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Entrevista a Fred Cavayé, director de Manual de un tacaño (Radin!)

Fred Cavayé, director de Manual de un tacaño (Radin!)

Entrevista a Fred Cavayé, director de Manual de un tacaño (Radin!)

· “Me gusta hacer cine popular, en el buen sentido de la palabra. En Francia hay gente que confunde popular y populista”

Fred Cavayé comenzó a rodar hace poco, a una edad madura, y se ha dado a conocer muy rápidamente. Su estilo consiste en ser sencillo y eficaz. Se considera un contador de historias y procura hacerlo bien, ser comprendido y dejar contento a su público. Su obra, hasta el momento, consta de tres cortos y cuatro largos y pico (el «pico», su participación en Los infieles, es mejor olvidarlo). Los próximos tres días (con Russell Crowe) es un remake de Cruzando el límite, su primer largo.

Nada más ser presentados me dice, amable y con cierta timidez: «es mi primera entrevista fuera de Francia». Le digo que, aunque hemos venido a hablar de su última película -que entre nosotros siempre llamaremos Radin!-, no quiero limitarme a ella, ya que su rápida trayectoria es interesante.

Mientras le comento que sus películas policiacas son modernas y al mismo tiempo tienen un aire clásico que las inserta en una de las principales corrientes del cine francés, asiente y llena mis pausas de síes; lo mismo cuando menciono que no es su primera incursión en la comedia, otro género que los franceses siguen cultivando; se ríe cuando digo que Los infieles no me gustó nada. Toda nuestra conversación estará salpicada de comentarios, risas e interrupciones recíprocas.


Fred Cavayé/ Tiene razón. Formalmente mis películas policiacas son clásicas y, a su manera, Radin! también lo es. Reposa sobre el mismo esquema que aquella película con Louis de Funès y Bourville, La gran juerga. Pero está claro -así lo espero- que es un poco más moderna, actual. Del mismo modo, mis películas policiacas se basan en modelos clásicos. Creo que también la puesta en escena, siempre al servicio de la narración, participa de este concepto: procuro poner la cámara en el lugar adecuado, el más eficaz, para contar la historia y no al contrario [Intenta decir algo, le ayudo, «No juega a hacer de «autor»]. Exacto, en Francia existe una expresión, «películas de domingo por la noche», no sé si en España hay un giro parecido, porque varias cadenas de televisión suelen emitir una buena película con la que durante una hora y media olvidas que al día siguiente hay que volver al trabajo. Radin!, como mis filmes policiacos, son películas de entretenimiento, dirigidas al gran público, que siguen modelos clásicos y, espero, de calidad.

Su película tiene un guion moderno, quizás excesivamente amable. Louis de Funès, por ejemplo, fue un Avaro delicioso, se le detestaba cordialmente [se ríe]. A uno le encantaba, era pequeño, gesticulaba, hacía bromas, pero era detestable. Este avaro aparece como una víctima y uno desearía que hubiera un happy end, que todo se arreglara al final [Casi no me deja concluir la frase y se lanza].

F. C./ En realidad no se arregla, él sigue siendo un tacaño, cuando escribí mi versión del guion me propuse que al final no se convirtiera en un derrochador, que estuviera curado; quería, eso sí, que hiciera un mea culpa, que se diera cuenta de cómo era en realidad, y que el público viera que no podía evitarlo; su tacañería es como el vértigo, quien lo padece no tiene remedio. Él es tacaño y punto. Se trata de una comedia, y ya que ha mencionado a Louis de Funès -la referencia es buena-, es adecuado que al principio no nos guste el personaje, y que poco a poco, al conocerlo, no digo que le excusemos, pero sí que le comprendamos…

Radin! y mis películas policiacas tienen una característica común, y es que me gusta que la acción sea rápida

Pero nunca es detestable, lo vemos como una víctima de su propia miseria…

F. C./ Bueno, algunas cosas que hace no son nada… elegantes; miente a sus compañeros, a sus vecinos; le quita a un niño el dinero de la merienda… vamos, que al principio no es nada simpático. Es interesante que él mismo sea un desgraciado por ello. Creo que eso le da un toque melancólico, aunque, naturalmente, se trata de una comedia, de una película hecha para reír.

Me parece que la historia es lineal. No habría sido nada difícil encontrarle unos desarrollos, tramas más complejas [es el punto más débil de la cinta; él asiente, no lo ve como una crítica].

