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Entrevista a Mike Leigh, director de Another Year

El realizador británico afirma que «Another Year tiene relación con el hecho de que he cumplido 67 años«.

¿Cuál fue el punto de partida para Another Year?

Mike Leigh / Es una pregunta sin respuesta. Ésta es una película sobre muchas cosas. Al final intentar cuantificar sobre qué va la historia es muy difícil. Por supuesto es sobre la vida pero decir eso, aparte de no ayudar mucho, podría sonar pretencioso. El hecho es que mis películas no son, y ésta tampoco, la clase de películas de las que puedes decir cuál es la idea detrás. Sin embargo, sería cierto decir que la película tiene relación con el hecho de que he cumplido 67 años. Así que es una cinta que nace por la preocupación sobre la vida que sigue adelante y cómo lo manejamos.


Dado que Happy: un cuento sobre la felicidad era sobre treintañeros, esto constituye un interesante contraste…

M. L. / Sí, lo cierto es que pensé en hacer una con gente de mi edad.

¿Por qué?

Tengo muchos amigos, y algunos tienen la mitad de años que yo. No soy una persona anclada en mi mundo de viejos. Incluso salgo con mis hijos. Tengo una muy buena relación con ellos. Están en los ventimuchos o primeros treinta. Mucho de eso tiene eco en la película con Tom, Gerry y Joe. Pero a veces hago cosas con amigos mayores y eso me devuelve a los sesentones. Pensé que tenía que tratar eso un poco. De hecho la película no es sólo sobre eso, hay algo en la mezcla.

Es raro ver una relación tan positiva entre padres e hijos en pantalla.

M. L. / Puede que sea verdad, pero lo cierto es que lo que me interesa es mostrar a todo tipo de gente, y eso incluye gente que está bien y gente que no.

¿Es Tom un alter ego tuyo?

M. L. / Me encantaría pensarlo. Puede que un poco, no sé. Es un buen tipo. Pero claro, él no trabaja en este negocio, es fácil para él. Sólo se tiene que preocupar de las rocas, la tierra y los túneles. No tiene que hacer películas, algo mucho más difícil que exige mucho. Así que bien por él.

¿Es el héroe de la película?

M. L. / No, es el personaje central, pero no es un héroe. Yo no hago héroes. Creo que estas personas se unieron siendo muy jóvenes, y han encontrado lo que necesitan el uno en el otro. Han creado un mundo confortable donde pueden ser sinceros. Algunas personas son buenas creando estructuras que hacen la vida fácil, mientras que otros, muchos de nosotros, hemos creado inevitablemente estructuras que hacen de la vida y las relaciones algo difícil. Algunos son capaces, por las cosas que les motivan y les preocupan, de crear el mundo que les funciona, pero eso es algo que no todos tenemos la habilidad de crear.

¿Cómo explicas el equilibrio entre Tom y Gerry?

M. L. / En conjunto, están en paz consigo mismos. Están centrados y juntos. Tienen salud, física y espiritual. Por tanto hay armonía en su relación. Pero también tienen problemas. Uno de ellos es Mary. Es obvio en la película de dónde viene el dolor.

La película empieza con Imelda Staunton. ¿Crees que hay otra película con ese personaje?

M. L. / No, aunque la verdad objetiva es que hay una película sobre todo el mundo. De hecho, su importancia, la de esa mujer, es vital para toda la película. Es un prólogo emocional, establece la agenda de la historia. Te va preparando para Mary. Además no vuelve porque no va a volver, no quiere hacer terapia, no quiere interferencias.

¿Qué puede contar sobre el trabajo de Peter? Es una de sus mejores películas contigo.

M. L. / Creo que todas sus interpretaciones han sido fantásticas. Todos son grandes intérpretes y soy un privilegiado por trabajar con gente tan inteligente, creativa y original y que, por encima de todo, son actores. Realmente fabrican personajes. Peter Wight es un actor increíblemente emocional, que transmite. Es una persona muy filosófica, y añade eso de forma implícita a su trabajo. Es fantástico, pero todos lo son.

¿Cuál es tu interés al retratar gente de clase media?

M. L. / Bueno, no es algo en lo que piense. Vengo de ese mundo, clase media-baja y obrera. Muy ocasionalmente me he metido en el mundo de la clase alta, pero no es algo que haya vivido. Mi hábitat natural es la clase media-baja. Para mí como director, puesto que no hago películas autobiográficas en sentido estricto, mi responsabilidad es mirar al mundo y hablar sobre él. En esta película el hermano es muy de clase obrera, de la que obviamente Tom procede, y por su acento puedes decir lo mismo de Gerry. Pero han ascendido un poco de la manera correcta y viven cómodamente. Todo lo que hago es, como dijo Shakespeare, sostener un espejo frente a la naturaleza. Ése es el mundo en que vivimos.

