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Entrevista a August Diehl, actor protagonista de Vida oculta

August Diehl en Vida oculta

August Diehl, actor protagonista de Vida oculta: “En nuestra sociedad actual hacen falta personas de la talla de Franz Jägerstätter”

Este viernes 7 de febrero llega a los cines españoles Vida oculta (A Hidden Life), el nuevo trabajo de Terrence Malick. Para conocer un poco más esta impactante historia, nada mejor que hablar con el actor protagonista de Vida oculta, August Diehl.

Tengo entendido que te contrataron después de Valerie. ¿Nos puedes contar cómo aterrizaste en este proyecto?

August Diehl/ Había rumores por toda la ciudad sobre un casting para una nueva película de Terrence Malick. Y me dije; «¿Y por qué no yo? ¿Por qué no me llaman?». Seis meses o un año después el director de casting me llamó y a partir de ese momento el proceso del propio casting se produjo con total normalidad. Conocía al productor Grant Hill y después hice una escena con Valerie.


Así empezó todo. Enviaron la escena a Malick. Unos días después me dieron el papel e inmediatamente después de recibir la noticia, me llamó. Recuerdo que iba caminando por Berlín y llovía a cántaros cuando Terrence me llamó por primera vez. Al final, la conversación duró 45 minutos. Quería saberlo todo sobre mí, sobre mi vida privada, dónde había crecido. Ese fue nuestro primer contacto.

¿Qué tipo de investigación hiciste para prepararte? ¿Se basó sobre todo en las cartas?

A. D./ Sí, eso me ayudó mucho porque el material es real. En las cartas te das cuenta que esas personas eran muy sencillas, dicho en el buen sentido. Eran decentes y normales. Además, las cartas también eran muy prácticas. Daba consejos desde la prisión sobre cómo afilar las guadañas y cómo cortar el césped. Me gustaron muchísimo y recomiendo su lectura a todo el mundo.

Pero también había que hacer un trabajo de campo. Antes de empezar a rodar, viajamos a la región montañosa del sur del Tirol. Un grupo de agricultores nos enseñaron cómo se trabajaba la tierra en los años 40, con herramientas y métodos antiguos. Esa fue la otra parte de la preparación. 

¿Interpretar a un personaje histórico cambia tu enfoque? ¿Lo estudias de forma diferente a un personaje ficticio?

A. D./ Es una excelente pregunta. Al principio, me centro en los hechos históricos del personaje. Pero luego la cosa cambia totalmente. No me interesa crear una copia de Franz Jägerstätter, sino aportar también mi personalidad y mis propios sentimientos a este personaje. Es una mezcla entre yo mismo y una persona que creo que podría interesar al público. Diría que al 50%.

Se trata de una película de Terrence Malick, alguien que tiene una forma muy singular de capturar las escenas y el material. ¿Fue un proceso orgánico? ¿Tuviste mucha libertad para asumir el personaje?

A. D./ Sí. Es lo que sucede cuando trabajas con Malick, te da mucha libertad. Pero eso también conlleva una gran responsabilidad. Él pone su película en tus manos como actor. Por ejemplo, rodamos en 360 grados y solo con luz natural. Así que podíamos trabajar donde quisiéramos. Fue un rodaje muy libre y estuvimos siempre rodeados de la belleza natural de la zona. También utilizamos lentes ultra anchas de 18 a 12. Incluso puedo recordar una de 6 en una ocasión. Eso también significa que la cámara está muy cerca de ti todo el tiempo, a veces a un centímetro de tu cara. Era una forma muy singular de hacer una película.

¿Qué te pareció esa forma de trabajar? Porque suena muy diferente a un rodaje tradicional.

A. D./ Bueno, las tomas también eran muy, muy largas. Como media, una toma duraba unos 22 minutos. De esa forma, en los primeros 10 minutos dices tu diálogo y luego puedes improvisar y usar tu imaginación. En los otros 10 minutos, entras en un estado muy diferente y muchas veces no sabes qué hacer. Y esos momentos pueden convertirse en los más interesantes de la escena.

Vida oculta (Terrence Malick, 2019)

En realidad, estábamos constantemente ante la cámara. Trabajábamos en la granja mientras la cámara nos seguía. Recuerdo que un día estaba durmiendo en el prado porque estaba muy cansado y cuando me desperté la cámara estaba encima de mí. Rodaban todo el tiempo y eso te permite sumergirte por completo en la película en tanto que personaje.

