Yann Demange, director de ‘71
· Yann Demange, director de ‘71: «No vivimos en un mundo en blanco y negro, que tiene perfectamente delimitadas las líneas del bien y del mal»
Nos encontramos en un pasillo y me dice «hola, soy Yann», pero todavía no me toca hablar con él, tengo que esperar, unos minutos. Más adelante creo que me toca y él parece alegrarse de verme, pero cuando ya me he sentado, me informan de que todavía hay otra persona antes. Cuando por fin me toca, me piden que deje que unos cuantos colegas le hagan unas fotos, él dice riendo: «Fernando, están jugando contigo». Finalmente, podemos hablar, se ha hecho tarde y no me entretengo hablando del fondo de la historia sino de la factura de la película. Vamos al grano.
¿Cómo consiguió este guion? Quiero decir, después de unas series de televisión nos encontramos con una opera prima de este calibre. ¿Fue la suerte? ¿Fue…?
Yann Demange / Bueno, de alguna manera cada película tiene un componente de suerte, pero especialmente la primera es una especie de… bueno, ya sabes, que llevo tiempo trabajando en televisión y había tenido la suerte de tener varias ofertas de rodar, pero no había encontrado ninguna que me gustara desarrollar de verdad. Y me encontré con que me enviaron ésta, y conecté con ella. Y quise hacerlo. Y el tipo de colaboración no era el de un «director contratado». El guion se estaba desarrollando, el escritor y los productores querían un socio con quien trabajar; en ese sentido eran muy generosos, y cuando les expliqué cómo veía la película, ellos conectaron. Trabajamos juntos para hacerlo.
Es decir, que el director no se ha limitado a dirigir a los actores, has participado en el desarrollo de la historia.
Y. D./ Correcto.
¿Cómo ha transmitido esa sensación de miedo, locura, odio por todas partes, y al mismo tiempo encontrar gente buena en los lugares más insospechados?
Y. D./ Bueno, cuando me embarqué ya había una serie de cosas que estaban en el proyecto y que trabajamos, especialmente ese sentido de humanidad en el guión, al igual que capturar lo que se encuentra en las películas de guerra: el conflicto, la pérdida de vidas, de vidas jóvenes, chicos que crecen en el corazón del conflicto. Una de las cosas con las que conecté fue la de humanizar la historia. No vivimos en un mundo en blanco y negro, que tiene perfectamente delimitadas las líneas del bien y del mal. Creo que era importante humanizar a todo el mundo.
[Antes de la entrevista, Demange me había comentado que le cansaba que le preguntaran quiénes eran los buenos y los malos] Vale, pero, ¿cómo lo hace? Hay gente que lo intenta y no lo logra.
Y. D./ Me preguntas por algo que no se puede cuantificar, te puedo contar unos cuantos pasos de mi trabajo, y eso sigue sin responder a tu pregunta… El «cómo» tiene que ver con el guión, con mi equipo, con el casting… es todo el mundo y a veces cobra vida, puede ser una combinación afortunada, todos queríamos hacer la misma película, transmitir lo mismo.
Veamos el casting, todos están magníficos… ¿Tenía al protagonista en la cabeza desde el principio?
Y. D./ A Jack [O’Connell] sí, a él lo quería desde el principio, conocía su trabajo, era la referencia para todos. Me preguntaba si no sería demasiado mayor para el papel, había visto fotos suyas y era un hombre con la musculatura totalmente desarrollada. Y el papel había sido escrito para alguien de diecisiete años. Claramente quería a alguien que todavía no fuese un hombre (adulto). Eso era importante. Pero cuando me encontré con Jack, e hizo las pruebas, me di cuenta de que era vulnerable. Era duro, independiente, pero también era vulnerable, podía reflejar a quien busca y decide qué clase de hombre quiere ser.
¿Qué me puede contar del sonido? Hay mucho miedo en la oscuridad construido con sonidos, y hay muy pocos diálogos.
Y. D./ El trabajo con el sonido es siempre muy importante. Quería hacer una película que hiciera experimentar lo que siente el protagonista, con todos los sentidos y no solo visualmente, que el sonido tuviera una cualidad impresionista y que la película, en general, transcendiera el realismo. El sonido es otro lenguaje que ayude a la experiencia de estar ahí. Trabajé con Paul Davies el diseño de sonido, y también la música con David Holmes. ¡Qué emoción provocan las diferentes canciones!
A veces en una producción de época hay detalles que suenan a falso y no es convincente. En este caso no es así.
Y. D./ Ah, el departamento de arte. Hay dos cosas en películas de época que me matan, las pelucas y el diseño. Con las pelucas hay que tener mucho cuidado. Y yo elegí a alguien que trabaja de maravilla, Emma Scott.
El diseñador de producción, Chris Oddy, trabaja en series, en publicidad. Tiene una experiencia acumulada prodigiosa y se preocupa por todos los detalles, no solo por la gran imagen, sino por cada pequeño detalle, asegurándose de que todo es correcto, eso me encanta. Y él diseña un mundo en el que se puede creer, y eso es pedir mucho con este presupuesto. A veces hay dinero para rodar un solo plano, este muro, pero no podría hacer este movimiento. Por ejemplo, me pregunta: «todo el mundo está en su sitio, ¿qué quieres grabar?». Y yo digo: «¡Todo!». Y él se ponía malo [risas]. Fue increíble, y lo hizo sin salirse del presupuesto.
Sí, pienso que hay cosas pequeñas que te pueden sacar de la película, por ejemplo los figurantes al fondo. En las producciones históricas, aunque lo que importe sea el primer plano, si hay alguien mal puesto al fondo te sales de la película. Hay que tener cuidado para no romper el hechizo.
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