Crónicas de Navidad

Papá Noel al rescate

· Conviene aclarar que Crónicas de Navidad pertenece a un género que por aquí no trabajamos, las historias de Papá Noel, género inagurado por De ilusión también se vive (1947).

Los primeros minutos son unas grabaciones domésticas de las navidades de los últimos años en casa de la familia Pierce, nos presentan a la recién nacida Kate, a su hermano mayor y a sus padres. Entonces llegamos a las navidades de 2018 y las cosas no van bien: Kate es una repipi de diez años, Teddy es un adolescente enfadado, y ya no es trigo limpio, los dos están siempre a la gresca; su madre, viuda desde hace unos meses, les obliga a pasar juntos la nochebuena. Esa noche los hermanos se encontrarán a Papá Noel y vivirán una gran aventura para salvar la Navidad.

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Conviene aclarar que esta película pertenece a un género que por aquí no trabajamos, las historias navideñas de Papá Noel, género inagurado por De ilusión también se vive (1947), cuyos seguidores han ido a peor, llegando a las aventuras de la hija de Papá Noel salvando la Navidad. No cabe duda de que todas esas historias son amables y están llenas de buenas intenciones, y que suelen olvidar que la Navidad tiene que ver con el nacimiento de Jesucristo. En ese sentido, El Grinch dio una buena lección recordando que los regalos son el adorno, no lo esencial de la nochebuena.

Aclarado este punto, Crónicas de Navidad responde al canon esperado y está por encima de la media: familia con problemas e intervención de Santa, que incluye a la pareja estándar de hermanos mal avenidos, y aventuras nocturnas -plagadas de efectos especiales- que devuelven la fe en Santa y en la humanidad. Tiene esta película dos cartas a su favor; los norteamericanos esperan este producto, y esta vez Papá Noel sale del estereotipo -de hecho juega con él- gracias a Kurt Russell. Consigue este actor reírse del gordo dibujo de la Coca Cola y su insportable «jo jo jo», ser amable y generoso, y dar la impresión de inmensa fortaleza. Las mejores escenas son aquellas en las que le dan cancha en la calle, en un bar o en la cárcel. Desgraciadamente el canon exige que los niños, sobre todo ella, tengan cancha -produce Chris Colombus– y que aparezcan elfos, cartas a Papá Noel, etc. No lo hacen mal los críos, pero tienen un compañero demasiado grande; la voz del doblaje al castellano tampoco les favorece; no es que esté mal, sino que por aquí no hemos trabajado ese tipo de comedia.

Amable, positiva, muy infantil.