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Entrevista a Paco Arango, director de Los Rodríguez y el Más Allá

Paco Arango, director de Los Rodríguez y el Más Allá

«Sueño con la taquilla de Campeones y con la pasta que entregaría a los niños con cáncer»

«Hitchcock dijo ‘no trates ni con niños ni con perros’, y en esta peli he rodado con ambos»

· Crítica de Los Rodríguez y el Más Allá

Si hubiera que hacer su caricatura seguramente sería una boca abierta riendo a carcajadas sobre un cuerpo flaco, y una nube como de estampida. Paco Arango es un tipo corriente en la doble acepción del término. Un ‘Rodríguez’ con mucha prisa por hacer cosas y con buen ojo para las inversiones. Un día decidió que su mejor inversión era para ese ‘Más Allá’ de la película, donde espera encontrar el aval de un montón de chicos a los que ha ayudado a no perder la sonrisa en su enfermedad. Para ellos y sus familias ha hecho esta película sobre dos planetas muy similares –Maktub y La Tierra- entre los que hay una extraña conexión, y una familia con súper poderes absurdos. La semana pasada vino a Sevilla a pre-estrenar su película y a impulsar, mediante la Fundación Aladina que preside, la remodelación de la Unidad de Oncohematología Pediátrica del Hospital Universitario Virgen del Rocío.

Cristina Abad/ ¿De dónde surge la idea de esta historia un poco distinta a Maktub o a Lo que de verdad importa?


Paco Arango/ De un campo de Jamaica… [bromea]. No, me di cuenta de que si quería hacer cine benéfico para recaudar dinero, obviamente cuanta más gente fuera al cine, mejor. ¡Ala… Dina! fue una serie familiar que produje hace tiempo, donde había súper poderes y que tuvo muy buena acogida. Intenté replicar la fórmula con el surrealismo de una familia española que tiene poderes que no sirven para nada. Una especie de Avengers sin necesidad alguna. Me hacía muchísima gracia también pensar en el personaje de un abuelito de otro planeta que está sumido en el caos, mucho peor que el nuestro. El argumento empezó a surgir. En un momento dado, Tomás Pozzi (Félix, el agente que viene del otro mundo) se llevaba fatal con el padre de la familia y me entró una carcajada. Pensé: «Y si se lo carga la madre, ¿qué pasaría?». El guion de Los Rodríguez y el Más Allá era un juego que iba surgiendo, una especie de rompecabezas. Rodé mucho más de los que viste en pantalla. Siempre me pasa. Digo: «Por tu madre, Paco, ¡no te pases una palabra!». Pero, nada.

C. A./ Sí, tiene un toque muy surrealista, deliberadamente kitsch y algo grotesco, casi almodovariano, en escenas protagonizadas por Rossy de Palma, como la doctora de la base espacial; Enrique Villén, como ministro de Hacienda; o Eduardo Gómez, un entrañable actor que nos dejó este verano, que interpreta el papel de ascensorista.

P. A./ Eduardo era un tipazo. Me quedé en shock cuando supe de su muerte. Pensar que su última película fue Los Rodríguez y el Más Allá me enorgullece pero también es una tristeza. Cuando le propuse participar, me dijo: «He venido por ti». Pensé: «¡Qué raro!, no querrá rodar, se habrá jubilado…». Pero no, estaba muy malito. Por eso puse al final esa dedicatoria. Que Dios le bendiga, seguro que tiene al Cielo entero con una sonrisa.

Los Rodríguez y el Más Allá es muy kitsch, sí. Pero te explico. Yo no puedo competir con los efectos visuales de Hollywood -y eso que teníamos El Ranchito, la compañía más importante de efectos especiales-, pero si mi planeta es un desastre, entonces juego con el humor, con el perdón de la gente. Todo es una especie de broma. De ahí que la presidenta de Maktub lleve ese iPhone gigante.