¿Qué importancia tiene el humor en tu trabajo?

M. L. / Es importante, pero no de manera consciente. Los problemas de los personajes son importantes. Hay humor y ocurre de manera natural, porque la vida es trágica y es cómica. La vida es profunda y ridícula, triste y alegre, es así. La gente me pregunta como decido cuando algo debe ser gracioso, y no lo decido, no puedes ser gracioso sin subrayar la realidad, igual que no puedes tener tragedia sin chistes.

¿Qué buscabas visualmente con la película?

M. L. / Buscaba lo que ves. Por enésima vez he trabajado con Dick Pope, un gran director de fotografía. Es fantástico, y hemos trabajado juntos durante 20 años. Cada estación se relaciona visualmente con la otra y son partes de un todo. Cada una se relaciona con lo que está ocurriendo dramáticamente.

¿Cuántas tomas utilizas en el set?

M. L. / Depende. A veces una o dos. Pero también es cuestión a veces de que pase un avión volando, o de que ladre un perro, o de que la cafetera no funcione. Y también a veces, si me parece que se puede sacar otra cosa, repito la toma. Si está funcionando, una o dos tomas valen.

Este reparto parece el grupo de actores con el que más has trabajado. ¿Existe alguna razón?

M. L. / La hubo. Tuvimos luz verde para hacer la película y teníamos que movernos muy rápido. Normalmente tengo un periodo largo de audiciones, pero esta vez no, así que me pareció una buena oportunidad para trabajar con gente en la que sé que puedo confiar. Así que nos pusimos a trabajar más rápido de lo que hacemos normalmente.

¿Pero no te parecía al mismo tiempo como trabajar con un grupo de viejos amigos?

M. L. / Sí, pero siempre es así. Leslie y yo es la novena película que hacemos juntos. Es una exploración en curso. Lo importante de trabajar con un actor con quien ya lo he hecho antes es que existe un pacto para no repetir lo que ya hemos hecho antes.

¿Qué importancia tuvo llevar la película a Cannes?

M. L. / Lo primero, hablando por mí, no se trata del premio. Cuando nos dieron la Palma de Oro por Secretos y mentiras fue de gran ayuda, pero no se trata de eso. Los festivales de cine, y Cannes no es menos, son para celebrar el cine. Estamos en el show-business. Hacemos películas para el público. Así que tener un evento en el que se reúnen directores, actores, público y periodistas es algo muy bueno. Se centra todo en el mundo del cine. Lo bueno de Cannes es que es a prueba de Hollywood. Los chicos de Hollywood pueden venir, poner sus pósters, anunciar sus lanzamientos para Navidad, pero no pueden comprar el festival. Es un evento europeo que mira al mundo. Lo que me encanta es que un director desconocido de un país del tercer mundo puede concursar y ganar la Palma de Oro. De eso se trata. Yo hago películas para el público, no para mí. Las hago con un gran grupo de gente. Compartimos la experiencia, eso es lo que cuenta.

¿Alguna vez piensas en el público de televisión?

M. L. / Naturalmente pienso en el público, porque es una película, y la hacemos para la gran pantalla, pensamos en el público de cine. Pero de vez en cuando decimos, oye, ¿y cómo quedará esto en DVD? En algunas tomas. Durante algunos años sólo hice películas para televisión. En términos de público, era británico, gente que vería la película una vez un lunes a las nueve y media de la noche. Cuando empecé a hacer cine cambiaron algunas decisiones en relación a lo visual puesto que trabajas para la gran pantalla. Pero tienes que tener en mente su vida en televisión y DVD. Lo peor es que ahora la gente ya ve películas en sus ordenadores y teléfonos.

¿Podrías hablar sobre la escena final de la película y cómo llegó ese momento valiente?

M. L. / Es la clase de toma que no hago mucho y quería explorarlo de manera muy fluida. Parecía natural un «¿Y Mary?». Es un final con pregunta. Te deja para que lo pienses y lo ponderes.

Algunos lo han visto como algo muy positivo…

M. L. / Es muy muy complejo, y queda a tu criterio. Todo el mundo lo verá de una forma distinta.

Fuente: Vértigo

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