Celia Rico, directora de Viaje al cuarto de una madre: «Dirigir por dirigir, algo que no siento cercano, no tiene sentido»
Celia Rico Clavellino es una sevillana pequeña y morena, enamorada del cine y de la literatura; es observadora y le gusta aprender. No la he entrevistado, hemos mantenido una larga conversación tranquila, sin límite de tiempo, sobre cosas que nos interesan, también sobre su película. A posteriori tengo la impresión de que he hablado más que ella, apenas he preguntado, en numerosas ocasiones hemos acabado una frase con las mismas palabras al alimón. Ha sido enriquecedor y nos hemos reído mucho.
Empecé hablando yo, quería conocer mis intereses, el viejo cine que me gusta, mis proyectos, «ilústrame», dijo, y me dejó hablar y descubrirle algún director que yo mimo y ella no conocía. Sirva de preámbulo al descubrimiento de una nueva directora. Tengo la osadía de decirle que solo le he encontrado un defecto, y responde «dime, de esto es de lo que se aprende». Le cuento que la película es pura emoción, «sí», apostilla, que Lola Dueñas y Anna Castillo son creíbles, «¡qué buenas, son formidables!», pero -digo- «te falta algo», concluye ella; me falta -digo- una dirección, algo que me ayude a transmitir el cariño que le tiene la hija a la madre y la madre a la hija, «ajá» -dice-, son casi dos historias paralelas. «Sí, sí, porque además están como partidas por la mitad y son como dos caras de la moneda». Está claro que se quieren, lo vemos en los detalles, eso es lo que has orquestado. Ahora bien, para tener una película necesito que me ayude a ir «hacia algún sitio» (decimos los dos a la vez).
Celia Rico/ Entiendo, entiendo, claro. Total, la película es tan pequeña, es tan mínimo el argumento, es tan pequeñito lo que pasa que entiendo que es difícil agarrarse solo a eso. Hay muy poco a lo que agarrarse. Deliberadamente he querido desnudarla tanto para que no tengas a donde agarrarte, para ir solo al gesto, al final lo que me interesaba eran los gestos de la madre y la hija, contar mi historia con gestos, pero entiendo, entiendo lo que me dices.
Sigo hablando de las localizaciones, primero la casa, al principio es difícil de ver, no muestra nada, le digo que inicialmente llegué a pensar que vivían en un garaje, poco a poco vemos más, le digo que el título es visita a la y completa, riendo «al cuarto, no a la casa al cuarto», y que me preguntaba sí en algún momento llegaría a ver la casa. «Ajá». La película transcurre en interiores todo el tiempo, pero no es timidez, sales en tres ocasiones y te encuentras a tus anchas, en la fábrica, en la discoteca -termina ella- «sí, y en el baile».
Celia Rico/ Sí, sí, y no me ha sobrado material, los exteriores que hay son los únicos que he rodado y los únicos que estaban en el guion. No hemos quitado nada. Era consciente de esos tres momentos. Para mí era muy importante, precisamente porque la película era sobre las dificultades de dejar el hogar, encerrar a esos personajes en casa. Y mostrar -en un suave ataque a mi comentario de antes- no tanto la casa sino como se mueven ellas por esos espacios. Estar cerca de ellas, por eso también son espacios muy pequeñitos. Muchas veces un espacio pequeñito es confortable, pero también te ahoga. Hay una frase que dice si estamos fuera nos ahogamos, si estamos dentro nos falta el aire.
Hablamos un rato del retrato de la adolescente que me parece extremadamente acertado y realista, particularmente en la manera de no decir las cosas, de no querer decirlas.
Celia Rico/ Sí, porque creo que los adolescentes ven a los padres como padres y con los padres no se hablan esas cosas. Luego te vas de casa, te haces mayor, y quizás hay una ventana abierta que permite hablarse de tú a tú, de madre a hija o de hija a madre, esa es la idea.
La madre es una madre perfecta, digo, y ella me interrumpe, «no es tan perfecta, tiene un fallo la madre». Apunto que será pequeñito, porque en cuanto ocurre algo… «es una madre que hace todo por la hija, pero precisamente ese es su fallo». ¿No debería? Interrumpo yo ahora, «muchas veces qué difícil es querer de una manera sana al otro querer pero al mismo tiempo no retenerle, darle un espacio de libertad; haría cualquier cosa por su hija y piensa todo el rato en el bien de su hija, pero si hay algo que ella tiene que aprender o tendría que darse cuenta es que se puede querer también dejando espacio ¿no? Y eso no significa que quieras menos».
La escena del titular de la cuenta telefónica es sencilla y revela diversas claves de actuación, pero la repites y parece redundante.