Es un proceso muy intenso. ¿Te resultaba difícil salirte del personaje después del día de rodaje o cuando acabó? Suena muy inmersivo.

A. D./ Lo es. Lo cierto es que vivía en la película. El rodaje en sí mismo no fue demasiado largo. Creo que fueron ocho semanas más o menos. Pero estuve totalmente entregado a la película durante esas ocho semanas. Y fue muy agotador, sobre todo la parte que discurre en la prisión. Se necesita mucha fuerza para hacer algo así. Por las noches, estaba muy cansado. Caía rendido y me dormía inmediatamente.

¿Resultó más fácil rodar cronológicamente?

A. D./ Creo que me ayudó a acercarme lentamente a ese punto oscuro del final, en lugar de empezar con él. Pero me gustó mucho ir despacio. Comprendes lo que significa estar en prisión. Echas de menos las montañas. Echas de menos ese maravilloso lugar donde habías estado rodando y también tu casa. Y eso ayuda a interpretar al personaje, porque estás solo en la prisión. Fue muy diferente. Para este personaje me ayudó mucho que el proceso fuera cronológico.

¿Cómo describirías a tu personaje, Franz Jägerstätter?

A. D./ Lo describiría como alguien muy sincero y claro. Casi como un niño: ve que algo está mal y no puede formar parte de ello. Es alguien que se limita a decir: ‘no, yo no’. Y esa sencillez le otorga un gran poder porque creo que vivimos en un momento en el que todos decimos ‘sí’: todos nos subimos al mismo tren sin pensarlo mucho. Y en nuestra sociedad hace falta ese tipo de personas, gente que dice simplemente ‘no’.

Imagina un grupo muy pequeño de personas sentadas en una habitación, unas seis personas; todos están de pie y dicen: «¡Venga sí, vamos a hacerlo!». Y solo hay uno que se queda quieto y dice: «Pues yo no». Después, todos se vuelven hacia él y le preguntan: «¿Y tú por qué no quieres? Es muy buena idea. Hay que hacerlo». Pero esa persona sigue diciendo: «Pues no, yo no. Creo que está mal». Así que se enfadan con él porque piensan que los están criticando. Eso es lo que le sucede a Franz Jägerstätter y a su «no» en este contexto. Todo el pueblo salta por los aires, su vida salta por los aires. A todos los que le rodean les fastidia su actitud. Así es como yo le veo a él.

Está claro que es alguien que cree firmemente en Dios, en Cristo. Pero no es la razón principal de su negativa. Es algo mucho más sencillo. Todos los niños del mundo saben lo que está bien y lo que está mal. Después, cuando somos adultos, lo olvidamos porque tenemos muchos puntos de vista diferentes sobre un tema; disponemos de tanta información que no podemos ver con claridad. Él lo ve con total claridad. Sabe que eso está mal y que no puede matar a nadie. Así de simple. Eso me fascina. Todavía me estremezco cuando hablo de este tema. Es increíble. La simplicidad de esa idea tiene muchísima fuerza.

¿Conocías su historia antes del rodaje?

A. D./ La verdad es que no. No es muy conocido en Alemania, y solo un poco en Austria. Creo que es mucho más conocido en Estados Unidos porque, de hecho, Muhammad Ali lo citó una vez. Pero no conocía su historia antes de saber que iban a hacer esta película.

Vida oculta (Terrence Malick, 2019)

¿Cómo fue la experiencia de trabajar con Valerie? ¿Ensayasteis antes de rodar? ¿Fue una interpretación muy orgánica?

A. D./ Sí, mucho. Y reconozco que comprendí mucho mejor a mi personaje gracias a las escenas que hice con ella. Es un lujo tenerla como compañera y además es muy diferente a mí.

Esta pareja es muy importante. A medida que transcurre la historia te das cuenta de que Franz no siempre se comporta como un héroe. Pone en peligro a su familia; abandona a sus hijos. Eso provoca muchas dudas. Y contar con una buena compañera es tremendamente útil. Es lo mejor que te puede pasar porque no ocurre siempre.

Además, has trabajado con el desaparecido Bruno Ganz, aunque solo fuera en una escena. ¿Cómo fue trabajar con un actor de esa categoría?