Los Rodríguez y el Más Allá, de Paco Arango

C. A./ En Los Rodríguez y el Más Allá hay referencias a Regreso al futuro, también a películas futuristas de los años 50 -el set de la base espacial es espectacular-, incluso a La invención de Hugo con el mecanismo de la nevera.

P. A./ Lo de la nevera es un guiño a Hugo, que me encantó, también a los años 50… Espero que a Javier Fernández, el director de arte, le den el Goya. Ha sido nominado tres o cuatro veces y esta vez lo que ha hecho espero que lo valoren porque es maravilloso. Hemos guardado el set completo para la segunda parte porque es espectacular. Me alegra que lo digas. La pistola… ¡cómo me captó! Luego se junta mi humor con su arte. Por ejemplo cuando Rossy de Palma dice: «De vez en cuando se juntan estos dos mundos…». Y sale el tío de detrás y coloca un puente, o la explosión posterior y la niña que dice: «¡Qué cutre!».

C. A./ María Blanco, finalista de Master Chef, es un descubrimiento para el cine.

P. A./ Yo a María la tenía muda, hasta que la vi actuar en Los Rodríguez y el Más Allá y dije: ¿de dónde salió esta señorita? Y la puse a hablar. Me hizo muchísima gracia que le gustara el ministro de Hacienda. La verdad es que he disfrutado haciendo esta película. Lo he pasado muy mal dando a luz pero ahora la veo y digo: ¡qué buena onda!

C. A./ En efectos visuales han tenido a El Ranchito, el mejor equipo que se puede tener.

P. A./ Maravilloso. La posproducción es muy compleja, es de locos. Lo que me llevó a escoger los súper poderes es que fueran factibles en pantalla, que hubiera coherencia entre lo visual y lo que podíamos financiar. Había cosas que se leían muy bien y que luego no se pueden llevar a la práctica, por ejemplo, traspasar la pared.  Trabajé mucho con El Ranchito en este sentido. Y me ahorré algo de dinero porque, por ejemplo, la niña tiene la fuerza bruta y eso es un poder bastante fácil.

Lo de la cabeza de Edu Soto quedaba mal, lo intentamos 27 veces, y al final fuimos a lo más fácil. El sentido de los súper poderes es que yo soy muy niño. Con Alec, en Lo que de verdad importa, me preguntó: «Si yo tuviera el don de curar y no quisiera, ¿qué tipo de persona sería?». Y así surgió la historia. Y en Maktub no hay super poderes pero meto la fábula. Rosa María Sardá es ese ángel un poco arisco… En la historia que he contado en el submarino no sabes si están muertos…

Dios quiera que en Navidad estemos aún viendo Los Rodríguez y el Más Allá. Entonces sacaremos una pasta e iremos a por la continuación. Porque Los Rodríguez y el Más Allá II ya tiene la historia y el guion, pero no lo escribo porque me rompe el corazón pensar que no pueda ver la luz. Si sale bien, el 7 de noviembre estaré escribiendo.

Entrevista Paco Arango. FilaSiete

C. A./ ¿Cómo ha sido el trabajo con los actores? ¿Qué respuesta hubo a su propuesta?

P. A./ Cuando escribes el guion tienes un elenco en la cabeza: Rafa Nadal, Federer… Luego lo consigues y es increíble. Entonces te das cuenta de que un actor es como tú, y el mito se convierte en colega. Hicimos una química maravillosa en set, se tomaron la libertad de pasárselo muy bien. Geraldine Chaplin, por ejemplo… soy muy fan de su padre. He visto sus películas veinte mil veces. Hay quien es de Ronaldo y quien es de Messi. Yo soy de Charles Chaplin. Había muchas cosas de su hija en que yo lo veía reflejado. Así que cuando aceptó estaba feliz. Me pellizcaba y decía: «No me lo creo, ¡estoy con Geraldine!».

