Entrevista a Marta Nieto, protagonista del cortometraje y posterior película Madre
Marta Nieto (Madre): «Hasta ahora he hecho más audiovisual que cine, y ahí es donde mejor me reconozco y más me quiero orientar, también como guionista y directora».
Recuerda perfectamente el día que se decidió a ser actriz. Tenía 12 años y era una chica muy tímida, pero cuando subió al escenario de una obra de teatro en el colegio se dio cuenta de la facilidad para interpretar y transmitir al público. En su familia no había ningún referente en el mundo del espectáculo, así que al terminar el Bachillerato se matriculó en Filología Hispánica y en Arte Dramático. Finalmente, esta segunda opción fue la definitiva. Actualmente goza de su mejor momento profesional gracias a los múltiples premios que ha recibido en los últimos años con el corto y su ampliación a largometraje de Madre, de Rodrigo Sorogoyen.
Empezó a trabajar en 2003 en cine y televisión. Desde entonces ha participado en más de 50 producciones en España y fuera de nuestro país. ¿Cuál es su percepción como actriz y como espectadora de este fenómeno de saturación de contenidos audiovisuales en un número cada vez más creciente de plataformas?
Marta Nieto/ Para tomar un poco de perspectiva, yo diferenciaría entre el audiovisual, que se ha puesto tan de moda como entretenimiento, representado en las plataformas de streaming por las series principalmente, y el cine. Yo hasta ahora he hecho mucho audiovisual y muy poco cine, y ahí es donde mejor me reconozco y más me quiero orientar, también como guionista y directora. El audiovisual es un nuevo negocio, un “boom” donde el entretenimiento de rápido consumo propone una conexión aislada a través de los dispositivos móviles, que tiene que ver muy poco con el cine. Es evidente que hay una artesanía y unas fórmulas que hay que saber manejar para que el espectador conecte rápidamente con las historias, pero creo que dejan poco poso. Me parece que el cine, la literatura o la pintura tienen una connotación artística muy distinta. A través de una buena película o un gran libro uno sale transformado, modificado. Vive una experiencia que no ha vivido antes, y ha tenido una conversación con esa obra que le ha llevado a cambiar, a moverse de sitio. Y eso hace que el audiovisual, al menos en su mayor parte, sea efímero. El arte sin embargo es una comunicación más profunda y perdurable, que nos ayuda a entrar en catarsis, a entendernos y crecer. Como decía hace poco Jaime Rosales, la televisión se ha adueñado de la prosa, y al cine le ha quedado la poesía.
Si tuviese que poner por orden sus prioridades en el trabajo de crecimiento de una actriz, ¿qué pondría primero: la dirección de actores, el guion o la empatía con el resto del reparto?
Marta Nieto/ Creo que es fundamental antes que nada saber qué está contando mi personaje y la película. A partir de ahí soy capaz de afrontar el guion pudiendo implementar o proponer mejoras desde mi sitio para optimizar ese mensaje. En ese momento me siento con una libertad para crear, viajar e investigar desde la manera de contarlo que propone el director, que es el segundo punto más importante. Yo tengo que entender y asumir ese estilo a la hora de poder aportar, imaginar, pensar y meterme en la situación. Cuando tienes ese personaje ya “habitado”, en el rodaje puedes volar, y se pueden dar situaciones en las que haya auténtica magia. Eso es lo más maravilloso de mi profesión. Pero si no hay esos dos asideros del guion y un modo personal de contar del director, la relación con el resto de actores en el set, o la confianza en el equipo técnico, no me sirven como soportes. Son aspectos que ayudan y mucho para crear en el rodaje, pero pienso que hay que venir con el personaje dentro desde hace semanas o incluso meses. Eso que decía Fernando Fernán-Gómez que al actor le pagan por esperar a que todo está preparado es verdad, pero esa espera no es desde el vacío, sino desde la interiorización del personaje.
Los que nos dedicamos al cine, de una manera u otra, recibimos pocos ánimos para seguir adelante ante la falta de buenas perspectivas profesionales y económicas. Como actriz, ¿cuál es el motor que le ha llevado a seguir después de casi 20 años de profesión?
Marta Nieto/ Es una pregunta muy complicada de responder, pero también muy valiosa. Por un lado, creo que la vocación es algo de lo que me he querido desprender durante mucho tiempo, porque efectivamente hay veces que no he querido hacerme responsable de lo que significaba ser actriz. Porque es muy laborioso, requiere estar alerta todo el tiempo, estar activa, aprender y asumir las consecuencias de esa creatividad. A día de hoy, en un proceso que principalmente empezó con Madre, en el que me he reconocido cómo soy como actriz y cómo quiero ser, me he dado cuenta de que esa responsabilidad también es una libertad, y que puedo ejercerla. Por eso me pongo a escribir y voy a dirigir una película, porque quiero llevar mi carrera hacia lugares donde sienta que puedo expresarme en sitios muy profundos y puedo contar historias que sean muy valiosas y aporten algo.

