Entrevista a Albert Dupontel, director, guionista y protagonista de Adiós, idiotas
Albert Dupontel: «Me gusta mezclar lo cómico y lo emocional. Las películas que más me marcaron transmiten mucho estos dos sentimientos, de Chaplin a Terry Gilliam»
¿Qué inspiró este proyecto?
Albert Dupontel (Adiós, idiotas)/ El deseo de hacer una tragicomedia, a mi manera, como siempre, acerca del mundo que nos rodea. Para esta historia, comencé con la idea de oponer dos casos “extremos”, el de alguien que quiere vivir pero que no puede y el de alguien que podría vivir pero que no quiere.
¿Cómo fue la escritura del guion?
Albert Dupontel (Adiós, idiotas)/ Escribir siempre me ha resultado difícil. Tras 20 años escribiendo guiones sigo pasándome unos 18 meses reescribiendo cada historia. Soy un narrador un poco “Sísifo”, empujando una y otra vez una roca que termina por caer de nuevo y teniendo que volver a empezar. La verdad sea dicha, creo que todos tenemos muchas historias, lo difícil para mí es extraerlas del caos que reina en mi cabeza.
¿La referencia a ciertas noticias en la película fue fruto de una investigación?
Albert Dupontel (Adiós, idiotas)/ Este guion lo escribí hace dos años, mucho antes de que empezaran a aparecer noticias similares en los medios. Sin embargo, da la sensación de que algunos de los temas tratados están más de actualidad que nunca. El aspecto trágico de lo que se cuenta en la película es que la Historia lamentablemente acaba repitiéndose. No soy capaz de ver el futuro, pero sí tengo buena memoria…
Parece tener un tema común en su filmografía (Bernie, 9 meses… ¡de condena! e incluso Nos vemos allá arriba), alrededor de la familia y, a menudo, de la maternidad. ¿Es un tema que le toca especialmente?
Albert Dupontel (Adiós, idiotas)/ Sí, sin que yo sepa muy bien el porqué. Me siento atraído por estos temas una y otra vez, cómo si se resetease constantemente mi disco duro personal y, sin embargo, tuve una infancia estupenda. Fui un hijo querido y bien educado, ¿pero tal vez en otra vida no me fuera tan bien? [risas]. El tema de mi siguiente película tendrá otro enfoque
pero seguramente sus resortes dramáticos estarán también ligados a este tema.
Como en su filme anterior, mezcla un estilo cómico con otro emocional. ¿Era su idea inicial?
Albert Dupontel (Adiós, idiotas)/ La idea de mezclar géneros era de hecho el propósito que me marqué desde un principio. Las películas que más me marcaron transmiten mucho estos dos sentimientos. De Chaplin a Terry Gilliam, pasando por Ken Loach. He intentado tenerlos como referencia. Pero no importa lo “serio” que sea, siempre intento que ante todo la película resulte entretenida. El punto de partida es algo serio pero el objetivo es que el espectador se una al viaje que hacen los personajes.
Háblenos sobre Virginie Efira y Suze, su personaje.
Albert Dupontel/ Ya en los ensayos, Virginie se prestó a probar cosas nuevas con mucha humildad. La encontré increíble y las pruebas de cámara también lo corroboraron. Suze es popular y sexy pero también conmovedora. Virginie se apropió totalmente del personaje de Suze. Las lágrimas de su personaje afectaron directamente a mi personaje. Además, al verla en pantalla su personaje respira ternura y humanidad, algo que pudimos disfrutar desde el primer plano en que la vimos. Me interesaba mucho contar la angustia de esta mujer enfrentada a una administración indiferente y digitalizada que intenta anularla. Suze abre la puerta a este pequeño universo en el que puede conseguir que JB no se reprima y
que el Sr. Blin vuelva a amar la vida.
¿Por qué decidió interpretar al protagonista?
Albert Dupontel/ A diferencia de Nos vemos allá arriba, estuve desde el principio implicado en la escritura y creación del personaje y entendía muy bien sus emociones de reprimido depresivo. Para interpretarlo me bastó con mirar a Virginie y con escuchar a Nicolas.