Rossy fue un lujazo. Santiago Segura hizo encajes de bolillos para estar porque en ese momento rodaba Master Chef. Edu Soto, que es muy querido en España -un paralelo a lo que ocurre con Paz Padilla-, también respondió encantado. Espero que todo el mundo descubra en la mexicana Mariana Treviño una actriz increíble. Ayer le mandé un vídeo de la gente comentando sobre su papel y no me creía. Le dije: «Mariana, no te conoce nadie pero no sabes lo que te quieren».

Óscar Casas, el guaperas rompecorazones, se prestó de antagonista. A Sara Jiménez -que es de lo mejor que tiene España en interpretación- cuando la veía con el móvil pensé: «Me ha tocado la típica adolescente despistada». Pues no falló una toma en Los Rodríguez y el Más Allá y eso es inaudito en un actor o actriz. Macarena Gómez y Antonio Velázquez estuvieron estupendos también. Todos: Arón Piper -de pequeño, el hijo de Peretti en Maktub-; Enrique Villén, con quien he hecho ya dos series y dos películas y con quien seguiré trabajando si él quiere, etc. Es como si te dejan entrenar a la selección española. Goles vas a meter.

Desde el principio concebí que Tomás Pozzi fuera Félix, pero tuve que pedir permiso para que en la peli le llamaran «enano». El representante me decía: «¡Pero es que no es enano!». Y yo: «¡Que ya lo sé, joé!». Los niños… Hitchcock dijo: «No hagas películas ni con niños ni con perros». Pues yo la he hecho con los dos. El perro es mío y está fantástico. Lleva dos películas, no tiene ego ni cobra, no sabe que es famoso. La historia de amor de los dos perros es como hablarles a los adultos sin que los pequeños lo sepan. La primera incursión de este tipo de humor en el cine fue la de Shrek cuando la princesa pega ese alto de soprano… y explota el pajarito [risas].

C. A./ En la película abundan las referencias a Maktub (el planeta gemelo) y a Aladina (que aparece como una universidad). Los personajes hablan maktubiano con acento español, argentino, mexicano indistintamente. ¿Estamos ante un universo Arango?

P. A./ Eso espero. Mi intención es hacer un cine de magia donde te puedas evadir. Hago cine para entretener. Ojalá pudiera hacer las pelis que tengo en la cabeza. Tengo una idea de un submarino, es una historia de Navidad que si tuviera la forma de hacerla sin arruinarme la haría. Y mi gran proyecto, mi catedral, se llama Once por ciento, la escribí con Ron Bass -el guionista que ganó un Oscar por Rain man-. Es una historia que ocurre en Nueva York, es en inglés. Estuve a punto de hacerla con actores conocidos, pero al final no pude recaudar el dinero suficiente y en parte porque la gente decía: ¿quién demonios es Paco Arango? Entonces no sabían ni pronunciar mi nombre. Ahora poco a poco voy abriéndome camino.

«Intentan convencernos de que hay muchos idiomas pero en realidad hay uno sólo: el del corazón»

Los Rodríguez y el Más Allá hace muchos guiños a Latinoamérica porque se estrena en México (en mil cines) y España con un día de diferencia. Hay mucho de estrategia. Omar Chaparro y Mariana Treviño son muy queridos en México. Ustedes no lo sabrán pero la canción que suena, Mi chica de humo, es como la Chica yeyé de aquí. También a EE.UU., donde se estrenará en Navidad en digital, con la referencia a Trump a propósito de la extradición.

Lo del habla que dices es muy divertido. Intentan convencernos de que hay muchos idiomas pero en realidad hay uno sólo: el del corazón.

C. A./ Hablemos de inversiones y recaudación. ¿Cuánto espera sacarle a la película?

P. A./ Lo que de verdad importa fue de locos al ser la primera película benéfica en la historia del cine. Obtuvo más de tres millones de euros y fue número uno en ocho países, desbancando blockbusters. La gente acudió en masa porque querían ayudar. Los Rodríguez y el Más Allá no puede ser cien por cien benéfica porque me entierran, pero -Dios lo quiera- sueño con un resultado como el de Campeones y en la pasta gansa que podría entregar a los niños con cáncer. Tres millones de euros para ellos. ¡Imagínate! Es mi motivación, los niños. Si tuviera que elegir, bajo pistola, cine o niños, dejaría el cine, por mucho que me guste, y me dedicaría a ellos. Me debo a ellos. Estoy en una misión, y a ver cuánto tiempo me dan para cumplirla.

