Sonrisas y lágrimas (1965), de Robert Wise (parte 2): Una historia «de cine»

· En 1932 un revés de fortuna les dejó casi en bancarrota, y los Trapp deciden entonces convertir su hobby musical en una profesión: constituyen un coro con todos los miembros de la familia.

No todo en el filme ocurrió como en la realidad. En la película María fue contratada para ocuparse de los sie­te hijos del barón, pero en la realidad fue solo para cui­dar a una de sus hijas, que se llamaba también Ma­ría. La esposa del capitán había muerto de fiebre escarlata y la niña había sido afectada por el virus.

Aunque la pequeña María había sobrevivido, su corazón se encontraba muy frágil para asistir a la escue­la, y la novicia hizo las veces de maestra y de niñera. Muy pronto los demás hermanos la tomaron como ma­dre por su cariño y ternura. Y en pocos meses Georg y Ma­ría descubrieron que estaban enamorados. La novi­cia consultó brevemente con las superioras, que dieron su consentimiento para el enlace. La boda tuvo lugar el 26 de noviembre de 1927. Ella tenía 22 años y su ma­rido 47.

Pronto llegarían dos hijas más y la familia numerosa vi­vió feliz durante años. En 1932 un revés de fortuna les dejó casi en bancarrota, y los Trapp deciden entonces convertir su hobby musical en una profesión: constituyen un coro con todos los miembros de la familia. De­butan en agosto de 1936 en el festival de Salzburgo; in­terpretan a capella un repertorio compuesto por música de los siglos XVI y XVIII, y el éxito les desborda. En muy poco tiempo se hacen famosos: viajan por to­da Europa y por América. Sin embargo, en 1938 la bo­ta nazi cae sobre Austria y una incómoda invitación com­promete el deseo de los Trapp de no mezclarse con el nuevo régimen: Adolf Hitler no solo quiere que el co­ro familiar cante el día de su cumpleaños, sino que ofre­ce al barón un puesto de comandancia en el Ejérci­to.

Sonrisas y lágrimas, de Robert Wise
Sonrisas y lágrimas, de Robert Wise

Escapando de los nazis

Los Trapp deciden huir. Pe­ro, debido a su fama, tienen que hacerlo de forma ocul­ta y repentina, por lo que no pueden llevarse casi nin­guna de sus pertenencias. Además, María estaba em­barazada. Una noche salen de su casa y cruzan sigi­lo­samente la frontera que separa Austria de Italia, y de allí prosiguen después camino hasta los Estados Uni­dos. Al poco de llegar, nace en 1939 el último vástago, Jo­hannes, con lo que la familia alcanza los diez hi­jos.

Para sobrevivir, deciden revitalizar el coro de anta­ño: The Trapp Family Singers. En 1942 se afincan en Sto­we, Vermont, y por segunda vez alcanzan la fama. El capitán muere en 1947, cuando los von Trapp son ya muy populares en América como cantantes de músi­ca folk austriaca. De nuevo hacen giras por todo el mun­do, y llegan a cantar en Australia y también en su tierra natal, donde ya nadie les recuerda.

En 1956, los siete hijos del capitán, que empezaron a cantar en 1936, son ya personas adultas, y cada uno tie­ne su propia vida, así que deciden disolver el coro. Ma­ría retoma entonces sus antiguas inquietudes y se va de misionera con sus tres hijos menores a Nueva Gui­nea. Años más tarde, vuelve a Stowe, donde amplía el negocio familiar y lo convierte en un hotel y una es­tación de esquí: el Trapp Family Lodge, que actualmente regenta el benjamín de la familia, Johannes. Ma­ría von Trapp trabajó allí hasta que falleció, en 1987, a los 82 años de edad. Está enterrada en Stowe, en el cementerio familiar, junto a su marido.

Del libro a la película

Después de rechazar en 1950 la primera oferta de Hollywood, María repensó su decisión. Animada por sus hijos, accedió a que su li­bro fuera llevado a la pantalla cuando en 1955 una pro­ductora alemana volvió a interesarse por su historia y le ofreció 9.000 dólares en efectivo y en el acto.

En los años siguientes, la productora hizo dos películas con ese argumento: Die Trapp Familie (La familia Trapp) en 1956, y Die Trapp Familie in Amerika (La familia Trapp en América) en 1958. Ambos guiones fueron escritos por Herbert Reinecker y dirigidos por Wolf­gang Liebeneiner. En el papel del padre actuó Hans Holt, y María fue interpretada por Ruth Leuwerik. Años más tarde, la productora fundió las dos pe­lículas en una, pero ninguna de estas tres versiones lle­gó jamás a los Estados Unidos.

Sin embargo, había llegado la hora de Robert Wise. Eso fue en 1959…

Sonrisas y lágrimas (1965), de Robert Wise (parte 1)

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