Retomando la pregunta, a mí me pasa algo desde siempre y es que me apasiona el ser humano como material de trabajo, investigación y aprendizaje. La muestra más cercana de ese material soy yo misma. Aprenderme, haberme ordenado y organizado emocionalmente, haber encajado en una sociedad que me ha parecido a veces muy inhóspita y dolorosa, a ratos maravillosa. Así que mi motor tiene bastante que ver con una cita que, sin querer ser pretenciosa, me resulta muy inspiradora: “Un ser humano joven y bello es una obra normal de la Naturaleza, una persona mayor y bella es una obra de arte”. Esto es lo que quiero contar, encontrar lugares de análisis desde esta perspectiva en la que cada personaje y cada historia expresan esa obra de arte que es el ser humano en su madurez.
Junto a esa observación de la realidad que le rodea estarán también las referencias interpretativas…
Marta Nieto/ Por supuesto, hay personas que me inspiran. Hace mucho que decidí que todos los días quería tener al menos una experiencia que me pusiese la piel de gallina, ya sea una canción, una película o un abrazo de mi hijo. No perder así la capacidad de inspirarme y para eso tengo referentes que me ayudan en los momentos en que no tengo esa experiencia. Me encantan actrices como Cate Blanchett, cómo llevan la vida y cómo llevan el trabajo. He visto muchísimas veces las dos películas de Elizabeth, que tienen algo que se transmite con la mirada, con el subtexto, que dice mucho sin necesidad de decir nada. También la fortaleza y vulnerabilidad que transmiten Amy Adams o Carey Mulligan. Me fascinan su sensibilidad y franqueza delante de la cámara en los primeros planos. Son actrices que se dejan ver, que componen como Marion Cotillard, en la película de los hermanos Dardenne (Dos días, una noche, 2014). Por otro lado, sigo a algunas directoras y cineastas porque me interesa su punto de vista, que es lo que hace diferente a cada una de sus historias. Céline Sciamma, por ejemplo, tiene una sensibilidad y una versatilidad que conecta mucho con la actriz con la que trabaja habitualmente, Adéle Haenel (Retrato de una artista en llamas, 2019). O Xavier Legrand, que hizo una película como Custodia compartida, que me resulta extraordinariamente inspiradora.
Ha rodado películas y series en diferentes países, idiomas y géneros. ¿Qué experiencia ha sacado de esa diversidad?
Marta Nieto/ Cada rodaje es un mundo. No solo por los países, sino también por los equipos. Al fin y al cabo somos personas y cada grupo es muy distinto. Por ejemplo, la película que hice en Italia el año pasado (Lasciarsi un giorno a Roma, Edoardo Leo) era con un equipo estupendo, rodar en otro idioma es un reto siempre, pero también sabía que era algo que tenía poco que ver artísticamente conmigo. Era más un ejercicio, una prueba, pero ya a la hora de ver el guion me doy cuenta de que es una comedia romántica en la que no tenía expectativas artísticas muy elevadas. En Francia, con Madre, fue totalmente diferente, porque de repente sentía un respeto por el cine, desde los productores al equipo o los que nos rodeaban en el rodaje y no tenían nada que ver con la película. Era algo mucho más afín a mi modo de entender la profesión que lo que yo he vivido muchas veces en España, por ejemplo, donde hay de todo.

¿Cree que una actriz debe ganar en versatilidad con cada trabajo o es lógico, e incluso aconsejable, especializarse en algún tipo de registro dramático más cercano al talento personal de cada uno?
Marta Nieto/ Depende de cada uno. Cuanto más nos conozcamos, más fieles vamos a ser con lo que queremos hacer. No tiene ningún sentido, llegado un momento en la carrera de un actor, en que hagas personajes que no quieres hacer. Por ejemplo, hace poco me han ofrecido un papel en la serie más vista de Italia. Pues eso no quiere decir que me lo vaya a pasar bien haciendo ese trabajo. No tiene que ver con que no lo pueda hacer, tiene que ver con qué tipo de persona y de actriz quiero ser. Es verdad que hay actores como Paco León que prácticamente puede hacerlo todo o tiene un don para casi todo: comedia, drama, sabe actuar, escribir, dirigir… Y luego hay otros actores que se acercan solo a los personajes que se parecen a su manera de ser, con los que tampoco me identifico. A mí me gustaría más poder mimetizarme con mucha variedad de personajes, pero para eso es esencial que haya personajes bien escritos y profundos que, en general, no existen. Me encantaría poder hacer personajes de composición, tengo un proyecto de uno muy famoso e histriónico, que tiene que ver muy poco con mi carácter y que me parece un reto fascinante para interpretarlo desde mi propia experiencia y desde la verdad que conozco y vivo.
¿Hay modos de evaluar su trabajo que le influyen de una manera especial: las reacciones del público en cine o en teatro, los comentarios posteriores de la crítica o de los compañeros de profesión, etc.?
Marta Nieto/ Claro. Al fin y al cabo estamos comunicando. Mi proceso ha sido el de conquistar personajes para llegar al espectador. También leo las críticas positivas y negativas, intento no creerme ninguna pero sí escucho lo que dicen. Intento disfrutar y dar todo lo que puedo en el proceso creativo para que el personaje pueda servir al espectador para viajar a través de él y vivir una historia. Luego los premios son una palmadita en la espalda que sirven para dar un impulso importante en tu carrera. Yo en mi vida profesional he tenido épocas de desierto, y cuando llegan los reconocimientos te cargas de fuerza para seguir adelante en la dirección que quieres seguir como artista.
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