras, valientes y con buen corazón"

Bestias del sur salvaje, de Benh Zeitlin
Bestias del sur salvaje, de Benh Zeitlin

Benh Zeitlin, director de Bestias del Sur salvaje

La película ganadora del Premio del Jurado en Sundance y de la Cámara de Oro en Cannes se estrena en España el 25 enero.

Las aguas subirán, extraños animales regresarán de la tumba y todo lo que haya más allá del dique desaparecerá en el cuento acerca de Hushpuppy, una niña de seis años que vive con Wink, su padre, casi en el fin del mundo.

Una poética forma de resumir una película que se estrena el 26 de enero en España, distribuida por Golem.

Es una de las claras aspirantes a triunfar en los Oscar, con un  director que tiene 30 años, un presente magnífico y un futuro esperanzador.

«Quiero llenar mi vida y mis películas de personas aventureras, valientes y con buen corazón. No importa si es un caos y todo se descontrola porque lo pasas con personas a las que quieres y, al final, la película acaba siendo aventurera, valiente y con buen corazón, lo que me parece más importante que un movimiento de cámara impecable. Este concepto está presente en todo el proceso de realización de BESTIAS DEL SUR SALVAJE. Mi idea de hacer cine es fabricar una energía, un sentimiento, una forma de ser que se acople a las personas que hacen la película conmigo. Se trata de inventar una realidad y poblarla con las mejores personas que conozco.

Y esto es lo que pasó cuando escogimos a Dwight Henry, el dueño de la panadería y pastelería que está enfrente de mi casa, y a Quvenzhané Wallis, del Colegio Elemental Honduras, para hacerse cargo de los papeles protagonistas, Wink y Hushpuppy. Ninguno había actuado antes, pero bastaba con mirarles a los ojos para descubrir a unos guerreros intrépidos y saber que eran capaces de cualquier cosa. Y aunque hubo que reescribir el guión de principio a fin y cambiarlo todo, daba igual, porque se trataba de elementos superficiales comparados a la posibilidad de captar el espíritu indomable necesario para articular la película.

Aplicamos este principio a todas nuestras decisiones. ¿Creamos un decorado del mar en un plató o rodamos en el mar? ¿Adaptamos una localización accesible para que se parezca al fin del mundo o rodamos en el fin del mundo? ¿Convertimos a una niña de 11 años para que interprete a una de 6 o trabajamos con una niña de 6 años?

El sur de Luisiana me conquistó porque esa mentalidad está por todas partes. Llegué hace seis años para quedarme dos meses y todavía sigo aquí. Es el hogar de la gente más tenaz de Estados Unidos, una especie en peligro de extinción. Y es lo que quería plasmar en esta historia. Los huracanes, los vertidos de crudo, la tierra que se pudre debajo de los pies confiere la sensación de que, inevitablemente, un día de estos desapareceremos del mapa. Quise hacer una película que explorase cómo se puede responder a esa condena a muerte. No sería una crítica a los políticos responsables del desastre, ni una llamada a la responsabilidad medioambiental, nada de todo eso. En mi opinión, la cuestión es cómo tener la fuerza de ver morirse el lugar de donde se ha salido, sin perder la esperanza, la alegría y las ganas de festejar que lo definen.

Encontré la respuesta en las indomables personas que interpretan la película, y la articulación de la historia en la obra “Juicy and Delicious” (Jugoso y delicioso), de mi querida amiga Lucy Alibar, una comedia apocalíptica acerca de un niño que pierde a su padre en el fin del mundo. Hushpuppy nació de nosotros dos y del espíritu de Quvenzhané Wallis. Es un pequeño animal que debe encontrar la fuerza del sur de Luisiana para sobrevivir. Le di toda mi sabiduría y todo mi valor. Es la persona en que me quiero convertir.»

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