Juan Pedro Delgado/ ¿De dónde surge esa motivación, esa fuerza que tiene?

P. A./ Arrancó en 2001. Me abrumaba pensar que yo tenía mucha suerte en la vida. Mi cuerpo es un embudo -porque yo pienso que tenemos un alma-. Y digo: ¿por qué me tocó un embudo que está bien? Familia sana, económicamente solvente… ¿Por qué hay gente que nace en guerras, niños con hambre, sin agua? Y digo: «El día que yo me muera mi cuenta es impagable… A mí me crujen». Así que pedí ayuda para donar mi tiempo, que es lo más valioso que tenemos. Alguien escogió por mí y me dijo: «Empiezas en el Hospital Niño Jesús con niños con cáncer». Entré un miércoles y a los meses estaba yendo todos los días, cosa que no ha cambiado en 19 años. Me absorbió, me dio muchísima rabia ver aquello, me sentí muy eficaz contrarrestando los daños emocionales del cáncer.

A día de hoy, existen 305 trasplantes gracias a una película. Tiene que haber más idiotas como yo, más soñadores

Soy muy niñero, empecé a hacer cosas que nunca había hecho y al final dije: «Esto me tiene que sobrevivir, creé la fundación, y en 2008 se me ocurrió hacer la primera película. Conocí a Antonio, el chaval de Maktub. Le dije: «Quiero hacer una película para contar lo hermoso que es esto, quiero que sea un cuento de Navidad, y que sea tu historia, con tus canciones», porque era rapero. Le encantó. Mientras yo hacía el guion, él me hacía peticiones: «Tengo que salir con mi novia, no puedo ser el pringado calvo; tiene que salir mi compañero de cuarto, etc». E hice una historia muy bella pero nunca le conté a Antonio que en esa película tenía que fallecer, que tenía que contar ese aspecto en una fábula. Lamentablemente Antonio falleció. Todo lo que yo escribí acabó ocurriendo. Pero él y yo nos dimos la mano y me dijo: «Si va bien, tú usas el dinero para hacer el mejor centro de trasplantes de España». En 2013 nació el Centro Maktub y, a día de hoy, día existen 305 trasplantes de médula ósea gracias a una película. Eso es un golpe en la mesa. Tiene que haber más idiotas como yo, más soñadores porque se puede hacer mucho bien.

C. A./ Estamos en Sevilla y ahora, en cuanto acabemos la entrevista, se va al hospital Virgen del Rocío a ver la planta de Oncohematología Pediátrica que la Fundación Aladina está remodelando.

P. A./ Es un proyecto precioso. Hemos rehecho la planta de oncología. Un hospital es un ser vivo que necesita un lavado de imagen importante. Y hemos hecho un centro donde los padres tengan acogimiento al lado de un patio. Con frecuencia nos olvidamos de los padres. Ellos son el ejército de los niños. Si están bien, el niño sale para adelante. Aladina cuida mucho de los padres… y de las enfermeras. Tenemos una bendición en España con las enfermeras. Es muy duro trabajar en esto y más en oncología pediátrica donde se pierden tantos niños.

Entrevista Paco Arango. FilaSiete

C. A./ Suele decir que ante la muerte de un niño hay que llorar solo ocho segundos. ¿Por qué?

P. A./ Porque no hay tiempo. Es como si estamos en una trinchera atrapados en la guerra. Digo: «Llora ocho segundos pero luego ponte a disparar. Ahora lo que toca es luchar. Ya más adelante veremos qué pasa». Es una frase que me salió del alma en un momento dado y ahora la usamos todos. Aunque la verdad es que lloramos mucho más.

