Entrevista a Elena Martín Gimeno, directora y guionista de Creatura
La película llegó a los cines el pasado 8 de septiembre.
Nos reunimos con Elena Martín Gimeno en la librería especializada en cine Ocho y medio. Su última película, Creatura, ha sido premiada en la Quincena de realizadores en Cannes como mejor película europea. Martín Gimeno es directora (Júlia ist, 2017), actriz (Júlia ist, Suc de síndria) y guionista.
Me llama la atención que mira a los ojos desde el primer momento, que está ilusionada con su trabajo, cree en él y tiene en cuenta la reciprocidad con el espectador. Refiere que conectarán con Creatura las mujeres de mediana edad que se identifican con la protagonista y también padres de niñas adolescentes o chicos que le han comentado que intentan ayudar a su novia. Tras seis años de elaboración del guion, ella y Clara Roquet (Libertad, 2021) recogieron muchas historias que se podrían resumir en la necesidad de ser mirada, por una misma y por otros. Esta es la clave de la película: mírame.
Comentamos que no es una película didáctica porque tampoco ellas sabían la respuesta a los interrogantes que se plantean en la evolución de la protagonista, Mila. Querían que fuera abierta y dinámica, un reto, llena de preguntas, con contraste y que ayudara a reflexionar sobre progreso, lugares comunes, y cuestiones incuestionables hace años, porque ni siquiera se apreciaban y ahora son evidentes.
Procuran que los personajes evolucionen y cambien, aunque no es siempre al gusto del espectador. A Elena le emociona en particular la reconciliación de la protagonista con lo femenino, el perdón y el abrazo del padre, cómo confronta los pilares de su vida y cómo se hace responsable de integrar las partes de su yo y sus experiencias.
Le cuestiono su propia interpretación de la narrativa con dos nuevos puntos de vista. El primero es la necesidad de ayudar a que avancemos en comprender que en sexología entendemos que la intimidad erótica requiere de personas que se hacen presentes como sujetos, con unos cuerpos concretos y una respuesta sensible, que tratan a la otra persona como sujeto; hay un espacio psicológico compartido, te puedes abandonar en la otra persona, hay empatía, mentalización, cuidados, vinculación, bienestar y reciprocidad. Está de acuerdo. Le encantaría que ayudara a que se pudiera hablar de sexualidad en la pareja con más frecuencia y con más naturalidad, para compartir las dificultades y resolverlas en común.

La segunda enmienda se refiere a las referencias a la represión que ha hecho en otras entrevistas. Argumento que, como psiquiatra y psicoterapeuta acostumbrado a trabajar en sexología, no aprecio represión en la educación de Mila, sino precisamente falta de educación, de límites, de comunicación y de formación. Los padres no dijeron no en la infancia, no pusieron límites, no hablaron, no escucharon. Mila adolescente hizo todo lo que quiso sin poder hablarlo con nadie, y con las consecuentes experiencias traumáticas. Mila adulta recoge estos daños y carencias.
Elena está de acuerdo con que no hay comunicación, que no ha habido nunca una conversación sincera y en que las experiencias sexuales de la adolescencia de Mila -desgraciadamente tan frecuentes y comunes para tantas personas- son dañinas. También considera que sí que late una cierta represión implícita en la familia. En cualquier caso afirma con una sonrisa que: «siempre hubo una intención de hacer un viaje luminoso hacia un sitio de esperanza».
⇒Puedes leer la entrevista completa aquí.
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