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Gabriel Nesci, director de Días de vinilo

Una pausada conversación con el director argentino que encandiló al público y a la crítica en el Festival Málaga 2013

Gabriel Nesci

 Gabriel Nesci: «Como espectador prefiero la comedia sutil, la que no acude a recursos fáciles como los insultos o la escatología»

Días de vinilo es un homenaje a la música y al cine que moldea nuestras vidas. ¿Esa era tu intención?

Absolutamente. Somos aquello que escuchamos. Y creo que una gran parte de nuestras personalidades se forja gracias a nuestras influencias cinematográficas y musicales. En mi caso, la música y las películas que se mencionan en Días de Vinilo, son aquellas que me han formado. Cada canción que suena en el film tiene un significado especial para mí, y sé que hay toda una generación (o más) que pueden decir lo mismo de intérpretes como Queen, Beatles, Rod Stewart, Morrissey, Marvin Gaye, INXS, Phil Collins, entre otros.

Muchas veces la comedia se convierte en territorio de humor fácil y chistes recurrentes. En «Días de vinilo» se agradece un estilo más ingenioso. Supongo que no será fácil lograr que los diálogos no caigan en lugares comunes. 


 

Amo la comedia, la consumo y la estudio. Y generalmente prefiero, como espectador, la comedia un poco más sutil, la que no acude a recursos fáciles como los insultos o la escatología para hacer reír. No condeno esos recursos, pero a la hora de escribir me atrae más el desafío de no subestimar al espectador, buscando procedimientos cómicos un poco más sutiles. Los diálogos son un punto especial. Les dedico muchísimo tiempo a escribirlos, pulirlos, a corregir puntos y comas, a ensayar primero conmigo mismo y luego con los actores, las cadencias de cada frase, la musicalidad y las inflexiones necesarias para obtener el efecto buscado.

¿Qué comedias crees que le han influido más en este sentido? ¿Considera que tu película bebe de la comedia clásica norteamericana?

Hay influencias de varios rincones del planeta. De la comedia norteamericana, Woody Allen merece mi máxima admiración y devoción. Manhattan es mi film favorito de todos los tiempos, y hay algunos homenajes en Días de Vinilo. Woody es un verdadero genio, y el hecho de que siga estrenando una película por año es un hecho para celebrar. Billy Wilder es otro autor con una trayectoria descomunal. Me encanta el humor británico, los Monty Python son a la comedia lo que los Beatles son a la música. Y hay grandes autores de comedia en el cine español. Me encanta Álex De La Iglesia, desde sus inicios. Tuve la posibilidad de acercarle una copia de Días de Vinilo en el Festival de Málaga, y cuando hace unos días lo crucé en Buenos Aires y me dijo que le había gustado mucho, fue profundamente gratificante.

Dicen que es más fácil hacer llorar que hacer reír, contar una historia trágica o pesimista que una vitalista y alegre.

Es cierto que hacer reír es la tarea más difícil. Porque el procedimiento cómico debe tener un efecto, que es la risa, y si este resultado no ocurre, la comedia habrá fracasado. Es tan simple como eso. Con el drama, todo es más subjetivo. Entramos en el terreno puro de la subjetividad, de la singularidad de cada espectador. Cada persona puede emocionarse con cosas distintas, dependiendo de sus vivencias, sus identificaciones. El drama apela a las emociones, y la comedia es un mecanismo absolutamente mental. Su complejidad es un desafío que me atrae infinitamente.

 «Días de vinilo» es nostálgica pero luminosa ¿Temías ser algo edulcorado? ¿Cómo se gradúa en un guión el nivel de optimismo?

Era un riesgo caer en lo edulcorado. De hecho, es un asunto sobre el que reflexiona el personaje del guionista, que dice que por culpa de todas las canciones de amor que escuchó en su vida, su película había resultado algo cursi. Y es una cornisa sobre la que se camina todo el tiempo. Hay un recurso que me gusta utilizar. En el momento en el que las cosas se ponen excesivamente sentimentales, intento colocar un gag. Es el efecto “comic relief”, o alivio cómico: en ese momento en el que estamos con un nudo en la garganta, la aparición de un gag se festeja el doble, nos hace aliviar la tensión acumulada, es una risa catártica que reemplaza el llanto.