A. D./ Hace mucho que conocía a Bruno. Era amigo de mis padres. Trabajé una vez con él en Viena. Pero había pasado mucho tiempo desde la última vez que lo había visto y fue genial volver a trabajar con él porque esa escena con el juez es una escena extremadamente importante. Cuando la gente vea la película no podrá olvidar esa escena y es por su interpretación.

También está la voz en off, cuando lees las cartas. Es una historia trágica entre un marido y una mujer. ¿Cómo abordaste esa parte de tu trabajo?

A. D./ Es una gran responsabilidad porque son cartas personales. No estaban destinadas a publicarse. Después se publicaron y ahora están en la película y fue muy importante. Pero no solo son las cartas. Malick también añadió otro texto, así que es una mezcla. No todo es original. Después de todo es una película. No es un documental sobre un suceso. De hecho, también hay Salmos.

Terrence dirige sus películas de una forma muy peculiar. Lee mucho y tiene muchos textos en su cabeza. Así que en sus películas la gente no habla mucho porque lo que él quiere es convertir las palabras en imágenes. Es un enfoque muy delicado. La voz en off y las letras encajan en esa manera de dirigir. En realidad, es casi musical. Cuando vi la película, a veces se parecía más música que palabras.

¿La primera vez que viste la película fue en Cannes?

A. D./ No, organizaron una proyección privada para mí en una sala de cine de Berlín. Esa fue la primera vez que la vi, pero fue extraño verla solo en un cine oscuro. Después, en Cannes me emocioné. Fue como verla por primera vez, porque tienes que verla con público y sientes cómo les afecta. Cannes fue una experiencia maravillosa para todos nosotros.

Vida oculta (Terrence Malick, 2019)

Terrence Malick invierte mucho tiempo en el proceso de montaje. ¿Ese tiempo tan largo entre el rodaje y el estreno de la película cambia las cosas?

A. D./ Bueno, la verdad es que participamos en ese proceso. Mientras estuvo montando la película durante dos años íbamos muchas veces al estudio y también para hacer las voces en off. Creo que fui unas 23 veces. También nos mantuvo siempre informados sobre el proceso de montaje.

Cuando haces la voz en off, tienes la sensación de que sigues haciendo la película porque formas parte de lo que se busca en el resultado final. Nos invitaron a asistir a las sesiones todo ese tiempo y fue genial. Así que en realidad no pasó mucho tiempo entre terminar la voz en off y el estreno de la película.

Es una manera muy singular de hacer cine. Me da la impresión de que nunca volverás a trabajar de esa manera. ¿Crees que tengo razón?

A. D./ En general, uno de los grandes privilegios de mi profesión es la oportunidad de conocer a tantas personas diferentes e interesantes. Creo que esa fue una de las mejores cosas de esta película. Como has dicho, es muy especial trabajar con Malick porque su manera de hacer cine no se parece a ninguna otra.

Supongo que todos trabajan de manera diferente. Otros directores que conozco también tienen formas muy características de hacer cine. Pero Terrence vive un su propio espacio. Lo que hace es único. Es genial que disponga de libertad de hacer las cosas como él quiere y por eso nos gustan sus películas. No podría ser de otra manera porque entonces sería una película diferente, y no la que él quiere hacer.

Esta película tiene mucha relevancia política en el momento actual, sobre todo en Europa. Aunque es el relato ficticio de un hecho histórico, tiene mucho que ver con lo que ocurre ahora.

A. D./ Es verdad. La película tiene un cariz muy actual. En toda Europa los partidos de derechas están ganando poder. Cuando rodaba esta película me decía lo rápido que olvidamos la historia. Todo esto sucedió hace tan poco tiempo. Todavía hay personas que vivieron esto y asisten a lo que está sucediendo ahora. Me molesta mucho cuando lo pienso, porque es una locura.

¿Con qué mensaje se quedará el público cuando salga del cine?

A. D./ Creo que trata sobre la simplicidad de ver las cosas tal y como son y elegir conscientemente no formar parte de ellas. Elegir decir ‘no’ a ciertas cosas. Es con lo que me quedé cuando vi la película. Siento que en nuestra sociedad faltan personas dispuestas a hacer eso. O puede que no las veamos porque, como dice la última cita de la película, viven vidas ocultas.

En eso consiste la película, en estar oculto y decir un ‘no’ muy sigiloso a ciertas cosas. Un ‘no’ muy suave. Esa sería la solución para muchas cosas.

Fuente: Fox / Disney

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