Xavier Legrand

· Xavier Legrand: «Todos hemos sido niños, todos hemos tenido padres, todos hemos vivido alguna situación dolorosa, aunque no tanto como la descrita en el filme»

Martes por la mañana, primer día de auténtica primavera. Silvia, Manuel y yo estamos en una terracita, por primera vez en varias semanas se puede estar agradablemente sentados al sol, dentro de unos minutos se reunirá con nosotros Xavier Legrand, actor francés que ha venido a presentar Custodia compartida, su primera película como director, miento, su primer largometraje, hace cinco años realizó un corto que llamó la atención, fue candidato al Oscar. Aparece sonriente, está contento -tiene motivos para estarlo, ha realizado una gran película- y se siente cómodo entre nosotros. Nos turnamos y nos completamos bastante bien.

Silvia abre el fuego, primero le felicita por la realización, luego:

Quería preguntarte si fue un rodaje lineal y, en ese caso, cómo manejaste las emociones de los actores porque, en fin, la situación es muy dura.

Xavier Legrand/ Sí, rodamos en orden cronológico, en primer lugar para facilitar el trabajo a Thomas Gioria -para quien no conoce todavía la historia hay que aclarar que es un niño-, que interpreta a Julien; a medida que avanza la historia él adquiere protagonismo y era necesario que se fuera familiarizando con el equipo; también es cierto que esta película lo permitía porque no hay muchos decorados. Así que en cuanto comenzamos a trabajar nos decidimos por esta solución.

Manuel comenta que había visto la película hace unos meses, en el festival de San Sebastián, y que poco antes había recibido una llamada y le habían comentado la necesidad de que alguien rodara una película de separaciones desde el punto de vista del niño. Le felicita por la oportunidad y por la película, y ataca: ¿Sentía la necesidad de hacer esta película desde el punto de vista de los niños, que son siempre los olvidados?

Xavier nos hace reír, declara que no, la llamada de San Sebastián no fue cosa suya, sería una simple coincidencia; y sí, «quería mostrar el punto de vista del niño porque los niños son las víctimas olvidadas en estos conflictos. Se cree que los niños están al abrigo de la violencia doméstica, se habla de violencia conyugal, de una agresión de un hombre a una mujer, pero en cuanto comencé a estudiar el tema descubrí que también hay niños asesinados en estos conflictos. En 2016 murieron 126 mujeres y 35 niños. Me parece importante hablar de ello y también me parece importante adoptar el punto de vista del niño, es un elemento que permite acercarse al espectador: todos hemos sido niños, todos hemos tenido padres, todos hemos vivido alguna situación dolorosa, aunque no tanto como la descrita en el filme».

Custodia compartidaMe toca, me interesa la interpretación de Denis Ménochet, es un auténtico camaleón, su papel es complejo, pasa del amor al odio en un instante, es dulce y encantador en un momento y se convierte en un animal al instante siguiente, y siempre quejándose como si fuera la víctima. ¿Cómo ha sido el trabajo de y con Ménochet?

En cuanto empieza a responder me da la impresión de que no me ha entendido bien, tal vez ha oído tantas veces una misma pregunta que responde a aquella, en realidad desborda mi pregunta y salgo ganando: su pregunta contiene la respuesta, este tipo de personas se creen víctimas, ellos son las víctimas, ellos niegan la violencia; son violentos pero son, en primer lugar, manipuladores; utilizan la máscara del afecto, de la piedad, del terror, para conseguir sus fines. «Eso lo he comprobado asistiendo a encuentros (terapéuticos) de violentos. Hemos hecho que Denis pase por todos esos estados, y decidimos que a lo largo de toda la película debía jugar a ser víctima», aclara Legrand.

Silvia returns:

Tu película es muy sobria, cuenta una situación tremenda, pero sin recrearse en nada morboso. ¿Cómo trabajaste la dicotomía intensidad por un lado sin excesos, sin recrearse en ello?

X. L./ Es un tema que me planteé al comienzo del todo, cuando estaba escribiendo el guion. No debía hacer ninguna concesión, había que entrar de lleno en la materia desde el principio y, como se dice en francés, «d’être al os», es decir, quitar la grasa, lo superfluo. Nada de fantasías ni de sentimentalismo, había que ir a lo esencial, y hay muchos aspectos técnicos que lo favorecen; en el fondo estamos en un thriller, pero no uno de Hollywood, montaje sostenido, música anticipadora, etc., sino uno que utiliza lo cotidiano, los ruidos y los sucesos sencillos de la vida cotidiana. Miren, una mujer me contó una anécdota inspiradora, «cuando mi marido llegaba por la noche, por la manera de meter la llave en la cerradura sabía si iba a haber bronca o no». Las mujeres que sufren estas situaciones están aterrorizadas con los sucesos de todos los días porque el peligro puede llegar en cualquier momento. Esa es la esencia de la película.

Turno de Manuel:

Sí, la película es un thriller que al final se convierte en una de terror. ¿Cómo rodó ese final tan complicado?

