Entrevista a Martin Bourboulon, director de Eiffel
Martin Bourboulon: “Me quedé impresionado desde el primer momento con la ambición del proyecto: una épica historia de amor sumamente romántica contada sobre el trasfondo de la construcción de la torre Eiffel”.
¿Cómo y cuándo se involucró en Eiffel?
Martin Bourboulon/ La larga historia de Eiffel empezó hace más de 20 años. La idea de la película y del guion original surgió de Caroline Bongrand. Con el tiempo, se escribieron varios borradores distintos. En cuanto a mí, me incorporé en 2017, cuando me reuní con la productora, Vanessa van Zuylen. Me quedé impresionado desde el primer momento con la ambición del proyecto: una épica historia de amor sumamente romántica contada sobre el trasfondo de la construcción de la torre Eiffel. Junto a Thomas Bidegain y Caroline Bongrand, reescribimos el guion y, poco después, Tatiana de Rosnay se incorporó y añadió la estructura de flashback. Natalie Carter también contribuyó.
¿Cómo fue la naturaleza de su colaboración con los coguionistas?
Martin Bourboulon/ El plan era ceñirse lo máximo posible a la idea de una épica historia de amor, que además es una película de aventuras, que giran ambas en torno a la construcción de uno de los monumentos más famosos del mundo. Todo el trabajo que se hizo en el guion -y luego en la dirección y en el montaje- consistió en asegurarse de que las dos historias se retroalimentaran constantemente, a la vez que respetaban los hechos históricos tal como se iban sucediendo. Ahí reside el poder del cine, en su capacidad para llenar los huecos que deja la historia y elaborar una hipótesis ficticia que se convierte en la premisa de la película: Eiffel decide construir la torre, un proyecto que había rechazado en un primer momento, como acto de amor por Adrienne. Todos queríamos hacer una película épica y espectacular, con un fuerte componente emotivo.
¿El proceso de selección del reparto se realizó al mismo tiempo?
Martin Bourboulon/ En el caso de Romain Duris, ¡fue incluso antes! Es el único actor que tenía en mente para Gustave Eiffel y el único al que le ofrecí el papel. Se correspondía exactamente con la imagen de modernidad con la que deseaba dotar a este proyecto. Romain posee una cierta ambivalencia; su porte es contemporáneo y rock and roll, pero la ropa de época le sienta maravillosamente. Posee una cualidad romántica que era lo que yo buscaba para esta historia de amor y puede interpretar cualquier papel. En mi cabeza, cumplía todos los requisitos.
¿Cómo se le ocurrió juntarlo con Emma Mackey para formar una pareja cinematográfica tan peculiar?
Martin Bourboulon/ La idea se le ocurrió a Vanessa van Zuylen, cuando vio a Emma en la primera temporada de Sex Education. Gracias a la serie y a la fuerza de Netflix, Emma ya era famosa en todo el mundo… Pero más allá de la serie, no era especialmente conocida para la mayoría de la gente en Francia. No se me podía ocurrir una candidata mejor para personificar el misterio que rodea a Adrienne. Emma tiene mucho talento, posee una gran facilidad para la interpretación, muy sincera e instintiva. Su presencia no hizo sino acentuar el aire contemporáneo que yo buscaba.
¿Ensayó con los actores?
Martin Bourboulon/ No, decidí expresamente no hacerlo porque no es algo que se me dé bien. No hago más que lecturas, sin dar muchas indicaciones a los actores, para ver si se sienten cómodos con el lenguaje y si hace falta hacer algún cambio en cuanto a cómo se dicen ciertas cosas. Confío en ellos y prefiero trabajar con los actores y ofrecer indicaciones en ese momento mágico en el que estamos todos en el set de rodaje con las cámaras grabando.
La película se llama Eiffel, pero el personaje de Adrienne es tan importante como el de Gustave…
Martin Bourboulon/ Sí, la naturaleza contemporánea de la película descansa también sobre sus hombros… Dar vida a un personaje femenino fuerte era algo que todos deseábamos. Ya resultaba evidente en el guion original. Adrienne es una mujer que se rebela contra su educación burguesa y le interesa alguien que no es necesariamente la clase de persona con la que se supone que debía acabar. Sin desvelar demasiado sobre la estructura dramática de la historia, gran parte de lo que está en juego en esta película depende de la capacidad de reacción de Adrienne. Sus decisiones, como algunas de sus acciones, son las que deciden la historia. Detrás de Adrienne, está la torre, y viceversa. Emma Mackey encarna a la perfección al personaje con energía y gracia.
¿Tenía alguna referencia en mente mientras dirigías Eiffel?