Son frecuentes en la película los procesos reducidos, los planos en los que vemos un salto en el tiempo, un cambio de un personaje ¿Cómo trabajas la puesta en escena de la película y el uso del color?

Todas las decisiones están al servicio de la historia, nada es arbitrario. La elección de cada valor de plano, de cada lente, e incluso del arte, el vestuario y la paleta de colores, está relacionada con la caracterización de los personajes, y especialmente con su singularización. Cada uno de los personajes tiene un universo, una gama de colores, un vestuario particular, un estilo musical predilecto. También hay decisiones estéticas relacionadas a los saltos en el tiempo: por ejemplo, cada vez que vamos al pasado, se usan lentes de tipo gran angular, que generan una sensación diferente.

 

¿El personaje de Gastón Paul tiene algo de autobiográfico?

Los cuatro personajes protagónicos tienen elementos muy personales, y a la vez, ninguno me representa por completo. Todo lo que escribimos, lo escribimos desde uno mismo, es inevitable. Por más que se trate de un personaje absolutamente distante a lo que uno cree de sí mismo. Les adjudiqué a los cuatro personajes ciertos elementos de mi personalidad, ciertas vivencias, ciertas experiencias. Con el personaje de Gastón tengo en común la profesión de director y guionista, pero puedo identificarme de igual manera con cada uno de ellos. El personaje de Facundo sueña con dedicarse a componer música, y eso me toca muy de cerca, de hecho la música es una de las facetas más importantes de mi vida, y hasta me permití componer algunas canciones para la película Días de Vinilo y para mi serie Todos Contra Juan. El personaje de Luciano trabaja en la radio, medio en el cual trabajé mucho tiempo. Y si bien nunca tuve una banda tributo, sí comparto con Marcelo su pasión por los Beatles y la música de esa época. Algo similar se puede decir sobre las relaciones de pareja de cada uno. En todos esos vínculos hay algún elemento de alguna relación que viví alguna vez.

Leonardo Sbaraglia tiene un papel muy divertido ¿Te has encontrado alguna vez con una estrella así? 

La verdad que sí. Lo que ha logrado Leonardo en sus escenas es genial, pudo dar con el tono exacto de comedia que necesitaba el personaje. Él encarna a una versión muy distorsionada de sí mismo, y logra reírse de ciertos lugares comunes en los que pueden caer varios artistas, al sumarse a un proyecto, pero al mismo tiempo con la intención de adaptarlo por completo según sus ambiciones personales. Y si bien sus intervenciones pueden sonar algo disparatadas, no distan demasiado de los pedidos que alguna vez pude haber recibido de más de una figura.

Has hecho cine y televisión ¿con qué te quedas de cada medio, que es lo que más te gusta de cada uno?

El cine me ha permitido la posibilidad de darle el tiempo necesario a cada parte del proceso, y de ser indulgente con los detalles, algo que es muy gratificante. Cada pequeño asunto está tratado con muchísima dedicación y atención. La música, la elección de las canciones, el diseño de la banda sonora, el trabajo con los actores… todo es premeditado, pensado. La televisión no permite estos tiempos, todo es más inmediato. Pero por otro lado, te da la revancha de volver a intentarlo de vuelta en el próximo episodio, la próxima semana. Esto ofrece la chance de experimentar un poco más, de explorar distintas cuestiones relacionadas al género, al guión, a la estética, que uno no se permitiría en el cine, que es un formato más definitivo. Eso me dejó mi experiencia como guionista y director de la serie Todos Contra Juan. De todos modos, el cine, con su lenguaje único y su trascendencia, es el ámbito en el que me siento más realizado.

Actualmente estoy trabajando en los dos medios: estoy escribiendo y dirigiendo una nueva serie de televisión y ya terminé el guión de mi próximo film, que rodaré a mediados del año que comienza. Tanto la serie como la película pertenecen al género de la comedia, donde quiero seguir indagando.

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