Celia Rico/ No te he entendido bien. ¿Redundante? La primera vez la llamada la recibe la hija, la segunda la madre. No es reduntante de cara a los personajes. «Pero el espectador, comienzo a decir, claro, pero es por el planteamiento de la película, la película está concebida como si fuera un espejo, a mitad de la película la hija se va y entonces es como si la película hiciera así» -hace con las manos un gesto de despliegue- «¿No? Y se convierte como en un espejo en que se mira, y muchas de las cosas que van pasando en la segunda parte ya las hemos visto en la primera parte. En el día a día las cosas son siempre las mismas: nos levantamos, hacemos esto, lo otro, en esa repetición la variación está viviendo todo eso, pero sola. La vez anterior fue con la hija, la hija le dice «mamá hay que arreglar lo del teléfono», luego es ella sola, es ella la que tiene que afrontar y tomar unas decisiones ella sola, porque ya no está con esa persona. La idea es ver a la madre en esa situación igual, pero ella es la que está distinta. De ahí esta idea de cómo repetir esas cosas. Va por ahí la cosa».
Digo la plabra influencias y responde, por enésima vez con la misma palabra, en interrogativa «¿Influencias?». En el press book hablas de Ozu.
Celia Rico/ Sí, Sí. No es una influencia, es el cine que me gusta, y me entran ganas de escribir, de pensar, sí, me gusta mucho.
Claro, pero no es una influencia, ¿quién te ha influido más?
Celia Rico/ ¿Quién me ha influido más?
O en cuya línea te gustaría trabajar.
Celia Rico/ Claro, a mí me influye la vida, las cosas que conozco. El material sensible con el que yo trabajo. Lo que tengo alrededor y me interesa. Luego cineastas no es tanto que me influyan a la hora de escribir, sino que me inspiran. Me inspiran, a lo mejor para escribir una cosa muy distinta. Ozu, por ejemplo, Lucrecia Martel me gusta mucho y me resulta muy inspirador el trabajo que ella hace, no sé, aquí en España el cine de Víctor Erice también me gusta mucho, Claire Denis también me gusta, qué más, Philippe Carré… no sé, muchos.
¿Piensas escribir siempre tus guiones?
Celia Rico/ Claro, ¿sabes lo que pasa?, que yo disfruto mucho escribiendo. Es como masticar despacito algo que te gusta y saborearlo bien. Yo disfruto muchísimo con escribir. No sé si voy a hacer más películas, pero escribir, quiero escribir, ya sea una poesía, un cuentecito. No me gustaría dejar de hacerlo. Luego, poder dirigir algo que no he escrito yo, si alguien me ofrece la posibilidad y es un guion que siento cercano, algo que yo crea que puedo llegar a hacer, vale; porque dirigir por dirigir, algo que no siento cercano, no tiene sentido.
Tenías muy claro lo que querías que hicieran Lola y Anna, desde que estabas escribiendo el guion.
Celia Rico/ Claro.
Me imagino que no has tenido muchas tomas inutilizadas.
Celia Rico/ Lo has clavado, sí, repetíamos muy poco y tengo pocas tomas; soy osada, pero me gusta rodar con un plano. El mejor lugar para contar esto es este lugar y una secuencia es ese plano. Y no tengo más que montar. En ese sentido lo que estaba en el guion es lo que se ha rodado y lo que se ha rodado es lo que estaba en el guion. A veces tienen mucho material y puedes poner una cosa delante y otra detrás, aquí era imposible. Eso es lo que he imaginado viendo la película, digo. Aquí era imposible para lo bueno y para lo malo.
¿Tenías previsto el último plano desde el inicio?
Celia Rico/ Había dos versiones, en el guion tenía dos versiones, una versión era con puerta, se iba y cerraba la puerta, y la versión con abrazo, y finalmente decidí.
Cuando estaba viendo la escena me dije, «tiene que acabar aquí, no me lo cambies, termina».
Celia Rico/ Claro, porque al final se han unido. Porque la película comienza con una madre y una hija en un sofá, están juntas pero no están juntas, viven en el mismo espacio pero cada una está mirando a un sitio diferente, al final es un abrazo que es una despedida, es una separación, pero han conseguido estar juntas, por primera vez, con todas las cosas sobre la mesa, de hecho no quería que ellas dos se abrazaran nunca hasta que llegara ese día de rodaje. Quería hacerlo al final, para que fuera patente.
¿Tenías desde el principio claro quiénes iban a interpretar?
Celia Rico/ Mira, con cada actriz ha sido distinto, cuando escribía el guion no tenía en mente a nadie. Cuando supe que iba a hacer la película empecé a pensar en actrices. Y mientras estaba mirando y mirando pensé, ¡pero si lo que yo quiero es trabajar con Lola Dueñas! Era como un deseo, y podía hablar miles de opciones, y de hecho las planteamos, con los productores, con la directora de casting, también teniendo en cuenta que sin tener a una hija era muy difícil elegir a una madre, si el físico es muy distinto no iba a ser creíble. Bueno, siempre deseé trabajar con Lola. Y luego vino la niña, con Anna, hicimos cásting, muchas, la directora de casting la grabó a ella, yo no estaba ese día, fue justo antes de El olivo, es decir que yo no la conocía, pero vi el casting y dije, es esta, sin dudarlo. Y además Lola y Anna se parecen un poco. Perfecto.