X. L./ Hace un momento mencioné que técnicamente no hemos seguido los trucos del género. Lo rodamos en tiempo real. Primero toda la escena desde el punto de vista del padre: el pasillo de la casa, le seguimos, entra en el piso, etc., hasta que lo detienen. Fueron dos días. Me quedé con todo el sonido. Después pasamos al interior del apartamento y pusimos el sonido en directo para que lo oyeran la mujer y su hijo; el actor que hacía de policía también estaba en el plató y estaba al teléfono con la madre y ella lleva un pinganillo. En esta ocasión también nos quedamos con el sonido. Luego mezclé las dos escenas y luego rodé la escena del policía que trabajaba con el sonido grabado durante los dos primeros rodajes.

Mi turno, en esta ocasión:

La película tiene mucho de documental y por ello al principio resulta algo desconcertante, no sabemos con que carta quedarnos, quién es el bueno y quién es el malo; pero de repente se produce un cambio y uno de los personajes se transforma en el gran lobo feroz, es casi maniqueo. La transformación, ¿es real? ¿es exagerada? ¿o se trataría del punto de vista del niño que ve a su padre como un monstruo?

X. L./ Creo que es real, no creo que la película bascule hacia el maniqueísmo, porque no me interesaba contar la historia de un monstruo sino la de un hombre, uno que está enfermo de celos, claro está. Cuando uno está en el despacho de un juez es difícil saber la verdad, he estado en sesiones de conciliación y es difícil resumir 17 años de matrimonio en 20 minutos, especialmente si ha habido violencia, se callan muchas cosas, las callan las dos partes. Pero, como has dicho, después de que esa patología se manifieste cada espectador tiene su guía de lectura, hay quienes lo descubren de inmediato, otros tardan más, eso es lo interesante. Recuerdas cuando él dice «he cambiado, he cambiado»; pues he encontrado a espectadores que se lo han planteado, «tal vez ha cambiado», y eso que lo hemos visto justo antes en el coche… pero eso se olvida, y eso es interesante.

Custodia compartida
Custodia compartida

Silvia: Es la primera película de Thomas Gioria. ¿Cómo has trabajado con el niño para que no se traumatizara?

X. L./ Lo he acompañado mucho, en definitiva se trata de confianza. Él quiere ser actor, yo lo soy y creo que podemos dar lo mejor de nosotros cuando trabajamos en confianza, y eso es lo que he hecho con él y con los otros, dándoles confort y seguridad. Claro, no podía denunciar la violencia utilizando la violencia, yo no iba a exigirle cosas que no me quisiera dar, y eso lo ha entendido. Por ejemplo, lo que conté sobre la última escena: él sabía que no había nadie tras la puerta, que no habría disparos de verdad y al sentirse seguro se ha abandonado a la escena con su compañera de rodaje.

Manuel: El público le habrá dicho casi siempre que su película está muy bien, pero, ¿ha habido alguna reacción negativa o enfadada?

X. L./ «Oui», algunas no eran negativa en el sentido de decirme que la película es una birria, o si se lo parece no me lo dicen; pero sí que me he encontrado quien ha dicho -me cuesta oírlo- «al final ella se lo ha buscado, le ha llevado al límite», y no solo hombres, sino también mujeres, afortunadamente es raro, pero ocurre.

Fernando: Me ha llamado mucho la atención la escena familiar de la fiesta de cumpleaños de la hija mayor, me parece que es compleja, hay muchísimos elementos, hay que decir muchas cosas pero no exagerar ninguna, hay un encuentro de la hija con su padre en medio de tanta gente que no quiere verle y que él no quiere ver, resulta difícil.

X. L./ Difícil de escribir, y es una escena central y toma un partido mucho más radical que el resto de la cinta. Además es la única escena de la película que tiene música, y funciona. Yo quería que el espectador se implicara en esta fiesta; como en todas las fiestas es difícil oírse, hay que gritarse a la oreja, me pareció que era un detalle interesante que había que utilizar. Para escribirla bastó visualizar cómo sucederían las cosas, más difícil fue repetir con 60 figurantes ya que es un plano secuencia y es fundamental que cada cosa suceda en el momento adecuado por cuestión de ritmo. Lo más curioso es que hasta tres días antes de rodar no sabíamos si podíamos utilizar la música técno Bailar, por esas cuestiones de derechos, y tuve que organizar la escena en tres días, viendo la sala con los cascos puestos repitiendo los movimientos de la cámara en función de la melodía y la acción.

Esta película se basa en ese cortometraje que rodó hace unos años, ¿es muy distinta de él? ¿Ha habido un gran desarrollo?

X. L./ Sí, no se trata de una continuación. El proyecto original era realizar tres cortos, una trilogía, tres situaciones distintas con los mismos personajes. Pero al terminar el primero me di cuenta de que era más interesante unir las tres historias en uno solo. Al final pude hacerlo, pero desde luego no ha sido un «vaya, he hecho un corto, ahora puedo hacer un largo». Ha sido un proceso distinto.

Silvia: Después de ver la película comentamos que nos parecía una obra madura, pausada, ¿qué sientes cuando te dicen esto? No es la primera vez que te alaban.

X. L./ [Risas] Me siento muy bien y muy honrado, y más viniendo de críticos que veis mucho cine y me inspira confianza para continuar en la misma línea y no cambiar.

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