Amor y letras

Amor y letras: I believe in consequences

Amor y letras | La 2ª película de Radnor hace que venga a la cabeza aquello de contento, gracias, más, por favor. 

Josh Radnor, 38 años, director de la muy notable Happythankyoumoreplease, vuelve a escribir, dirigir e interpretar una comedia dramática de enorme interés. Que un autor se atreva a plantear -por segunda vez- cuestiones como las que Radnor aborda, y que lo haga del modo en que lo hace, es un verdadero regalo.

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El argumento y sus conflictos no son especialmente novedosos: Jesse, insatisfecho profesor universitario neoyorquino de 35 años, vuelve a su alma mater (Columbus, Ohio, la ciudad del propio Radnor) para un homenaje a un maestro que le marcó, y conoce a Elizabeth (Zibby), una joven universitaria que es lo que él fue hace 16 años. Pero la mirada de Radnor es cautivadora, las preguntas que se hace son interesantísimas y su empeño por no ser frívolo ni cínico, sencillamente emocionante y lleno de encanto.

Cuando podría limitarse a hacer el payaso y acumular situaciones cómicas y chistes más o menos ingeniosos, como han hecho muchos cineastas -incluido el peor Woody Allen-, Radnor se descuelga con una historia que, sin ser redonda, tiene hallazgos memorables. El nivel de escritura de diálogos y la experiencia de Radnor como actor veterano propician situaciones muy bien resueltas: divertidas y sugerentes, capaces de entretener mientras se siembran preguntas enjudiosas. Todo con jovialidad, sin pedantería, sin tonillo fabulador. Un ejemplo:

Zibby: Try not to over-think things, okay?
Jesse Fisher: Ah, you’re talking to the wrong guy.
Zibby: Well, look. We connect really well, don’t you think?
Jesse Fisher: We do, yeah. I just can’t figure out if it’s because you’re advanced, or because I’m stunted.
Zibby: It’s because I’m advanced.
Jesse Fisher: Maybe. But I’m also a little stunted.

Liberal Arts (titular en español Amor y letras es una necedad) cuenta con unas soberbias interpretaciones, el nivel de escritura es muy alto y hay secuencias brillantes (la que gira sobre el libro de la saga Crepúsculo, los episodios de las redacciones y lecturas de las cartas, la descripción de cómo Beethoven te cambia la vida…). Ciertamente, hay fallos de ritmo, a la película le cuesta arrancar y la estructura del guión tiene deficiencias (las tramas secundarias estorban y restan intensidad). El montaje es mejorable y hay alguna exageración innecesaria. Pero, la película funciona como un tiro, al menos para los que de algún modo tenemos relación con la universidad o la hemos tenido.

«Hay que tratar a las lenguas como a los campos; para volverlas fecundas, cuando ya no son nuevas, hay que removerlas desde lo más profundo», dejó escrito Joseph Joubert. Difícilmente se puede explicar mejor lo que ocurre con esta película hermosa, sincera, conmovedora.