F. C./ Radin! y mis películas policiacas tienen una característica común, y es que me gusta que la acción sea rápida. Me da pánico la idea de que el público se pueda aburrir. Tal vez esto sea un defecto, pero lo cierto es que yo hago películas cortas, en las que la acción progresa a toda velocidad. Busco el placer en el cine, pero un placer sencillo [apunto que son 89 minutos]. ¡Sí! Hay, espero, momentos muy graciosos; y el final, Dany con su hija, me parece conmovedor. Pero está claro que no hago películas que van a influir en nuestra vida, son historias para pasar un buen rato en el cine. Y para eso es importante que no haya tiempo en el que uno se dedica a reflexionar sobre otras cosas.

Me gusta hacer cine popular, en el buen sentido de la palabra; en Francia no está bien visto hacer una película popular. La gente confunde popular y populista. Todos los grandes directores han hecho películas populares. Volviendo a Radin!, claro que se podía dar un tratamiento diferente a la historia, podría haberlo hecho mucho más oscuro. ¿Sabe? Cuando me puse a adaptar la historia, reescribí todos los diálogos sin más criterio que retener únicamente lo que me hacía gracia. Por ejemplo, yo soy de la Bretaña, allí se toma mucho marisco, así que se me ocurrió pedirlo en un restaurante, pero el marisco es caro. ¿Qué es lo más barato entre los mariscos? Los mejillones, y si uno es muy tacaño, pedirá solo uno. Y así con todo, ¿qué melodía se puede tocar muy rápida? En Francia, y tal vez en España también, la pieza clásica más conocida es Las cuatro estaciones, así que tocará muy rápido Las cuatro estaciones. Y así todo, sencillo, para reír un rato.

El concierto es la mejor escena. Dany Boon le habrá dado las gracias [se ríe], el papel está hecho a medida; y Noemie Schmidt (la hija) le da una réplica formidable. ¿De dónde la ha sacado?

F. C./ Hice un casting a jóvenes de 17-18 años del que retuve a cinco. más adelante, cuando íbamos a hacer las pruebas a esas cinco, veo llegar a una joven deslumbrante, una top model, era Noemie, que no tenía 17 años sino 25, pero lo hizo tan bien que resultó una maravillosa adolescente, con la ventaja de que por dentro es adulta, es una mujer, y resultaba perfecto en las escenas más dramáticas en las que había que trabajar las emociones. Es suiza y, en realidad, es cantante lírica. En cuanto a Dany, no había otro, había que amar a ese personaje y en Francia todo el mundo le adora.

Tanta popularidad en Francia puede ser un peligro para el mercado exterior; en España, por ejemplo, Dany Boon no es una estrella, tal vez sea excesivamente local.

F. C./ Espero que la historia [dice en español, con esfuerzo, «Tacaño»] sea reconocible y guste.

Bueno, y, ¿proyectos para el futuro? ¿Más cine policiaco?

F. C./ Eso espero. Ahora en Francia el género policiaco ya no funciona, y los productores no se quieren arriesgar en estas producciones que, desgraciadamente, son caras. Me encantaría volver a hacer policiaco, pero es cada vez más difícil. Me han propuesto realizar una comedia dramática, estoy trabajando en ella. Por otra parte, como Radin! ha tenido éxito me ha proporcionado algo maravilloso, tiempo. Puedo permitirme decidir sin prisas qué me gustaría hacer de verdad. Y puedo esperar [ríe], tampoco demasiado, pe­ro sí, me lo puedo plantear con cal­ma.

Cuando escribo no pienso en mí, pienso en el público que irá a ver la película. No porque
busque el éxito, sino porque cuando hablo me gusta que me entiendan

Siempre será una película popular.

F. C./ [Parece pensárselo] Bueno, sí. Porque cuando escribo no pienso en mí, pienso en el público que irá a ver la película. No porque busque el éxito, sino porque cuando hablo me gusta que me entiendan. Y me gusta contar historias, y me gusta que las entiendan. En Francia, a veces, es complicado. Antes de Radin!, mis películas eran bien consideradas, porque estaba Vincent Lindon. Ahora ven Radin! y dicen, «lo hace para pagar los impuestos»… He puesto el mismo empeño, he disfrutado lo mismo haciendo esta película como las anteriores. Y voy a continuar rodando las películas que me agradan.

Mientras tanto, ¿escribe?

F. C./ Sí.

¿Para otros?

F. C./ No, eso lo hacía antes. Ahora, las ideas que me parecen buenas, me las quedo [ríe].

Y las malas para los otros…

F. C./ Eso tampoco.

No es tacaño.

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