Adiós, idiotas da gran importancia a los secundarios, ¿qué puede contarnos sobre estos actores?
Albert Dupontel/ La elección del resto del reparto fue fácil. Estaba encantado de volver a trabajar con Philippe Uchan y Michel Vuillermoz entre otros. Además, estoy muy agradecido a los cameos que han realizado Grégoire (Ludig), David (Marsais)
y Kyan (Khojandi) que son verdaderas joyas de la nueva generación.
¿Qué hay del obvio homenaje a Brazil, de Terry Gilliam?
Albert Dupontel/ Esa película fue una de las culpables de mi pasión por el cine. Vi todos mis sueños allí y todas mis pesadillas. Profecía oscura y feliz de Terry sobre el mundo que se avecinaba, que me pareció en su momento sensacional y también de una precisión increíble. En Adiós, idiotas le hago un modesto homenaje contando las mismas situaciones kafkianas en el mundo actual, y también he hecho algún guiño como el de llamar a unos personajes como Kurtzman, Tuttle, Lint (personajes de Brazil). El propio Terry bautizó el filme como “brasileño” cuando le hice leer el guion, ofreciéndole un pequeño papel y me dijo: “Tu película es tan improbable como la realidad, acepto encantado”.
¿Qué idea tenía cuanto se planteó dirigir la película?
Albert Dupontel/ La película fue mucho más fácil de rodar que Nos vemos allá arriba. Quería concentrarme principalmente en una “narración emocional”, y por ello focalizarme en la plasmación de estas emociones con los actores. Para hacer esto, la mitad de la película sucede de noche, y decidí rodar en estudio con croma imaginándome los decorados al no tener ninguno. Esto me evitó el trabajo de rodar de noche y en un decorado natural muy difícil de controlar. Y, sobre todo, yo quería poetizar y magnificar tanto cómo fuera posible estos entornos urbanos, a menudo siniestros, para que me ayudasen a contar este cuento. A decir verdad, yo sabía muy bien que Cédric Fayolle (el supervisor de efectos especiales) crearía y poetizaría estos decorados urbanos en los que trabajó durante casi ocho meses.
En cuanto a los efectos visuales, la única pregunta que me hice al final de la postproducción
fue: “¿Hay algo que no podamos hacer?”. Y no he encontrado la respuesta… Cédric estaba en ósmosis total con el proyecto (como en Nos vemos allá arriba) y también dirigió la segunda unidad de rodaje.
¿Qué tal fue el proceso de montaje y de la banda sonora?
Albert Dupontel/ Como de costumbre, pasé mucho tiempo con el montaje y con la música. El excelente Christophe Julien tiene la particularidad de ofrecer música de muy diferentes características. Además, tiene gran talento para componer melodías, y estoy encantado con su contribución a la película e incluso también al montaje. Sus melodías han ayudado mucho a lograr esa narración emocional que mencionaba antes.
¿Cómo fue el rodaje?
Albert Dupontel/ Fue un rodaje fácil. Como he dicho, mi objetivo era mostrar emociones sin vergüenza alguna, ni mía ni del resto del reparto. Fue intelectualmente un verdadero “dejar ir” y físicamente un poco cansado, debido a la ola de calor recurrente de estos últimos años. Como si este exceso me agotara, insistí en contar estas historias lo más rápido posible…
¿Por qué dedicó la película a Terry Jones?
Albert Dupontel/ Terry Jones fue el primer Monty Python que conocí en persona tras el estreno de Bernie. Me pidió un VHS de la película para verla y me escribió un par de cartas, diciéndome que le gustó mucho, pero que aún no lo había visto toda [risas]. Su consideración me hizo sentir muy bien. Que el director de las películas de los Monty Python acabase interpretando a Dios en mi segunda película (Le créateur) fue para mí un verdadero logro. Gracias a su facilidad de trato, a su cultura y a su amabilidad, en cierto modo pude cerrar un círculo personal.
Fuente: La Aventura Audiovisual
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