Código desconocido: Cine sólido con buen guión

Código desconocido | Me parece que la obra de Michael Haneke empezó a ser conocida en España a partir de su truculenta Funny Games (1997), y no demasiado conocida, pues esta película duró en cartel -no sé por qué razón, quizá porque su sádica violencia era casi insoportable-, al menos en Madrid, poco tiempo.

Su primera película (Haneke nació en 1942) es de 1989: Séptimo continente. Su segundo film es de 1992: El vídeo de Benny, que quizá fuera también conocida por parte del público español.

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Pero el hecho es que Haneke trabaja para televisión ininterrumpidamente desde 1967, y desde 1970 como realizador independiente. También como director de teatro en las principales ciudades de Alemania (Aunque es de nacionalidad austriaca, nació en Munich). Junto a todos estos créditos, cabe añadir otros no pequeños: ha estudiado filosofía y psicología, aunque no precise su curriculum hasta qué punto estudió…

Funny Games fue presentada en la sección oficial a competición en el 50 Festival de Cannes, y aunque no obtuviera ningún premio, no pasó inadvertida, produjo verdadero espanto y horror en los espectadores, y una aureola de violencia extremadamente morbosa que le valió ser proyectada en todas las ciudades de Europa. Ahora, año 2001, ha vuelto a ser aceptado en el Festival de Cannes, sección oficial a competición, con su film La pianista, que, si creemos -y les creemos- a los críticos allí presentes, supera en horror a la ya hórrida Funny Games. Parece, pues, que sus estudios de psicología le han llevado a interesarse por lo patológico y en su extremo más anormal.

Tal vez con un planteamiento filosófico más sereno cabe situar Código desconocido. También a competición en la sección oficial del 53 Festival de Cannes, año 2000. Antes de hacer esta crítica he leído ya muchos comentarios sobre la película. Y en todos se coincide en decir que es una historia de vidas cruzadas, no en vano el subtítulo del film es: «Relato incompleto de diversos viajes». Otra coincidencia en todos los comentarios leídos es hacer una referencia, y sólo referencia, al azar: como si estos viajes incompletos de vidas incompletas -unas nueve- se cruzaran por azar…

Pero si se tratara de azar no se hablaría de un código. Aunque desconocido, se habla de un código por el que o según el que se cruzan estas vidas…

Código desconocido no produce el malestar insufrible de ver cómo se tortura a una persona amordazada con un cuchillo… u otra de las muchas maneras sádicas que ofrece Funny Games, pero sí produce otro malestar, el moral. La desazón moral por ver la falta de solidaridad de todas esas vidas que se cruzan, que se rozan casi sin detenerse, el tiempo justo para hacerse daño, con el egoísmo preciso para menospreciarse u ofenderse u olvidarse. Cabría decir: el egoísmo universal desconoce el código universal de la fraternidad humana. Porque ese retrato de costumbres, de vidas que se cruzan, que se golpean y ofenden, es un retrato de hoy, en ciudades de hoy, con gentes actuales, iguales a tantas otras gentes: un estudiante que, al paso, ofende a una mendiga; se inicia una pelea; con el estudiante se cruza en plena calle, con prisa, su cuñada, que es una prometedora actriz, que a su vez vive un matrimonio (¿o noviazgo?) sin amor con el hermano mayor del estudiante. Ambos hermanos desatienden a su padre viudo… Etcétera, etcétera.

Es un cine sólido, no de entretenimiento. Con un guión, como se puede suponer, muy bien hilvanado. Escenas vivas, secuencias firmes…, presencias humanas muy reales. Una especie de sociología ¿filosófica? en imágenes que, si se quiere ver así, cala más hondo que los hurgadores cuchillos ensangrentados de Funny Games o de la inminente y sórdida La pianista

Ficha Técnica

  • Fotografía: Jürgen Jürges
  • Montaje: Andreas Prochaska, Karine Hartusch, Nedine Muse
  • Vestuario: Françoise Clavel
  • País: Austria
  • Año: 2001
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