Inicio Críticas películas Custodia compartida

Custodia compartida

Xavier Legrand presenta con su opera prima una muestra del cine que duele y hace pensar sin manipular al espectador

Custodia compartida

Custodia compartida: Un cine que chilla sin gritar

· El jovencísimo actor Thomas Gioria hace una interpre­tación magnífica que modula el enorme peso dra­mático de Custodia compartida.

Es una de las películas del año. Así lo demuestra su pa­seo triunfal en los festivales de Venecia, Toronto, San Se­bastián y Chicago. En estos lugares ha logrado la difí­cil conquista del público y la crítica con una película que roza la perfección en el metraje, la interpretación y el guion.

Esta opera prima de Xavier Legrand es una muestra del cine que duele y hace pensar sin manipular al es­pec­ta­dor. La historia de esta familia joven y brutalmen­te en­frentada por la violencia del padre apenas tiene música y está trazada a base de leves detalles significativos, si­lencios, miradas e imprevisibles ataques de ira.


El jovencísimo actor Thomas Gioria hace una interpre­tación magnífica que modula el enorme peso dra­mático de la película. Las escenas en el coche con su pa­dre en las que intenta disimular, contener la tensión y las lá­gri­mas son sobrecogedoras. Es evidente que el di­rector ha logrado dar con un verdadero portento al que no ha du­dado en colocar en el centro neurálgico y emocional de la trama. «Thomas tiene tanto talento que me sentí co­mo si estuviera trabajando con un adulto: tiene un don natural. Tiene sensibilidad e intuición, entendió de in­mediato cosas que yo tardé años en compren­der. Como ac­tor, yo sé lo importante que es con­fiar en tu compañe­ro y seguir sus entradas. Cuando es­taba escribiendo el guion, me preguntaba cómo podría in­terpretar este papel un actor infantil. Pero en cuanto Léa comenzó a gri­tar y a llorar, él hizo lo mismo. Me que­dé pasmado».

La película recrea la crudeza del juicio, la utilización de los hijos como medios de información y comunicación, las dolorosas y permanentes separaciones, los cambios de vivienda y toda la inestabilidad afectiva y psicológica que tantas veces degenera en importantes conflictos. En pa­labras del director: «Cuando oímos hablar de este tipo de historias, pensamos que no nos concierne. Pero eso es un error, porque la violencia doméstica puede afectar a cualquiera. Esta película es un acto político; quería di­fundir que la violencia de este tipo puede suceder en cual­quier momento. En Francia, cada dos días y medio, mue­re una mujer a manos de su pareja. En la mayoría de los casos, la violencia estalla durante la separación o jus­to después, con los niños como testigos».

Custodia compartida pasa por varios géneros (drama ju­dicial, familiar, cine de terror, thriller policial) con una es­tructura dramática muy sencilla. Pocas localizaciones, ge­neralmente asfixiantes, tanto por el espacio re­ducido (el cuarto de baño que se utiliza como escondite, el coche que casi sirve de cárcel para «secuestrar» al hi­jo que no quiere volver a ver a su padre), como por el cli­ma de tensión que se genera en algunos momentos. Es un gran acierto mostrar cómo una comida familiar o una fies­ta de cumpleaños, momentos clásicos de la felicidad en familia, se pervierten hasta convertirse en verdaderas tragedias que se quedan grabadas en la memoria por cul­pa de una separación.

Esta película demuestra que el cine francés está recu­pe­rando el trono que había perdido en los últimos años. Pe­lículas tan variadas y sugerentes como Le files de Ioseph, Frantz, ¡Lumiere! Comienza la aventura, La fiesta de la vida o Un doctor en la campiña demuestran un nue­vo resurgir de los inventores del séptimo arte.

Ficha Técnica

  • Fotografía: Ben Davis
  • Montaje: Yorgos Lamprinos
  • Vestuario: Emilie Ferrenq
  • Duración: 92 min.
  • Público adecuado: +16 años
  • Distribuidora: Golem
  • Francia (Jusqu’à la garde), 2017
  • Estreno: 20.4.2018
Suscríbete a la revista FilaSiete

Salir de la versión móvil