Encadenados (1946), de Alfred Hitchcock (parte 6): Balance de la película

Las escenas entre Bergman y Rains supusieron un problema: ella era más alta que él, lo que obligó al actor a caminar con calzas en muchas escenas.

El momento más hitchcockiano de todo el filme es el encuentro de Ali­cia con Devlin en el banco de un parque. Ella ha conseguido en po­cos días su primera misión: entrar en relación con Sebastian y ha­cer que se interese por ella para luego sustraerle información. Pe­ro ha sucedido algo inesperado y tiene que contárselo a Devlin. En el banco, sin mirarle para no evidenciar que mantienen una con­versación, Alicia suelta un dato definitivo: «Quiere casarse conmi­go».

Años más tarde señalaría Hitchcock: «Me serví de un diálogo muy corriente, expresado con sencillez, pero la manera en que la es­cena está concebida contradice esa sencillez. En el encuadre solo hay dos personas, Cary Grant e Ingrid Bergman, y toda la escena está basada en esa idea: ‘Quiere casarse conmigo’. Podría pensar­se que ahí empezaría una intriga sentimental: ¿se casará Ingrid con Claude Rains? Pues bien, ese no es el caso, pues la respuesta a esa pregunta no tiene ningún interés para la audiencia». En efecto, el público sabe que ambos se casarán; la tensión de la escena no está en esa intriga, sino en lo que pasará entre los dos espías, pues esa inesperada propuesta altera por completo la relación que los dos protagonistas tratan en vano de ocultarse a sí mismos. La profe­sionalidad de Devlin le lleva a dar su aprobación a esa propues­ta de matrimonio, que resulta tan útil para su país y tan dolo­rosa para su alma. A partir de entonces se muestra áspero y distan­te con ella, tanto que Alicia llega a pensar que él ya no la quiere. En cambio, «Alex aparece lleno de simpatía para el público -seña­laba Hitchcock-, porque ha sido víctima de la confianza en Ali­cia, y también porque está enamorado de ella de manera más profun­da que el propio Devlin«.

Como elemento anecdótico, cabe señalar que las escenas entre In­grid Bergman y Claude Rains supusieron un inconveniente aña­dido: ella era bastante más alta que él, lo que obligó al actor a ca­minar en muchas escenas subido a unas calzas que no entraban en el plano.

Datos económicos

En febrero de 1946 terminó la producción. En poco tiempo estuvo lista la edición y la banda sonora, y la R.K.O. pudo hacer un estreno casi inmediato. Para una producción re­lativamente modesta, los beneficios fueron más que satisfactorios: dos millones de dólares, divididos a medias entre Selznick y la R.K.O.

En comparación con la anterior película de Hitchcock (Recuerda, 1945), que había sido producida con un equipo artístico parecido, Encadenados alcanzó un notable éxito económico, pues con un pre­supuesto menor consiguió más beneficios que aquélla. Por otra par­te, si contrastamos los salarios de una y otra cinta, veremos que se consolida la atención a las estrellas y la estratificación de las nó­minas: Cary Grant cobró 550.000 dólares, frente a los 300.000 co­brados por Gregory Peck en el filme anterior; y permanecieron es­tables los salarios de Ingrid Bergman (unos 200.000 dólares en am­bas cintas) y Ben Hecht (69.000 dólares). Por otro lado, aumen­tó también la nómina de Hitchcock en su doble tarea de director y productor: 339.000 dólares en esta película, mientras que la vez an­terior, solo como director, percibió 159.000. En su papel de productor, y al margen de los beneficios de taquilla, Selznick ingresó 50.000 dólares.

Para este magnate del Séptimo Arte hubiera sido más que suficien­te una modesta mención en los títulos. Él había sugerido una re­ferencia en letra pequeña de este estilo: «La participación de Al­fred Hitchcock e Ingrid Bergman, así como el guion, se deben a un entendimiento con David O. Selznick«. Pero esto no fue posible por oposición de la United Artists, que distribuyó el filme. Con to­do, una versión que circula en vídeo se abre con el texto «A Selz­nick Release». Y, ciertamente, no hay duda de que Encade­na­dos tam­bién es un film de Selznick: fue él quien tuvo la primera idea del argumento, quien cerró el paquete GrantBergmanHitch­cockHecht y quien estimuló la creatividad de los guionistas. Sin su participación la película nunca hubiera tenido esa fuerte orientación al melodrama romántico, seña de identidad de quien produjo Lo que el viento se llevó y Duelo bajo el sol.

Encadenados (1946), de Alfred Hitchcock (parte 1)

Encadenados (1946), de Alfred Hitchcock (parte 2)

Encadenados (1946), de Alfred Hitchcock (parte 3)

Encadenados (1946), de Alfred Hitchcock (parte 4)

Encadenados (1946), de Alfred Hitchcock (parte 5)

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