Expresamente no has querido que fuera un lugar concreto, puede ser cualquier lugar de España y, si me apuras, hasta de fuera de España, una relación madre-hija universal.
Celia Rico/ Universal en la temática, con ciertas particularidades como es la mesa camilla, la máquina de coser. Importa esta mujer y su hija como se han encerrado en su mundo, lo que sí está contextualizado es cómo ella se va a Londres.
Y ella es mucho más sensata que sus compañeras.
Celia Rico/ Exacto, aunque no es fácil, eso era algo que a mi me parecía importante, cuando ves, sobre todo en adolescentes, las fotos en las redes sociales, parece que todos tienen una vida fantástica, y cuánta gente se va con 18 a vivir fuera, y no lo pasa bien, cuando llevan un tiempo lo pasan bien, y tienen una buena vida, pero hay muchos momentos que es duro. Estás solo, no te manejas con el idioma… Conviven las dos cosas, la ilusión, no te arrepientes, quieres estar donde estás, pero eso no quita las dificultades, para mí era importante que a esta hija le costara, porque cuando estás en una situación así tampoco te atreves a llamar a tus padres y decirles ¡estoy fatal! Y mientes un poco, son esas pequeñas mentiras que al final tienen que ver con cuidar a la otra persona. Las dos utilizan ese mecanismo. Para mi era muy importante que cuando se sincera con su madre le dijera la verdad, porque no es tan fácil. Que hace frío, que es cara la vida, que tengo 18 años y que tengo que trabajar fregando platos. Para mí era importante reflejar esto porque estoy harta de ver en las películas ese mundo idílico y la verdad no es esa.
Esta madre tiene muy poca vida social, ni siquiera con sus antiguos compañeros, que la aprecian.
Celia Rico/ Sí, mira esto es algo que a veces es frecuente en un pueblo, en la ciudad es distinto. Cuando tienes construida tu vida con una persona al lado tienes unos amigos con los que has construido la vida. Cuado esa persona falta, estar con esas personas te recuerda esa vida en común. Yo he observado con personas cercanas de la edad de mis padres, del pueblo, la gente reacciona de dos maneras, una es apoyarse en la gente cercana, y la familia y los amigos son importantes para pasar el tiempo y ese vacío rellenarlo con esas personas, en este caso sería la hija; y luego hay otra forma de reaccionar, cambiar el círculo de amigos. No estar en el lugar donde recuerdas, sino que entre aire nuevo. ¿Qué pasa? Cuando eres viudo en la ciudad nadie lo sabe, pero en el pueblo la gente que ten conoce que te quiere, más o menos, de alguna manera te están dando el pésame constantemente, al final uno se cansa de que los demás, sin darse cuenta, te estén recordando ese peso. Ella lo que ha hecho ha sido refugiarse en el cuarto de la madre. ¿Cómo llega ella a salir de ese cuarto? A través de la costura, la costura es un acto creativo te permite como salir, estás dando forma a vestidos que son para cuerpos, entonces la costura le permite llegar a esas personas y abrirse a ese lugar. La película está en un momento de transción. Porque evidentemente uno no está siempre encerrado, hay un duelo y uno va saliendo. Ella no acaba de relacionarse, digo también una cosa que a mi me interesa mucho porque soy de un pueblo y lo he vivido cómo las personas muchas veces nos ayudan, como alguien tira de ti. Toda la gente que está a su alrededor la ayudan de alguna manera, sin decirle ¡eh oye!
Pedirle que haga los trajes…
Celia Rico/ …es una forma de activarla.
Tu película es una historia pequeña, muy linda, ¿a qué género pertenece, cómo la clasificarías? ¿Realismo humanista? ¿Una historia de amor?
Celia Rico/ A veces hablo de esto, de que es una historia de amor, sobre gestos, que continene emociones y cuestiones humanas. Cuando la tienen que clasificar a veces ponen drama. Pero no es un dramón, no hay tragedias, son las cosas que nos suceden a todos, porque todos nos vamos de casa un día, y todos tenemos hijos que algún día se van de casa, hablamos de la vida que sigue su curso fracasos, incertidumbres, añado yo, lo que más importa en esta película es el cariño que se tienen; Exacto, exacto.
Aparte de las clases en Barcelona y de tu escritura, has dicho que no sabes si harás otra película.
Celia Rico/ Me gustaría mucho, no depende solo de mí, pero me gustaría mucho poder seguir; muchos de los cineastas que admiro han hecho muchas películas. En el fondo es como escribir, uno tiene que escribir mucho para aprender. En el cine es lo mismo, lo que pasa es que es tan dificil, hay que levantar la financiación, hay que mover tantas cosas…, pero claro, yo quiero aprender; este es mi primer trabajo, he aprendido mucho pero hay tantas cosas que aprender después de esta experiencia; yo quiero trabajar y ya no se trata de hacer una película sino de poder trabajar en esto.
Esperamos que lo consigas, y estaremos atentos.
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