Martin Bourboulon/ No recurro demasiado a ninguna referencia concreta antes de rodar. Pero hay una película a la que no dejaba de darle vueltas, que era First Man (El primer hombre), de Damien Chazelle. Me gusta cómo el director nos ofrece una perspectiva íntima de un personaje que afronta un reto que lo supera en mucho: aterrizar en la luna. Consigue combinar con brillantez un retrato íntimo en el que se mantiene muy cerca del personaje gracias al uso de la cámara en mano, con una historia más espectacular de la conquista del espacio. Eso es exactamente lo que quería lograr en Eiffel: mantenerme cerca de los personajes, a la vez que contaba una gran historia de aventuras: la construcción de la torre Eiffel.
También está el reto de representar la torre Eiffel… ¿Cuál era su visión al respecto?
Martin Bourboulon/ Desde el principio, había una misión muy clara en esta película: que la torre estuviera suficientemente presente en la pantalla como para ofrecer algo visualmente espectacular. También sentíamos que presenciar las distintas fases de su construcción resultaría más espectacular aún que verla en su auténtica forma, ya terminada.

Quería integrar los efectos especiales a base de mantenerlos de fondo, con el contrapunto de los personajes en primer plano. Quería crear algo absorbente, captado de primera mano, sin convertirlo en una muestra de pericia técnica. Para conseguirlo, me apoyé mucho en nuestro diseñador de decorados, Stéphane Taillasson, y su asombrosa reconstrucción del París del siglo XIX. En cuanto a los efectos especiales digitales, conté con BUF y Olivier Cauwet, que acababan de trabajar en Blade Runner 2049. Empezamos por preguntarnos qué era lo que había en juego en cada escena y luego integramos los efectos visuales. Olivier fue una ayuda tremenda, con su talento y su experiencia.
¿Cómo trabajó con los actores durante el rodaje?
Martin Bourboulon/ Como dice tan elocuentemente Spielberg, el trabajo con el actor en el rodaje empieza por el casting. Si los actores están bien elegidos, buena parte del trabajo ya está hecho. En el rodaje, ya se había establecido un buen nivel de confianza entre nosotros.
Nunca les indicaba lo que esperaba en la primera toma, para permitirles confiar en su talento y no perderme una forma de abordar la escena que no se me hubiera ocurrido a mí. Mi trabajo con los actores trataba más bien de reorientar o de corregir, más que de dirigir propiamente dicho.
A menudo le sugería a Romain que se comportara al contrario de lo que decía su personaje, a fin de tratar de expresar lo que Eiffel pensaba en realidad. Por ejemplo, cuando Eiffel le decía a Adrienne: “Esperaba no volver a verte jamás”, le pedí que lo interpretara como si estuviera diciendo: “Me ha conmovido volver a verte”. El objetivo era transmitir sus sentimientos a través de su interpretación y de su cuerpo, no solo mediante el diálogo. Romain lo hace magníficamente, utilizando su forma de tocarse los guantes para comunicar lo que está pasando en lo más profundo de Eiffel: está completamente anonadado de volver a ver a Adrienne.
Tardó 36 semanas en montar la película. ¿Por qué resultó tan complicado?
Martin Bourboulon/ Fue una tarea difícil, conseguir un equilibrio entre las distintas líneas temporales de la historia de amor y de la construcción de la torre.
Llegado cierto punto, hace falta dejar de lado el guion y reinventar la estructura.
Teníamos imágenes preciosas, actores asombrosos y escenas magníficas, pero la historia no acababa de funcionar, la magia y la emoción no eran lo bastante fuertes. Eso dio lugar a una colaboración muy larga y cooperativa con la montadora de la película, Valérie Dessine.
Vanessa van Zuylen, Ardavan Safaee y Marie De Cénival se pusieron a nuestra entera disposición durante esta etapa, mientras seguían las distintas fases del montaje. Sus opiniones y comentarios resultaron muy útiles para encontrar la versión adecuada, la que dejara satisfechos a todos y nos hiciera sentirnos orgullosos.
¿Fue durante esta etapa de montaje cuando se compuso la música?
Martin Bourboulon/ Por supuesto. Alexandre Desplat estuvo trabajando en paralelo todo el tiempo, proporcionándonos distintas muestras. Su visión y sus sugerencias me permitieron ver algunas de las escenas desde un ángulo diferente. Con la música, puede ver a los actores, la composición, bajo otra luz.
Se le ocurrió muy rápido un leitmotiv, del que después compuso distintas variantes de ambientes y colores diferentes. Consiguió encontrar un equilibrio entre lo íntimo y lo épico.
Fuente: eOne
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