Los Rodríguez y el Más Allá es un homenaje a las familias de los niños con cáncer, una forma de decirles: deja los problemas, ríete, pásalo bien

C. A./ En Los Rodríguez y el Más Allá sigue habiendo mucha magia pero la historia es más loca, menos centrada en la enfermedad. ¿Ha querido dirigirla a los niños enfermos y a sus familias?

P. A./ Exactamente. Los Rodríguez y el Más Allá es un homenaje a esas familias. Una forma de decirles: «Deja tu vida, pásalo bien con tus hijos, ríete de cosas que ellos no entienden pero tú sí. Te regalo dos horas para evadirte de los problemas».

J. P. D./ ¿Qué hay en la cabeza y en el corazón de Arango y qué será lo próximo? 

P. A./ Si reviento la taquilla hago Los Rodríguez y el Más Allá II ‘echando leches’ porque los niños crecen y tengo una historia loquísima. Rossy de Palma tiene mucho protagonismo, vuela como las chinas karatekas pero se estrella contra la pared. Luego, lo que me permitan hacer. Once por ciento sería un lujazo. Y si no lo consigo, haré comedia para pegarle a la taquilla. Tengo cinco proyectos en la mesa y tres de ellos están escritos. Me he pasado mucho más tiempo intentando hacer cine que haciendo cine. Mi fantasía es que alguien me diga: «Paco, quiero que hagamos tus tres próximas películas».

C. A./ Pero tiene benefactores que se han vinculado al proyecto…

P. A./ Sí, cómo no, pero se suman a la promoción, esa vertiente es tan importante como la película. Por ejemplo, yo utilizo dinero de TVE para promocionar Los Rodríguez y el Más Allá, invierto ese dinero. Yo tengo mis propios negocios ajenos al cine, en acciones y tecnología que, gracias a Dios, por ser muy techie y muy autónomo, aposté en compañías que hoy son un hito. He tenido visión para poder hacer lo que estoy haciendo. Por ejemplo, antes de que falleciera Steve Jobs le escribí una carta y le di las gracias por Apple. Yo metí todo mi dinero en su compañía cuando tenía 24 años. Mi padre me dejó de hablar en aquel momento. Por eso en las películas siempre introduzco detalles de Apple, por ejemplo aquí en la habitación del chico hay una foto de Jobs -que me costó una pasta, por cierto-, porque gracias a ese dinero yo fundé Aladina. Cuando das, recibes.

«Mi fantasía es que alguien me diga: ‘Paco, quiero que hagamos tus tres próximas películas»

J. P. D./ Se mueve muy bien en la comedia, la fábula, el cuento, la fantasía. ¿Le gustaría hacer otro tipo de cine?

P. A./ Muchísimo, pero no puedo. Tengo una historia preciosa de seis mujeres, ya tengo hasta el casting. Pero si yo hago eso, ¿cómo lo hago benéfico? No es una película para niños… ¿Cómo voy a sacar a los niños de mis películas, de mi audiencia? Si algún día soy tan importante que me lo puedo permitir, me encantaría. Pero el cine que yo veo muchas veces no tiene nada que ver con el que hago. Y me apasiona. Pero tengo que ser coherente: mis películas son como hijos.

J. P. D./ Una última cuestión general, cree que el cine en plataformas, visto en casa, ¿puede afectar a la experiencia del cine en gran pantalla?

P. A./ Seguro. Lo que va a ocurrir es que se limiten mucho las películas. O tienes una gran película o una gran excusa para llevar a la gente al cine o buena suerte. Pero el cine es precioso. Es como si me preguntas hace tiempo si al aparecer el CD iba a desaparecer el vinilo. Pues lamentablemente vamos a ver cine en casa pero, bueno, luego Avengers rompe récords, cuando una película funciona, funciona de verdad. Es una forma de unir a la gente en una sala a oscuras. Va a seguir ocurriendo pero va a haber una transformación.

Cristina Abad, Juan Pedro Delgado

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