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Entrevista a Stefan Ruzowitzky, director de Los falsificadores

Los falsificadores

Entrevista a Stefan Ruzowitzky, director de Los falsificadores

Entrevista a Stefan Ruzowitzky: «Todas mis películas siempre han contado con jóvenes héroes que entran en un nuevo mundo lleno de idealismo, pero se ven forzados por la maldad en éste a reconsiderar su concepto de vida»

La cinta nos plantea una pregunta muy actual: ¿Es posible disfrutar de nuestras vidas acomodadas a la vista de todo el sufrimiento existente en el mundo?

2008/03/14

Entrevista a Stefan Ruzowitzky |  Sr. Ruzowitzky, todas sus películas anteriores tienen una cosa en común: son muy diferentes. Los falsificadores es también completamente diferente de sus predecesoras.
A primera vista puede parecerlo, pero en realidad sigo centrándome en mi tema favorito: el idealismo. De Tempo a Los herederos (The Inheritors) y Anatomía, todas mis películas siempre han contado con jóvenes héroes que entran en un nuevo mundo lleno de idealismo, pero se ven forzados por la maldad en éste a reconsiderar su concepto de vida. Los falsificadores adopta un punto de vista diferente. Nunca antes había podido abordar la tensión entre idealismo y pragmatismo dentro de un marco de existencia tan dramático.

¿Cómo surgió la idea de Los falsificadores? ¿Cuál es el origen de este largometraje?
En este caso, realmente, se podría decir que el tema me estaba buscando a mí: dos productoras sin conexión alguna entre sí me lo ofrecieron en el espacio de dos semanas. ¡Era claramente una señal del destino!

¿Cómo fue, o es, su contacto con Adolf Burger?
Para mí, el momento más emotivo fue sin lugar a dudas cuando Burger y Plappler, los últimos supervivientes, estaban en el rodaje y pensé: Dios mío, lo que estamos haciendo no es sólo una película, es la historia, algo que realmente sucedió, y estos dos hombres tuvieron que sufrir esta terrible experiencia.

En el desplazamiento hasta el set de rodaje, los dos nonagenarios habían estado discutiendo sobre si el Kommandant de las S.S. en el taller de falsificación fue un asesino o un salvador. Yo pensaba para mí mismo: ¡eso es exactamente el quid de esta película!

¿Cómo describiría la situación en la que se encontraban los falsificadores?
En mi opinión, está relacionada de forma esencial con las cuestiones universales más actuales. Y por eso es por lo que yo estaba fascinado con el tema: ¿es posible jugar al ping pong en un campo de concentración mientras a pocos metros de distancia hay personas que están siendo torturadas hasta la muerte? Es algo que no se diferencia demasiado de otra cuestión: ¿es posible disfrutar de unas vacaciones con todo incluido en un lugar donde hay personas muriendo de hambre muy cerca de allí? ¿Es posible disfrutar de nuestras vidas acomodadas a la vista de todo el sufrimiento existente en el mundo?

Los falsificadores no busca la culpabilidad en la conciencia de los espectadores. Narra su historia de una manera muy emocionante, casi al estilo de una película de aventuras. ¿Tuvo alguna reserva a la hora de retratar un tema como éste de esa manera?
Para el público actual un enojado «¡Así es como fue!» ya no es suficiente. Debemos hablar sobre el Holocausto y tenemos la obligación moral de hacerlo de forma que llegue al mayor número posible de espectadores. Así que sí, un largometraje sobre el Holocausto debería ser emocionante y entretenido, en el mejor sentido de la palabra. Y Los falsificadores también es una película entretenida.

No obstante, también me gustaría decir que nunca me habría atrevido a plasmar el horror diario de un campo de concentración «normal».

¿Por qué su largometraje termina de una forma tan conciliadora? ¿Se trata de una concesión a los gustos del público?
Está claro que Burger y Sorowitsch, junto a todos los supervivientes de los campos de concentración, tendrán que vivir con esta dolorosa experiencia el resto de sus vidas, haciéndose la pregunta de por qué ellos sobrevivieron y tantos otros tuvieron que morir, y si no pudieron, o no debieron, haber hecho más. Como director, no tengo derecho a reprochar al héroe de mi película, Sorowitsch, que sobreviviera a la vida en un campo de concentración durante seis años, eso sería cuando menos inmoral. Por eso el largometraje debe arreglárselas con un final feliz.

¿Está especialmente interesado en la época nazi?
Si vives en un país como Austria, donde los partidos populares de derechas FPÖ y BZÖ, con su intolerable proximidad a la ideología nazi, continuamente obtienen cerca del 20% de los votos e incluso se les permite participar en el gobierno del país, algo igualmente intolerable, sencillamente sentirás de vez en cuando la urgente necesidad de afrontar ese tema

Fuente: Wanda Visión

 

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