El impostor: Falso, que te quiero falso

El impostor | Una de las grandes sorpresas de 2012 en los festivales de Sundance, Miami y San Sebastián. 

The New Yorker sigue siendo una fuente de inspiración fundamental en el actual mundo del cine. El artículo que David Grann escribió sobre un niño de 13 años desaparecido en el Medio Oeste americano y que misteriosamente apareció cuatro años después en Linares (Jaén, España), es la base de esta película recibida con entusiasmo en numerosos festivales de cine.

El clamor era merecido. El impostor es una de esas pe­lículas adictivas, contadas con ingenio, talento y rit­mo. De ésas a las que el boca-oreja sienta estupenda y merecidamente bien.

Se trata de una muestra más de cómo el falso documental sigue dando mucho juego no solo asociado al ci­ne de terror. Desde que, en 1983, Woody Allen lo uti­lizase en Zelig, una de sus películas más geniales, he­mos podido ver su ingeniosa evolución en filmes co­mo La verdadera historia del cine (1995), de Peter Jack­son, o la reciente Chronicle, y en series como Modern Family o The Office.

Con esta película, Bart Layton, especializado desde 2002 en el género documental, ganó recientemente el pre­mio Bafta al mejor debut británico.

Layton afirma que se basa en una historia real… y mu­chas son las dudas sobre la veracidad de lo que cuen­ta, ya que utiliza la dramatización y estilización pro­pias del falso documental.

Esta opción es muy acertada, ya que el protagonista es un maestro del engaño, un impostor que, siendo mo­reno y francés, se hace pasar por un desaparecido ni­ño rubio, americano y diez años menor.

No es la única vez que este polifacético personaje in­terpretó una identidad ficticia. Lo cuenta él mismo, en primera persona, con un descaro y una naturalidad asom­brosas. El protagonista Frédéric Bourdin hace una com­posición perfecta de la mentira humana en grado maquiavélico, consiguiendo el desconcierto e interés del espectador y en algún momento incluso la hilaridad, gracias a gestos y giros humorísticos muy sutiles y logrados.

La presencia real de este inquietante personaje y su diá­logo en plano contraplano con la -aún más inquietante- familia que le acoge acaba transformando la película en un thriller trepidante, con grandes dosis de sus­pense. Es éste uno de los elementos que suelen echar­se de menos en los documentales, un género que, con cierta frecuencia , adolece de gancho para atrapar al espectador medio.

No es el argumento el fuerte de El impostor. La histo­ria, siendo original, tiene elementos comunes con El intercambio (2008), de Eastwood, y con 15 días (2000), el falso documental del español Rodri­go Cortés, que tam­bién contaba la vida de un cara dura profesio­nal.

El fuerte de El impostor es una voz propia, un estilo muy conciso, una fascinante manera de narrar y un ma­nejo del suspense que hubiese entusiasmado al mismísimo Alfred Hitchcock.

Ficha Técnica

  • Fotografía: Lynda Halla. Erik Wilson 
  • Montaje: Andrew Hulme 
  • Música: Anne Nikitin 
  • Duración: 95 minutos 
  • Distribuidora: Avalon 
  • Publico adecuado: +16 años
  • Estreno en España: 10.5.2013

Reino Unido, The Imposter (2012) 

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