80 Aniversario de Fantasía de Disney: música, cine y vanguardia
· Fantasía de Disney: El proyecto tuvo su origen fundamentalmente en la bajada de popularidad de Mickey. El pato Donald estaba ganando las preferencias del público, desplazando al icónico ratón.
Después de Blancanieves y Pinocho, el tercer largometraje de Disney fue el más experimental y controvertido, Fantasía. Se estrenó el 13 de noviembre de 1940 en el Broadway Theater de Nueva York. Mientras, estaban en producción Dumbo (1941) y Bambi (1942), «con las que el estudio creó cinco obras maestras que redefinieron el arte de la animación y sus posibilidades (…) a menudo emuladas, pero nunca superadas». Así de rotundo se expresa John Canemaker, uno de los mayores expertos en animación. Es un periodo de vértigo creativo para Walt Disney: «Fantasía se hizo en una época en la que creíamos que debíamos explorar cosas nuevas. Nos sentíamos los responsables del género de la animación y pensábamos que podríamos ir más allá de las tiras cómicas, que podríamos hacer algo emocionante, entretenido y bello con la música, las imágenes y el color. Así que lo intentamos».
El proyecto Fantasía de Disney tuvo su origen en dos circunstancias. La primera fue la bajada de popularidad de Mickey. El pato Donald estaba ganando las preferencias del público, desplazando al icónico ratón. Por este motivo, Disney le daba vueltas a un corto en el que Mickey sería protagonista y recobraría notoriedad. Lo harían al estilo de las Silly Simphonies, un nuevo tipo de corto animado con una integración distinta de imagen y sonido. Si a partir de 1928, con Steamboat Willie’s, en las aventuras animadas de Mickey la música debía adaptarse a la acción, con las Silly Simphonies se amplía la importancia de la música. No solo se trataba de ilustrar películas con canciones, sino de combinar la música y la animación dándoles la misma importancia para proporcionar una experiencia nueva.
La historia y la música elegidas fueron El aprendiz de brujo, un viejo tema que Goethe había empleado como base para el poema Der Zauberlehrling, a partir del cual el músico francés Paul Dukas compuso L’Apprenti-Sorcier en 1897. Disney compró los derechos en julio de 1937 y puso a trabajar en el guión a Perce Pearce. La duración de la película sería de nueve minutos, llegando a costar la producción 125.000 dólares, cuatro veces más que un corto normal. Estaba claro que no podría venderse como un producto convencional, que tendrían que idear algo para compensar los desorbitados gastos.
La segunda circunstancia que hizo posible Fantasía se dio cuando coincidieron en el restaurante Chasen de Beverly Hills, Disney y Leopold Stokowski. El compositor ruso era muy conocido en Holywood por la interpretación que hacía de piezas clásicas, convirtiéndolas en apoteosis sonoras. Director de la Philadelphia Orchestra, componía también bandas sonoras. En este encuentro, en el que mostraron mutua admiración por sus trabajos, Walt, que deseaba prestigiar el gran regreso de Mickey, tuvo la oportunidad de hablarle de El aprendiz de brujo y pedirle que dirigiera la música. La coincidencia no pudo ser más afortunada, porque al parecer Oskar Fischinger, un artista alemán de la vanguardia cinematográfica, ya le había propuesto al director de orquesta que participara en una animación de la Tocata y fuga de Bach que quería filmar.
Las distintas piezas en la película necesitaban algún nexo para darle coherencia al largometraje. La solución la encontraron en Dems Taylor, popular experto en música que presentaba las emisiones de radio desde el Metropolitan Ópera. Sería la voz en off que dialoga con el espectador presentando las distintas piezas.
El proceso de selección de los temas musicales fue arduo, tanto que incluso algunos de ellos ya animados, como el Claro de luna de Debussy, fueron eliminados del montaje definitivo.
Finalmente, la película se dividió en siete partes principales. La primera era una introducción que culminaba con un arreglo de la Tocata y fuga en re menor de Bach, dirigida por la orquesta de Stokowski; después venían extractos de la Suite de El cascanueces de Tchaikovsky; luego, El aprendiz de brujo, seguido de La consagración de la primavera de Stravinski. La quinta pieza fue la Sinfonía número seis de Beethoven, la Pastoral. Después, La danza de las horas, de la ópera La Gioconda de Amilcare Ponchielli, y en el tramo final se combinaron Una noche en el Monte Pelado de Mussorgsky con el Ave María de Schubert.
Walt tuvo contacto con creadores de vanguardia en distintos momentos de su carrera. Uno de ellos fue el director de cine ruso Serguéi Eisenstein. Este era fan de Walt Disney. Afirmaba que era el único director en los Estados Unidos que utilizaba el sonido adecuadamente. De hecho en 1930 visitó Hollywood y a Disney, que le enseñó el estudio regalándole una tira original de cómic protagonizada por Mickey con la dedicatoria «a mi amigo Eisenstein«.
Fantasía fue también la oportunidad de experimentar con el sonido, llevándolo a otro nivel. Inventaron un nuevo sistema de sonido que llamaron Fantasound. Consistía en grabar la música con varios micrófonos y reproducirla en igual número de altavoces, creando un efecto estereofónico.
«Creo que hago películas para el gran público y no para unos pocos privilegiados. Eso fue así en el caso de Fantasía. Los puristas del mundo musical fruncieron el ceño al verla. Algunos de los críticos dijeron: ¿Por qué Disney tiene que ponerle imágenes a la música? ¿No podemos escuchar la música e imaginar nosotros las imágenes?
Pero hubo una gran parte del público que, al ver las imágenes de Fantasía, se familiarizó con la música clásica y les ayudó a interesarse en otros clásicos. Creo que la película contribuyó a la iniciación de mucha gente, que despertó su interés. Pero no llueve a gusto de todos».
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